Kill him - MINSUNG

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¿Que culpa tenía aquel chico de los trapos sucios de su padre? No lo sabía. Lo único que sabía era que ahora debía matar a un inocente.

Según había investigado (cosa de la que se arrepentía cada noche) a aquel chico, estudiaba veterinaria en la universidad, según había admitido, porque soñaba desde pequeño con salvar las vidas de los animalitos. Tenía un pequeño grupo de amigos al que llevaba a su casa todos los viernes para ver una maratón de películas, compuesto por Hwang Hyunjin, Lee Félix y Kim Seungmin. Le gustaba bailar, y estaba apuntado a una academia de baile bastante prestigiosa, a la que asistía tres veces por semana, y por lo que había visto, tenía talento.

Si, era un asesino contratado por un gran mafioso dentro de Corea, no era su primer encargo, pero si el primer inocente, él era joven, tenía aspiraciones, sueños, amigos y una dulzura en sus ojos que le había hecho dudar de la lealtad a su jefe.

Había investigado todo de su vida, hasta el más mínimo detalle de que hubiera hecho algo malo, pero lo peor que había encontrado era que una vez en la secundaria le metió papel higiénico en la boca a Hwang.

¡Por el amor de Dios! Hasta había rescatado tres gatos y los había criado el mismo, uno de ellos, el primero, lo había rescatado de un hospital veterinario en el que vio a aquel gatito moribundo del que se enamoró al instante, y seguía ahí con él.

— No puedo hacerlo... —Changbin, su compañero de profesión, escuchaba a Han hablar sobre su más reciente encargo, frustrado, porque incluso él sabía que no era justo que Minho muriera así.

— Es tu trabajo Jisung, de todas formas, si no lo haces tu, el señor Park contratará a otro con menos empatía que tú, ya lo escuchaste, está desesperado por que muera el chico.

— Quizás prefieras matarlo tu, de noche, sin que se entere y sin que sufra, antes de que otro empleado más sádico prefiera torturarlo.

— Chris, no creo que eso ayude — Murmuró Changbin hacia el mayor del pequeño grupo

Han calló a sus compañeros, necesitaba un par de segundos de silencio para pensar.

— Quizás Chris tenga razón, el chico está condenado, al menos si soy yo puedo darle una muerte agradable — Han lo había decidido, su consciencia se quedaría más tranquila sabiendo que Minho no había sufrido una muerte horrible o que alguien lo había encerrado y torturado para hacer aún más daño a su padre.

Han entró cuando el chico llevaba tiempo en la cama, ya hacía media hora que había apagado su móvil y lo había dejado sobre la mesilla de noche. Abrió con cuidado de no despertarlo, y Han supo que su consciencia iba a recordarle aquel momento el resto de su vida. Dormido y de cerca, el hijo de los Lee era aún más guapo, dormía tan pacíficamente que parecía un ángel, al asesino se le escapó el aliento de los labios ¿De verdad podía matarlo? Debía hacerlo, si no sería peor, ese chico podía ser asesinado de forma mucho más violenta si el se negaba a hacerlo.

Solo debía colocar una mascarilla y dejar salir el contenido, moriría dormido, sin dolor, e incluso muerto mantendría esa expresión tranquila y en paz.

Han fue a una de las esquinas del cuarto de Minho, debía ser fuerte, era un asesino, se ganaba la vida quitándole la vida a otros... a gente mala, no a un futuro veterinario y bailarín, padre de tres gatos...

— ¿Quién eres? — El chico entró en pánico mirando hacia la cama, y como sospechaba, Lee Minho se había despertado.

— Nadie, vuelve a dormirte.

— No puedes ser nadie ¿Eres un acosador o algo?

— No yo... — Vio la expresión tranquila de Minho ¿Acaso no tenía miedo? Había alguien en su habitación a las tres de la mañana.

— Soy un asesino... Se suponía que debía matarte, pero no puedo hacerlo...

— ¿He hecho algo?

— Tu no... Tu muerte solo sirve para que los negocios de alguien no se vean amenazados.

— ¿Y por qué no puedes matarme? ¿No eres un asesino? — Jisung tragó saliva con fuerza, las piernas le temblaban como gelatina, en ese momento, parecía él la víctima y no al revés.

— Tu eres inocente, nunca he matado a alguien inocente — Minho le sonrió y en ese Jisung sintió como se le estrujaba el pecho y se le caía el mundo a los pies.

— ¿Por qué demonios sonríes? Te acabo de decir que me han mandado a matarte

— Tienes razón, pero no eres malo

— ¿Quieres morir? ¿Por qué estás tan tranquilo?

— Ven, siéntate, cuéntame ¿Quien quiere matarme? — Han 'debía' mantener el pico cerrado ¿Pero como negarle algo a esos ojitos oscuros y brillantes? ¿Como negarle algo a ese chico? Podría tener las manos manchadas de sangre, pero aún era un chico joven con un corazón débil, y su nueva debilidad eran aquellos bonitos ojos a la luz de la luna llena.

A la mierda su jefe, lo que dijera Minho tenía prioridad.

— Mi jefe es un tipo peligroso, de la mafia coreana, tu no has hecho nada, pero alguien a quien le importas si, mi jefe quiere hacer daño a esa persona para que ceda en unos negocios que tienen pendientes — Han había sopesado la idea de contarle sobre su padre, pero no quería poner triste con algo así, menos ahora.

— Se lo que hace mi padre, siempre supe que se metería en problemas, pero nunca me hizo caso — Han se permitió sentirse mal por él, pero su línea de pensamiento fue interrumpida por lo que creyó que era una gran idea.

— ¿Tienes armas?

— No, es ilegal tenerlas ¿Por? — Jisung con una sonrisa le entrego una pequeña pistola, le enseñó lo que era el seguro, como disparar y le dio algunos consejos.

— ¿Por qué me ayudas? ¿No tenías que matarme?

— Hasta que encuentre la forma de salvarte, guarda esto, por si mandan a alguien más o me descubren — No era mala persona, él mataba asesinos, mataba gente mala, traficantes de drogas y de personas, no mataba inocentes, y aquel chico era una buena persona, el mundo necesitaba a Minho, y no sería Jisung quien le privase al mundo de aquella luz hecha humano.

Aun qué también podría ser que todo aquello fuera una excusa por que Han Jisung no quería matar a ese chico guapo que había puesto su mundo patas arriba.

Estoy haciendo revisión de esta historia