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Cinco días, aquello comenzaba a parecer una cuenta regresiva para el fin del mundo.

Jisung despertó en los brazos de Minho ese domingo, y deseaba que tardase un poco en despertar para poder disfrutar de esa sensación de seguridad tan pronto por la mañana.

Levantó la cabeza un poco, admirando la expresión tranquila de Minho al dormir, se fijó en cada detalle del mayor, sus pestañas largas, las pequeñas marcas en sus mejillas, su mandíbula relajada, y sin querer comenzó a sonreír como un tonto.

¿Has dormido bien? – Dijo el mayor aun con los ojos cerrados, asustándolo un poco.

– ¿Estabas despierto? –

– Desde antes que tu, pero tampoco quiero levantarme –

Jisung volvió a acomodarse sobre el pecho de Minho, dispuesto a holgazanear un poco junto al mayor.

– Se está bien en la cama –

– Los domingos suelo salir a bailar con Félix y Hyunjin, pero creo que estarán bien sin mi por un día – Jisung asintio sin separarse del chico, el tampoco quería preocuparse por Chan y Changbin, solo quería acurrucarse con Minho y descansar de todo.

Soonie se subió a la cama de Minho, tumbándose sobre los chicos, seguido de cerca por Doongie y Dori, quienes también se pusieron cómodos, Jisung estiró una mano para acariciar al gato más blanco de los tres, tras las orejas quien ronroneaba a gusto.

– Ah, te tienen envidia Jisung –

– Que se acostumbren, van a tener que compartir a su Minho conmigo por mucho tiempo – La risa divertida de Minho le hizo darse cuenta al pelinegro de lo que acababa de decir.

¡Quiero decir... –

– ¿Qué aunque todo esto acabe quieres seguir así conmigo? –

– ... Si – Jisung, totalmente sonrojado se escondió en el pecho de Minho, que se movía erráticamente por la suave risa enternecida del mayor.

Al otro lado de la puerta, Minseo sonreía con el pequeño Jeongin en brazos.

Vamos Innie, no molestemos a los chicos en su momento especial – Los balbuceos graciosos del bebé sonaron como una afirmación a su madre, quién se alejó de la habitación de Minho tarareando una nana.

La mujer pasó frente a la habitación del señor Lee, al escuchar ruidos demasiado fuertes para ser normales. Desde que Minho le había hablado de "porque" Jisung había entrado a su vida, había procurado mantener siempre un ojo sobre el hombre, quizás preocupada, pero no por la vida de si jefe, más bien por las de Minho y su pequeño Innie.

Su instinto materno le avisaba como una alarma de incendio que sus dos niños corrían peligro. Abrió con cuidado la puerta, tratando de que esta hiciera de escudo para que nada dañara a Innie.

El señor Lee le dio la mirada más fría y amenazante que Minseo hubiera visto en su vida, los armarios estaban destrozados, la ropa del hombre por todas partes y los finos jarrones pulverizados sobre el suelo.

Minseo cerró la puerta aterrorizada, y apoyó su espalda en la pared, abrazando a su pequeño, quien no entendía nada, como si, contra su pecho, Jeongin estuviera protegido de todo peligro.

Por dios, que todo esto acabe pronto, y por lo que más quieras, que mis niños salgan ilesos – Rezó la mujer mirando hacia arriba, casi con desesperación.

Kill him - MINSUNG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora