五番 • cinco

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little dark age


the image of the dead,
dead ends in my mind


La sensación de su hombro siendo sacudido con suavidad la despertó poco a poco, y dió ligeramente la vuelta para encontrarse con la presencia de su hermano frente a ella.

Satoru hizo un ademán para que se levantara, y esta obedeció, soltando con suavidad el abrazo que mantenía sobre el pequeño dormido.

Ambos salieron de la habitación, y cerraron la puerta cuidadosamente, pues era demasiado temprano como para despertar al niño.

—Tenemos una junta. —avisó el varón, entregando dos toallas a su hermana.

Saori las tomó, asomando la cabeza hacia el final del pasillo en busca de la presencia de su padre, para después inclinarse hacia su hermano y susurrar. —¿Es por lo del Zen'in muerto?

El más alto asintió con una mueca, y no hacían falta más palabras para que ambos expresaran lo enfermos que situaciones así les tenían.

—Voy a ducharme. —avisó la joven, apresurándose hacia el baño.

—El viejo dice que salgamos en treinta, él no va a ir. —le previno su mellizo, bajando las escaleras hacia la cocina para poder comer algo.

Una vez dentro de esta, se encontró con una cabellera rubia de espaldas a él, y al acercarse, confirmó que se trataba de quien creía.

Hana se encontraba sentada frente a la barra, comiendo gustosamente de un enorme plato de frutas.

Al percibir la presencia del mayor, los enormes ojos bicolor de la chica se enfocaron en él, y sorprendida se levantó de un salto de su sitio e inmediatamente inclinándose. —¡Jefe! Lamento mi imprudencia, es que tenía mucha hambre, la amable cocinera se ofreció a prepararme un plato de frutas, mis más sinceras disculpas por abusar de su hospitalidad y confianza.

La risa del peliblanco le hizo subir la mirada hacia él, y al verlo, este la miraba con brazos cruzados recargado en la barra del frente.

—No es para tanto, come. —respondió, dándole la espalda para buscar en el refrigerador algo de beber y de paso sacando una pera.

—¿En serio, jefe? —preguntó estupefacta la menor, voltéandole a ver a él y posteriormente su apetitoso plato de frutas, no todos los días tenía la gran oportunidad de comer algo así. Le escuchó emitir un sonido afirmativo, así que volvió a sentarse y con gusto continuó comiendo.

Satoru, dando una mordida a su pera, se dió el tiempo de examinarla con detenimiento en una situación ajena a la de la noche anterior. Observó un extraño mechón color negro escondido entre su flequillo rubio, y se dió cuenta de que su complexión era muy pequeña, inclusive en su rostro se podía leer su juventud.

way down we go ⋆ jujutsu kaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora