Habían pasado, cuanto ¿Dos meses? Tres quizás, desde el fatídico día en la casa de los Lee.
– ¿Y qué pasó con la chica y el padre de Minho? –
– No lo se... seguramente se deshicieron de los cuerpos, como con todos, limpiaron la escena y probablemente sobornaran a un par de policías para que nadie lo investigue, es lo que pasa siempre –
– ¿Y sabes algo de ellos? –
Changbin paró de acariciar la espalda de Hyunjin, y al pelinegro le preocupó haber metido la pata al abrir esa herida en el mayor. Levantó la mirada y vió como Changbin tenía los ojos vacíos y sin brillo nuevamente, como si su alma hubiera dejado su cuerpo por un momento.
– Aún no Jinnie... –
– Estarán bien, Minho y Jisung son listos, y muy hábiles, estoy seguro de que están escondidos, esperando a que se calmen las aguas –
El chico de cabellos largos, notó como el pecho ajeno se llenaba de aire, para dejarlo salir como un suspiro melancólico, como el de alguien que pasa por un duelo de un ser querido.
– Espero que si, si algo malo le hubiera pasado a Han... No me lo perdonaría nunca –
– Hyung... Nunca me contase como conociste a Jisung y a Chan –
– Es una historia larga –
– Tengo todo el tiempo del mundo para escucharla –
Era un gris catorce de septiembre, había desayunado zumo de manzana y dos galletas secas como arena de playa. Miraba aburrido por la ventana, esperando que el "jefe" del que le habían hablado apareciera por la puerta gris de esa pequeña habitación en la que lo habían dejado solo, la cual parecía más una celda.
– Seo Changbin, te llama el señor JYP, te presentarás en diez minutos en su oficina, sin retrasos –
Y aquella mujer, salió tal como había entrado, sin un hola ni un hasta luego, y el joven de diecisiete años, se sintió irritado por aquello, y aunque vivía en la calle como un animal, incluso el resto de sin techo se dignaban a saludarlo como a un ser humano.
El chico fue, tal y como esa chica, pocos años mayor que él le había dicho. Diez minutos después, en la oficina del importante señor que se había interesado en darle un trabajo, aún que, aun no tuviera ni idea de para que tipo de trabajo querían contratarlo.
Allí había dos jóvenes, uno de ellos, de cabellos grises y espalda tiesa como una regla, sus brazos descansaban tras su espalda, sus pies estaban juntos, y a pesar de que era la postura perfecta de un militar entrenado de hacía años, no parecía ser mayor que él. A su lado, vio a un chico de cabello castaño oscuro, encogido como si quisiera esconderse en si mismo, atemorizado de todos los presentes, y solo por su postura, pensaba que era menor que él.
– Chan, tal y como querías... Te he traído dos compañeros, Han Jisung de dieciséis y Seo Changbin de diecisiete, espero que los entrenes debidamente, a pesar de eso Younghyun te ayudará con Han y Jihyo con Seo ¿Alguna duda? –
– No señor, se lo agradezco señor –
La voz del peligris sonaba dulce, y sin embargo tan firme como la de un buen soldado, al igual que su postura, pero de alguna manera, Changbin sentía que podía confiar en él.
Toda aquella situación era de lo más extraña, y se giró hacia la chica que lo había llamado, esa tal Jihyo, la cual, por lo visto, estaba a cargo de él desde ese momento en adelante.
– Jihyo noona ¿Puedo preguntar de qué trata el trabajo? –
– Le ayudarás al señor Park a quitarse de encima a personas indeseables, morosos y enemigos de su persona, yo seré tu entrenadora, aprenderás lucha cuerpo a cuerpo, y a manejar las mejores armas del mercado. –
Aquello, dicho así, sonaba increíble, Jihyo había revivido al niño que era antes de vivir en la calle, con ese sueño de luchar contra los malos, sin ser consciente de que él era ahora parte de los malos.
Su primer asesinato fue traumático, un choque de realidad, demasiado duro para un joven de solo dieciocho años. La cabeza de ese hombre no era igual que la del maniquí, la sangre le salpicó a la cara, y lo manchó absolutamente todo de fluidos rojos y pequeños pedazos de sesos.
Matar no se sentía para nada bien, y su memoria traía una y otra vez la mirada suplicante de aquel hombre antes de que Jihyo gritara que lo hiciera y apretara el gatillo.
Le hubiera gustado decir que pudo huir de ahí, pero después de ver a Jisung con un ataque de ansiedad después de su primer 'trabajo', no tuvo la valentía de dejarlo solo con aquello. Chan los ayudó a ambos a acostumbrarse a aquella nueva vida, de todas formas, llevaba haciendo eso desde los doce años y había a , entonces tenía diecinueve, y no es que no tuviera empatía, todo lo contrario, Changbin no recordaba haberse cruzado con nadie tan bueno como Chris, simplemente, le había tocado crear una barrera entre el Chan asesino y el Chan persona.
– ¡Minho! Se nos ha acabado la leche en polvo para Innie, iré a por más –
– Ten cuidado Hannie –
– Siempre lo tengo –
Jisung dejó un corto beso sobre los labios de Minho y comenzó a taparse mientras salía de la cabaña.
Esperaban a que fuera el momento de encarar a su jefe, Younghyun aun le pasaba información sobre el estado de Park y la "empresa". Sabía gracias a él que habían despedido a Chan y a Changbin, y que el menor de estos estaba viviendo con él amigo de Minho, mientras que Chan había recurrido a uno de su larga lista de contactos para mantenerse a salvo y lejos del asesinato un tiempo.
Minho y él todavía debían esconderse un poco más, aun era pronto para volver si no querían ver una bala en sus frentes, debían esperar, por ellos y por Jeongin. El niño a veces parecía buscar a su madre con la mirada, lloraba al no verla y solo en brazos de Minho lograba calmarse... Estaba siendo duro para los tres
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Kill him - MINSUNG
Fanfiction- ¿Quién eres? - - Nadie, vuelve a dormirte - - No puedes ser nadie ¿Eres un acosador o algo? - - Soy un asesino... - Donde Han Jisung trabaja para JYP, un hombre relacionado con la mafia coreana, y el hombre al que el padre de Minho le debe dinero...