lección dieciocho

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«Dedicado a:  @LarryIsLove_2202,  @cigarettesandlarry» 

—Eh, Harry, ¿seguimos en Londres? —pregunté confundido. Una gran mansión se elevaba frente a mí, con numerosas ventanas pintadas de un azul eléctrico. Tenía un inmenso patio, con el pasto recién cortado y de un verde impresionante. Había una gran distancia entre la entrada y la casa.

Y por primera vez, me sentí fuera de lugar.

Harry rió y cerró el auto, poniéndole el seguro. —Así es, ésta es la casa de mi madre.

Había oído que la casa de Harry era impresionante, pero no pensé que era para tanto...

Suspiré y sentí náuseas.

—Quiero irme a casa. —le dije, nervioso. Él lanzó una carcajada y acomodó mi flequillo correctamente. No quería quedarme tanto tiempo allí y de repente el trabajo de profesor particular se vio realmente lejano en mi futuro.

—Oye, ni siquiera has conocido a tu alumno. Es la primera entrevista, así que te pido que lo hagas muy bien, profesor Tomlinson —enarcó una ceja, divertido, y me estremecí cuando lo mencionó.

Harry saludó a un hombre mayor, que llevaba un traje y se inclinaba respetuosamente ante nosotros. Supongo que era el mayordomo. Otra vez mi cabeza dio vueltas.

—Buenas tardes, señor Styles. El joven Edward ya viene en camino. En cualquier momento estará con ustedes. —inclinó su cabeza y se retiró silenciosamente. 

Harry me hizo tomar asiento en la gran mesa de madera que estaba en el centro del living. La almohada que tenía en mi trasero era cómoda, pero no me sacaba los nervios ni por un momento. Senti un cosquilleo atrás de la nuca, ¿y si hacía las cosas mal? Me veré tan idiota en frente del hermano de Harry. No podría causar la primera impresión que yo quería, porque sabía que me iba a equivocar en algún momento. Harry estará allí mirando, lo cuál lo hace peor. Estaba tan nervioso. Mis manos sudaban demasiado, y traté de secarlas con mis pantalones, lo cual fue un acto en vano ya que el líquido volvía devuelta cuando mis pensamientos me atormentaban.

Sentí la gran y pesada mano de Harry en mi cabeza, acariciándola suavemente. —No te impacientes. Todo saldrá bien, ¿si? —sonreí tímidamente y asentí.

La puerta se abrió y giré mi cabeza para encontrarme con el doble de Harry pero más chico. Sus ojos eran encantadores, un color menta mezclado con diferentes verdes en ellos. A diferencia de Harry, tenía unos encantadores rulos chocolatosos muy definidos, iguales a los que él tenía en sus días de adolescencia —me había mostrado un albúm de él de chico, en los años que llevaba su esponjoso pelo igual al de su hermano, ¡era tan tierno!— por supuesto que ahora mi novio llevaba unos crespos largos, con sus puntas terminadas en pequeñas curvas y algunos rulos, pero ya casi no tenía demasiados. Edward era un poco regordete, pero tenía unos increíbles gemelos (supongo que practicaba fútbol u otro deporte). 

Se acercó y levantó una mano educadamente al frente mío, mirándome con una sonrisa.

—Un gusto, soy Edward —quise abrazarlo allí mismo, cuando infló sus mejillas notablemente sonrojadas, pero quedaría demasiado idiota.

Sonreí y tomé su mano. —Igualmente, soy Louis. —me soltó la mano y giró su cabeza hacia Harry.

Éste sonrió fuertemente, corriendo hasta su hermano menor y tomándolo entre brazos. Edward chilló y le empezó a pegar patadas a Harry, quién parecía no importarle.

—¡Eddie! —Harry gritó, apretándo al chico más fuerte. Edward parecía acostumbrado.

—¡Harry, bájame en éste instante! —su cara estaba colorada por la vergüenza, mientras me miraba nerviosamente.

Harry pareció no hacerle caso y empezó a dejar torpes besos por toda la cara de Edward, mientras que éste tiraba de su cabello hacia atrás, tratando de alejarlo.

Edward bufó y dejó un beso pequeño en la mejilla de Harry, logrando que éste lo bajara.

El menor ordenó su ropa y acomodó sus pantalones arrugados, también tratando de darle una corrección a sus rulos desordenados.

—Si mi hermano terminó de molestarme —le mandó una mirada de advertencia a Harry. —Creo que Louis puede ayudarme. Ven.— Tomó mi mano y me condujo hacia su habitación. Tuve que mantenerme encorvado ya que Edward era más pequeño de estatura que yo. Impresionante, ¿verdad? 

(...)

—Hoy fue una especie de "presentación", pero la próxima vez irás tú solo. —suspiré cansado.— Ah, y para que sepas: aunque tu capacidad de liderar sea nula, Edward es un niño muy capaz, así que no serás una mala influencia, después de todo.

Bufé alto y abracé mi mochila a mi cuerpo.

—Igualmente le he dicho que eres su profesor particular "de prueba". —continuó Harry. —Es decir, que él sabe que tiene la responsibilidad de juzgar si eres bueno enseñando o no. —Disminuyó la velocidad cuando el semáforo se puso en rojo y giró su cuerpo, mirándome.— Si vuelves a cometer el mismo error de hoy, estarás despedido.— me guiñó un ojo y siguió conduciendo cuando el semáforo cambió.

Era obvio que me iba a ir demasiado mal. Fue todo un desastre. Edward corregía mis errores en vez de yo a él, pareciendo él el profesor y yo su alumno. Escogía respuestas incorrectas y Edward siempre terminaba por hacerlas bien, mientras yo me golpeaba la frente contra la mesa por ser tan idiota. Harry me miraba, a veces con una sonrisa y otras con la palma de su mano en su cabeza, burlándose. 

—Harry, tú sabías que podría cometer estos errores y por eso me diste la oportunidad de probar, ¿verdad? —aún así, me sentía tan mal.

Se supone que me iba a esforzar por mi cuenta, pero sigo dependiendo de él.

—Bueno, no es sólo por eso... —sonrió y meneó la cabeza. —Vamos, regresemos pronto a descasar, a mí también me esperan días muy agitados de aquí en adelante. —bufó.

Suspiré y miré por la ventana, viendo a la gran cantidad de autos pasar por al lado nuestro. —Lamento haberte molestado cuando estabas tan ocupado, Harry. —susurré.

—Sí, es verdad. Estaba realmente ocupado. —me encogí de hombros —Me desvié sólo para conceder tus deseos. Dejé mis obligaciones de lado para acompañarte.

—Lo sien-

—Yo no soy de los que suelen hacer este tipo de cosas. Eres el único en el mundo por quien lo haría, Louis. —pasó su brazo en el apoya cabezas de mi asiento. —Espero que seas consciente de eso.

Mordí mi labio y sonreí. Desabroché mi cinturón y alargué mi cuerpo hasta él, dejando un suave beso en su mejilla, volviendo a mi lugar. Él me miró y sonrió, sus ojos un poco achinados debajo de los anteojos de sol.

Necesito alcanzarlo.


Math teacher » l.s auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora