╔║[ ᴍᴄsᴍ: ᴇʟ ᴏʀɪɢᴇɴ ᴅᴇ ᴜɴ ɢʀᴀɴ ʜᴇ́ʀᴏᴇ ]║╗

7. Rᴇᴠᴇʟᴀᴄɪᴏɴᴇs ᴅᴇ ᴜɴ Aᴅᴍɪɴɪsᴛʀᴀᴅᴏʀ

Papeles, proyectos, ideas y deberes. Eso era lo que invadía la vida de la Orden de la Piedra; en todo momento y a todas horas. Era grande el esfuerzo que realizaban en conjunto, y ninguno parecía parar hasta ver todo terminado. Quién diría que ser el líder de una ciudad tomaría tanto esfuerzo, y más aún si se planeaba dejarla por un mes.

Apenas pasó una semana desde que Jesse se enteró de que era parte de una familia casi legendaria: conformada por héroes y personas de admirar, y de la cual tenía la responsabilidad de heredar el trono de su reino; casi de forma obligatoria. Ni él se imaginaba recibir una noticia tan impactante como esa, y mucho menos ir a cumplirla.

Por otra parte, sus labores casi parecían matarlo: instruir a los mineros en sus oficios; organizar el orden de las pequeñas empresas; intentar dar una moderación entre ciudadano; y administrar los suministros de la nación. A pesar de lo difícil que era, la ayuda de sus aliados le daba las suficientes fuerzas para continuar hasta terminar, dejando de lado los límites que sus cuerpo querían implementarles.

Los resultados que adquirían, conforme pasaba la semana, se veían favorables. Entre todos los miembros terminaron creando un sistema casi autónomo de gobierno, en el que temporalmente, los ciudadanos podrían mantenerse por sí mismos, sin la ayuda de su gran líder, aunque no duraría más de un mes. Al menos, confiaban que nada saldría mal en lo que su querido héroe se ausentaba, y en lo que su mano derecha descansaba de los frustrantes deberes que padeció hace más de un año.

De ahí, todo parecía marchar a la normalidad, fuera de la antigua rutina que mantuvieron en el pasado. Algunos ciudadanos se preguntaban el por qué de esta laboriosa organización que daban, y por qué se preocupaban de que marchara todo conforme al plan, suponían que se trataba de un asunto alarmante para el futuro, aunque en realidad, era totalmente lo contrario a lo que idealizaban.

Fue en una junta social en la que todas esas dudas se aclarararon por completo exponiendo sólo la verdad y nada más que la pura verdad, exceptuando el hecho de mencionar el apellido de los Mojang y el asunto de heredar el trono de dicha familia. De ahí en fuera, avisaron la pronta ausencia de su líder para atender una situación de suma importancia que trataría en tierras muy lejanas, y que no volvería dentro de un mes por ser un asunto complejo de manejar. Sólo con eso lograron tranquilizar las ajetreadas ideas de sus ciudadanos, dándoles esa respuesta que tanto deseaban escuchar, pero de ahí, no se le dió fin a aquella reunión al aire libre. Justo en ese mismo lugar, Radar aprovechó a renombrar a Jesse como el líder de La Ciudad Faro, otorgándole el puesto de alcalde que le había dado antes de retirarse de viaje y regresándole el poder social que le era correspondiente. Luego de ahí, la Orden regresó a su trabajo, dispuestos en continuar con el proyecto gubernamental y dejarlo más que afinado para los próximos días cercanos a la llegada del visitante.