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lección veinte

«Dedicado a: @hellohi1, @rocioiloveit »

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Dejé caer mi cuerpo en el sillón. No había cerrado la puerta con llave y eso era lo que menos me preocupaba en este momento. La idea de que tenía que enfrentar a Harry cuando él llegase me revolvía el estómago de una manera desagradable. No sabía cómo, ni qué decirle.

Y sólo hace horas atrás, pasé el peor momento de mi vida.

«-Louis, ¿podrías terminar con Harry, por favor? - sonrió con arrogancia, mirándome directamente a los ojos. Mi corazón volvió a resonar más fuerte contra mi pecho.- Viendo eso, supongo que puedes adivinar por qué te estoy diciendo esto, ¿verdad? - Tragué saliva. No entendía nada de lo que hablaba.

Cuando vio mi cara de confusión, bufó cansada. Cansada de mí, supuse.- Tal vez para alguien como tú, que no tiene un estrato social importante, sea difícil de entender. Pero para Harry, que tiene la obligación de sucederme en el grupo Styles, no existe margen de error. - Se levantó de la silla, de una manera completamente educada y fue hasta la cómoda de su costado. Tomó una libreta forrada con cuero oscuro y siguió hablando: -Para cualquiera que desee ver a Harry en ruinas, tu relación con él sería una manjar servido en bandeja de plata.

El sucesor del grupo Styles.

-¿Harry... es su heredero?

-Exacto. - Se sentó devuelta en la silla, en frente mío. -Tu existencia es un estorbo para el futuro de Harry.

Mi pecho comenzaba a doler y con cada palabra de ella se rompía. Sentí un pequeño escozor atrás de mis ojos, y bajé la cabeza. Debía mantenerme fuerte. 

-Harry necesita una mujer capaz, poderosa. Una que esté a su lado en todo momento, brindándole apoyo. Y no es que esté en contra de ti, es sólo que, debes pensar; ¿qué querrá Harry de un chico apenas salido de la secundaria sin ningún estrato social poderoso de por medio? -No quería seguir escuchando, porque asumí que ella tenía razón. -Lo siento, querido, pero así son las cosas. Si él es tan importante para ti, supongo que comprenderás mejor que nadie qué es lo mejor para él.

Abrió el pequeño libro rectangular y tomó una lapicera de al lado suyo. Giró el objeto y lo arrastró hasta en frente mío, y ahí lo pude ver con más claridad.

Era una chequera bancaria.

-Anota aquí la cifra que quieras por lo que te estoy pidiendo. -Apreté la mandíbula, y ahogué un sollozo.

¿Me quería pagar por alejarme de Harry?

Bajé la cabeza, tratando de no tirar el objeto lejos de mi vista. Jamás lo aceptaría.

-No quiero su dinero. -Dije, con seguridad.

Ella alzó una ceja, subiendo la cabeza y mirándome altaneramente. Emitió un pequeño sonido y sus ojos se entrecerraron.

-Pero si no lo aceptas, no estaré tranquila de que lo dejarás en paz. Esto es un trato. -Insistió.

Sería mucho más fácil si lo que siento se pudiera comprar con dinero.

-No se preocupe. Ya entendí lo que me dijo.- Alcé la cabeza y me miró sorprendida, con una pequeña sonrisa en su rostro.

Pero yo no tengo la fuerza para traicionar, ni la debilidad para huir.

-Ya veo, entonces cuento contigo.

Hubiera sido mejor no conocerlo nunca. Es lo único que se me ocurre en este momento.»

Quería alcanzar a Harry. Quería ser capaz de apoyarlo constantemente. Ser parte de su vida, y mediante eso, construir una juntos. Con problemas, ataduras, diversión y el amor más puro y especial. Tenía la convicción de que lo lograríamos. Pero en lugar de eso...

Todo este tiempo, estuve obstruyendo su camino.

Y lo peor de todo era, que quería estar a su lado la mayor cantidad de tiempo posible, pero sólo estaba pensando en mi felicidad. Era un idiota por no darme cuenta antes.

Él jamás se lo tomará enserio.

Agarré una almohada del sillón y la sostuve contra mi pecho. Hundí mi cara sobre la suave superficie, y tapé un sollozo. No quería que nadie me escuchara, y menos Harry. Sabía que él no estaba aquí, pero estaba seguro de que pronto llegaría.

Había permanecido tanto tiempo Harry en mi mente. De que sólo la idea de dejarlo ir, era totalmente dolorosa para mí. Tenía miedo. Porque cada sentimiento era demasiado real para mí. Y me dejé llevar por ellos, no sabiendo las consecuencias en las que terminarían. Me equivoqué demasiado en depender de él, en pensar que era lo único, en creer que podríamos llegar hasta el final. Y sabía que no era su culpa, porque fui sólo yo el tonto que estaba dispuesto a ello.

Porque lo amaba con cada fibra de mi ser. Y no sabía qué hacer.

Escuché pasos al otro lado de la puerta y mi corazón se aceleró. Supe que era él, porque esas botas que usa hacen un sonido inigualable. La puerta se abrió de un tirón y me dejó ver a un Harry friolento. La bufanda estaba cubriendo parte de su cara, dejando a la vista sus ojos esmeralda y su nariz. Su pelo estaba alborotado, producto del fuerte viento, tapándole un poco la cara. Supe que me sonreía porque sus ojos se achinaron levemente. Quise llorar.

-Ya llegué.- Dejó su bolso en el piso y me miró confundido.- ¿Qué ocurre? Ni siquiera te has cambiado de ropa.

Me mantuve en silencio, mirando hacia mi regazo. Escuché el sonido de un cierre abrirse y a los segundos lo tuve enfrente mío devuelta.

-Te traje un regalo.- Miré hacia arriba y vi como sostenía una caja de donas. Mis favoritas. Las tomé y las dejé al lado mío. Harry me miró con el ceño fruncido pero siguió: -Hoy estuviste con Edward, ¿verdad? ¿Cómo te fue?

Es lo último que haré por él. 

Al menos, esto debo hacerlo bien.

Tengo que evitar desviar la mirada, sino, se dará cuenta. Pero era tan doloroso mirarlo.

Supo que no iba a contestar cuando pasaron muchos segundos, y no abrí la boca. Carraspeó fuerte y sonrió, plantando un beso en mi frente. Se sintió tan bien.

-Bueno, Edward me lo contará todo. No habrás enseñado con el manual al revés, ¿verdad? -rió y acarició mi pelo. No sonreí, pero tampoco dejé de mirarlo.

Debo calmarme y mirarlo con seguridad. Puedo hacerlo.

Si es por él, soy capaz de todo. 

-Harry.- Salió como un sonido desgarrador. Sentí que me faltaba aire.

Me miró sonriente y tiró su cabello hacia atrás. -¿Hmm?

-Quiero que terminemos.

Me sorprendí por la seguridad en la que lo dije, pero rápidamente me acobardé cuando su cara cambió. Su mandíbula estaba fuertemente apretada, con ese ceño fruncido que me parecía siempre adorable, sólo que no en ese momento. Se cruzó de brazos, y el aura autoritaria apareció.

-¿El motivo?- Suspiré y mi corazón se rompió.

Traté de sonar lo más seguro, pero esto me estaba matando: -Tú siempre me dices que me dejo llevar fácilmente, y tienes razón.- Suspiré y mis ojos se morían por mirar hacia otro lado. Pero no podía, porque sospecharía.- Estoy viviendo contigo de esta manera porque me dejé llevar por ti. Pero la verdad es que esta convivencia me pesa más cada día. -Cerró sus ojos y sus labios se fruncieron. Quería levantarme y abrazarlo, decirle que todo esto era una mentira, pero no podía. -Por eso es mejor parar con esto.

No quiero hacerlo.

-Además, yo nunca te he amado, Harry.

Te amo demasiado.