La manada

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Miré para ver quién era y vi a un chico alto, moreno, con pelo corto, y bastante guapo, en mi opinión.
- Hola, ¿ puedo pasar?- dijo refiriéndose a la casa.
- Si claro.
Se sentó en el sofá y digo.
- Perdona, sé que eres de la manada pero.... me gustaría al menos saber el nombre de la persona que está en mi casa.
- Cierto, mis modales. Soy Jacob Black.
- Ahh, es verdad. Hace mucho que no te veía. Como has crecido. Antes era yo la alta y ahora me sacas casi una cabeza.
- Ya bueno, es lo que tiene ser mayor que tú.
- Ay perdón fósil de dinosaurios.
Nos reímos un rato como en los viejos tiempos.
- Cuanto hace que no hablábamos por teléfono...5 años.- dije yo
- Si, puede ser.
- Mañana empiezo el instituto. Tú vas al último curso ¿no?- le pregunté.
- Si. Pero de tu edad, en el instituto hay una chica muy maja que seguro que te llevas bien.
- Ah ya, tu impronta ¿no?- dije moviendo las cejas con cara pícara.
- ¿Cómo lo has sabido?
- Por como te brillan los ojos cada vez que hablas de ella.
- Sigues siendo insoportable.
- Y tú sigues siendo tan predecible.
Se estaba haciendo de noche cuando mi padre entró y me dijo que me preparara para la playa y casi sacó a Jacob a patadas
- ¿Pero qué haces a solas con mi hija
- Solo hablábamos.- dijo levantando las manos mientras mi padre lo cogía por el cuello y lo sacaba de la casa
- Tú cámbiate - dijo mirándome y luego lo miro a el - y tú vete ahora mismo a la Push.
Yo sin decir ni una palabra porque veía que al final me castigaba o algo me subí a cambiar y me puse un top negro con una sudadera de cremallera blanca por encima y un pantalón vaquero campana.
Cuando salí, mi madre me estaba esperando y me monté  en el coche.
Mi padre ya estaba con la manada en la playa, así que ella y yo íbamos solas así que nos la pasamos hablando todo el camino.
Al llegar, nos encontramos a Jacob bajando de su moto y lo esperamos para ir todos juntos.
Mi madre estuvo cogiendo unas cosas del maletero y él y yo nos adelantamos.
Cuando llegamos a la hoguera, solo estaba mi padre y un chico llamado Paul.
- Hola. Soy Alice.- saludé a Paul con una sonrisa intentando parecer simpática.
- Puff, otro incordio, otro lobezno de la edad de Seth.- la sonrisa de mi cara desapareció en un segundo. No se quién era ese tal Seth pero ese hombre no me iba a llamar incordio ahí por la cara.
- Pues, al ser más joven, o como llamaste tú,  lobezno, somos más ágiles que aquí el abuelo.
Mi padre se rió por el comentario, y me senté al lado de él.
Giré la cabeza y vi a otros miembros de la manada jugando al vóley.
Diez minutos más tarde, me fui con mi madre a la orilla.
Estuvimos hablando hasta que Sam llamó a mamá y fuimos las dos.
Ya había más gente, pero las personas de mi edad u oscilando, seguían jugando, pero esta vez al fútbol, pero con el balón de voleibol.
Cuando se hizo por completo de noche, todos vinieron a la fogata a hablar y fue ahí cuando ocurrió algo bastante raro.
- Hola.
- Hola Jake.- dije yo.
- ¿Podías haber venido a jugar?
- Ambos sabemos que no tenemos la misma fuerza.
- Oh persona nueva, que tal, soy Quil

- Oh persona nueva, que tal, soy Quil

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- Hola, yo Alice.
- Yo soy Embry.

- Y yo Jared

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- Y yo Jared

- Encantada de conoceros- Yo soy Leah

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- Encantada de conoceros
- Yo soy Leah. Por fin otra chica. Estar rodeada de tíos me está afectando. No es por nada pero eres muy delgada para ser un lobo, crees que has sufrido bien el cambio. Yo cuando lo tuve me puse más musculosa.
- Todavía no me he transformado, pero si, no como demasiado aunque entreno bastante.
- Pues deberías hacer pesas. Por cierto, si no te has transformado, como sabes todo lo nuestro, no serás la impronta de alguno?
- Noo. Soy una Uley. Mis padres son Sam y Emily...
- Para ser una Uley eres simpática, no como tu padre.
Estuve hablando bastante con Leah. La verdad es maja, al principio parecía un poco cerrada y ruda pero luego es simpática. Aunque lo de delgada me dolió. Llevo dos años en el gimnasio y no me crece el músculo ni queriendo.
- Ya volví estaba yendo a por el balón. Porque alguien lo tiró a tomar por culo y tuve que ir a buscarla pero ya estoy aquí. Hola hermanita.- un chico alto, moreno, delgadito pero con los músculos marcados y para que mentir muy guapo, llegó a la fogata y dejó el balón al lado de un tronco donde nosotros nos sentábamos.
- Hola Seth. Hay nueva integrante, se llama Alice.
- Oh, hola- dijo mientras giraba la cabeza para mirarme y no sé por qué se quedó mirándome mientras temblaba y luego cayó al suelo sin dejar de mirarme. No sabía cómo tomarme esa reacción así que me puse de rodillas a su lado y le acaricié el brazo. Estaba ardiendo.
- Te encuentras bien?- le pregunté preocupada - Leah, está ardiendo. No tendrá fiebre?
- No creo, los lobos tenemos una temperatura muy alta, es normal. Solo que ha tenido un cambio importante - dijo Jacob metiéndole el codo a Leah en las costillas la cual no tenía cara de estar contenta al contrario que Jake.
Me levanté y el chico me miró como preguntando el porqué me levantaba
Lo miré y le tendí la mano para ayudar a levantarse y este la aceptó.
Sentí la mirada de mi padre amenazadoramente y la mirada tierna del chico sobre la mía.
- Te encuentras bien?- le pregunté.
- S..si, tran..tran...tran..tranquila. Fue po..po..por el ca..ca.cansancio seguramente.- el chico no paraba de tartamudear y miraba hacia abajo mientras movía sus manos, las cuales estaban empezando a sudar, y daba pequeños golpes con un pie en la arena.
Poco después, como 3 segundos o así, se fue junto a Jacob y Leah medio corriendo mientras los demás chicos saltaban encima de él sonrientes.
Cada poco me encontraba con sus miradas furtivas y su sonrisa tímida mientras hablaba con los demás. Me parecía muy majo.
 

Mi lobita. - Seth Clearwater y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora