Sana, sobreviviente de una guerra galáctica de hace dos mil años ahora busca venganza. Pero Jihyo estaría allí para evitar que eso sucediera
No permito adaptaciones sin mi consentimiento
la arena fría del desierto se alzo cuando la nave que manejaba jihyo pasó a toda velocidad, curiosamente hacía tan poco ruido que apenas podría notarse a la distancia, su transporte frenó lentamente después de notar que se acercaba
bajó a por lo menos cinco kilómetros de la enorme montaña donde se escondían su objetivo, primero pensaba en buscar el hiperpropulsor, espantarlos del planeta era secundario por el momento
—Bangchan...—Sintió algo vibrar en su bolsillo, era una llamada del pelirrojo—¿Qué mierda pasa?—
—¡Hola! Me alegra que estés viva aun—
—¿Qué es lo que quieres? Estoy en lo que me pediste—
—Ah...si...lo que pasa es que—
—¿Qué pasa?—
—Lo que pasa es que, el hiperpropulsor que te pedi que buscaras...—
—¿Ajá?—
—Estaba en el taller de la estación, en reparación—
—¿Qué mierda quieres decir?—
—Y Woojin...el no nos traicionó. Olvidé que le había pedido que hiciera reconocimiento hace unas semanas, esas cosas llevan tiempo—
—Hijo de perra. ¡Es otra de tus malditas trampas!—
—¡JAJAJAJA!—Bangchan se volvió loco, mientras que Jihyo sentía su sangre hervir de la rabia—¡Escuchame Jihyo! ¡No es nada personal pero en el sector zeta tienen una recompensa por capturarte y no pude rechazarla!...Si sobrevives a esta ¿Seguiremos siendo amigos?—
—Si sobrevivo a esto te aseguro que Changbin no podrá salvarte el culo como la ultima vez—
—Por favor, déjate matar...ya me pagaron la mitad por adelantado—Colgó, y justo en ese instante Jihyo se vio rodeada de luces y hombres con blasters corrieron a capturarla
No le quedo mas que entregarse, rezando por no ser asesinada
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No hay nada mas doloroso para un aresiano que ver sus armas ser arrastradas por el suelo irregular de una base bajo la montaña, pero ahora Jihyo debía de seguir pareciendo atrapada hasta conseguir una manera de escapar
Primero, observó su entorno, parecía la caverna de una mina, con varios cuartos donde seguramente guardaban dinero, armas, drogas, cualquier cosa que fuese de utilidad para ellos. Hasta que llegaron a una habitación mas expandida, allí la sentaron en una silla de metal, amarrandola
—Finalmente nos conocemos Park Jihyo—Habló una voz masculina que aparecía en la habitación, con una sonrisa de victoria
—Literalmente no tenía idea de quien mierda eres tu—
—Mi nombre es Shindong. Líder del cartel nebulosa esmeralda—
—¿Había un nombre mas ridiculo?—Se burló Jihyo, negando con la cabeza, aunque no estaba en condiciones para hacer ese tipo de comentario—Se directo ¿Qué quieres de mi?—
