Capítulo 9: La peineta.

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        Bajó los escalones de aquel puente, terminando su recorrido por la ciudad en el poco tiempo libre que les habían dado, luego de tan ajetreada misión que habían llevado en el Lago Biling. La gente se veía animada, y había muchos mercaderes ofreciendo sus productos; flores, frutas, artesanías, el alcohol que tanto le fascinaba a su hermano, pastelería, sedas. A pesar de tener en común los puertos y estar rodeadas de agua, la Ciudad Caiyi era claramente distinta a Muelle de Loto. Para empezar, la gente incluso al discutir, se dirigían de manera cortés y con el tono de voz bajo y medido; y esto también aplicaba a cuando "levantaban" la voz para llamar la atención a los posibles clientes.

            Llegó hasta el final de los escalones y comenzó a dirigirse hacia donde se estaba hospedando con sus hermanos, mirando distraídamente los botes que pasaban por allí.

- ¡Peinetas! ¡Peinetas! -

             Pasó por al lado de un pequeño puesto, instalado apenas bajabas del puente. Por alguna razón, bajó la velocidad de sus pasos, y se distrajo mirando los objetos colocados en la mesa. Eran todos accesorios para doncellas; maquillajes, bolsitas con perfumes y hierbas medicinales; pero lo que lo que más le llamó la atención era una peineta que tenia tallada delicadamente una flor.

            No sabía por qué, pero la persona que venía a su mente al mirar el pequeño objeto, no era precisamente su hermana, si no, otra persona.

-Muchacho, compra una peineta para tu chica. - Ofreció la vendedora.

"Tu chica", levantó la vista al escuchar esas dos palabras, sacándolo de sus pensamientos.

- ¿Eh? No la necesito- Se apresuró a responder y negó con la cabeza automáticamente al darse cuenta de esto, se giró y volvió a su camino. ¿Pero qué diablos estaba pensando? ¿Él, comprar un accesorio para chica? ¿Y qué es lo que pretendía hacer luego de eso? ¿Regalárselo?, pero, espera un segundo, ¿Regalar a quién? ¿Acaso acababa de reconocer que le estaban pasando cosas con esa persona? Vuelve en ti, Jiang Cheng, esto no es algo que harías normalmente, además, ¿Qué te hace pensar que tendrías si quiera una mínima posibilidad?

- ¡Muchacho no te vayas! - comenzó la mujer, intentando convencerlo. -La peineta es un emblema de los enamorados. - Él detuvo sus pasos al escuchar esa palabra, ¿Enamorados? -Es el mejor regalo para una chica. - Continuó la vendedora; y él no pudo evitar que en su mente apareciera el rostro de aquella persona, y tal vez, sólo tal vez, su posible sonrisa al recibir el regalo.

             Se giró sobre sus talones, y regresó al puesto de manera casi automática, sin si quiera pensarlo, y fijó sus ojos otra vez en aquella peineta con la flor adornada. La tomó entre sus dedos, y la miró fijamente. No era extravagante ni tampoco sencilla, era simplemente bonita y modesta, tal como ella.

-Llevaré esta. -

-Buena elección, muchacho. Tu chica si que estará muy feliz. - Él no pudo evitar sentir un cosquilleo al escuchar lo último, ¿Será que, en verdad, a ella le haría feliz recibir algo por parte de él? Trató de aguantar y suprimir el hecho de que sus labios estaban formando una pequeña sonrisa con sólo pensar esto. Pero de repente, ese cosquilleo, se convirtió en opresión en su pecho.

"Líder del Clan Jiang, ¿Qué podrías hacer?... Puedes salvarme a mí, pero no puedes salvarlos a todos..."

            No podía ver nada, sólo escuchaba esa voz, repitiendo fragmentos de frases, que él pensaba ya haber olvidado.

"Gracias por salvarme. Nos hemos salvado el uno al otro. Ya estamos a mano."

              Seguía sin ser capaz de ver algo, pero sentía que la persona que había dicho todo eso, empezó a alejarse, y aquella presión en su pecho se convirtió en dolor y angustia. Apretó su mandíbula, e intentó seguirla.

Algún Día (Jiang Cheng x Wen Qing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora