lección final

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[Dedicado a: @xelibx, @Akira291, @naponyLS, @FOMThoughts, @LightsOfBreath, @stronlikelxrry, @harrystxls, @larryst91, @HARRYEYES, @SherlynStylinson, @HeAndHeSince18, @larryforever514, @AmelieStrike, @ughzouis, @Andrea_dubon, @YouAreTheNext, @Valeria1431, @AlejandraPonce95, @braveryakaLarry, @braverylarryxx, @vale1D12, @Flotus]

Gracias por bancarme siempre :)


Las que me pidieron dedi y no están acá, van para el epílogo ;)

sí, hay epílogo. Así que no borren todavía la historia je


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—Además, yo nunca te he amado, Harry.


El silencio perturbó mi mente. No se escuchaba nada más que la respiración normalizada de Harry, y la agitada mía. No sabía qué decir después de eso. Lo único que pude hacer era sostenerle la mirada, para que termine de creerme. Mi corazón bombeada tan rápido que perdí la cuenta de cuantas veces lo hizo. Harry se mostraba serio, con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Quería ir y abrazarlo, decirle que aquello era todo un chiste y volver a la normalidad, como antes. Pero no podía.


No imaginaba cómo iba a reaccionar, pero de todas las suposiciones que hice, esa nunca pasó por mi mente.


La sombra de una sonrisa apareció en su rostro. Creí que eran imaginaciones mías, pero luego, él empezó a reír fuertemente. Esa situación era claramente poco seria, y un poco vergonzosa para mí.


Fruncí el ceño y traté de hallar mi orgullo que estaba escondido por algún lado.


—¡¿Por qué te ríes?! —Apreté mi mandíbula cuando secó con su mano una lágrima imaginaria, como si lo que acababa de decir hubiera sido tan gracioso.


—Lo siento, perdóname. — Siguió riendo más despacio, con pequeños hipidos de risas. — Es que si me lo dices llorando como lo estás haciendo, es más como si me estuvieras confesando que me amas.


Llevé mi mano hasta mi cara, sintiendo la humedad en ella. Lágrimas caían de mis ojos y no las había sentido en ningún momento, ¿cómo es eso posible?

Quise esconderme abajo de la tierra y desaparecer. ¡¿Por qué nada me podía salir bien?!


Sequé las lágrimas saladas bruscamente con mi mano y bajé la cabeza. Ya era suficiente ridículo por un día.


—T-te equivocas. Esto es porque...


—Porque... —Traté de conseguir la respuesta definitiva para convencerlo, pero nada salía de mi boca.


Su rodilla se interpuso en medio de mis piernas, haciendo peso allí mientras se abalanzaba cerca de mi cara. Tomó mi mandíbula y la levantó suavemente. Pude ver como la sonrisa seguía en su cara, con los ojos entrecerrados. Hizo peso con su mano izquierda, la que no me estaba tocando.


—Realmente no sabes como mentir, bebé.


Math teacher » l.s auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora