🐾 Zhitalogrpram 🐾

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🌈 Clasificación: +14.

🌈 Cronología:

•Cato: catorce años.

•Gary: treinta y dos años.

🌈 Temática: DadSpeed/Lil'CatoGary.

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

Para él, eso era todo. Ese era su punto de quiebre. Ya nadie podía salvarlo mientras caía en picada al inmenso vacío de su subconsciente. Ese día lo había decidido;  se reuniría con su papá cuando todos estuviesen durmiendo.

No fue difícil, en realidad la idea la había tenido en mente ya desde que estuvo encerrado tres años con el Señor Comandante. Varias veces la encaró de frente e intentó cortarse con un pedazo de plato roto, pero el desgraciado siempre se las arreglaba para mantenerlo con vida después de encontrarlo tirado en la celda, haciendo el papel de... lo que sea que eso fuere. Luego, lo castigaba por haberlo hecho hasta dejarlo chillando en una esquina. Ya avanzada la semana, el círculo vicioso de acontecimientos se repetía otra vez y era un fastidio. Sería distinto esta oportunidad; no creía que nadie pudiese ayudarlo. Se aseguraría de ello.

Es decir, sería algo no tan dramático precisamente para lograr su cometido de ser otro número más entre los tantos muertos; buscar un método no tan traumático para cuando los que estaban a bordo del Galaxia I encontrasen su cadáver fue la parte más dura, pero valía la pena si con ello pasaba desapercibido. Pensó en varias alternativas que incluían sesos desparramados por el suelo hasta que al final eligió la más sencilla de todas. Y pues sí que era una suerte que la nave estuviese llena de una gran variedad de somníferos.

Abrió la puerta del baño;  en su pata izquierda, llevaba una botella de leche. Con cuidado, se metió bajo una de las duchas, abrió la llave y se sentó en el suelo, dejando que el agua le recorriera el cuerpo.

Esa sensación de lluvia le agradaba, le era reconfortante. Sus ojos se cerraron, apretanto la botella contra su pecho a la vez en la que flexionaba sus rodillas. Toda esa humedad le teletransportaba a una Tera Com Prime distinta, con su padre trabajando, y él observando fijamente la ventana mientras esperaba a que regresara. Cuando lo veía llegar, finalmente, se bajaba del sofá y acortaba la distancia que los separaba lanzándose a sus brazos para que lo cargara, sin importar que luego lo regañara por salir bajo la lluvia.

Por supuesto, también le recordaba al día en que falleció. Se congeló. Pudo ver la bomba estallando, y el cuerpo de su padre siendo arrastrado por la gravedad del planeta. El olor a sangre y carne chamuscada, sus orejas vibrando ante el sonido del estallido, las lágrimas cayendo por sus mejillas, y luego...

Pequeño Cato abrió los ojos de golpe, notando que se estaba alterando un poco. Destapó la botella, se sacó las dos cajas de pastillas y muy lentamente empezó a tragarlas, pasándolas con la leche; ya era hora. Cuando hubo terminado, apoyó la espalda en los azulejos y esperó.

Jugó con sus dedos, no quería pensar en Avocato, no necesitaba pasar sus últimos momentos hiperventilando o teniendo un ataque de pánico. Sin embargo, su cabeza estaba llena de él. Pero bueno, a ver en qué otra cosa podía obsesionarse hasta que al fin dejase de respirar.

Uhm... ¿Mooncake? No, ni siquiera sabía qué era esa cosa. ¿La maquinita esa parlanchin-? Ay no, que asco. ¿Tal vez la morena? Ni siquiera le importaba tanto como para saber su nombre.

¿Quién? ¿Quién podría ser? ¿O qué?

“Ah...”, chasqueó la lengua.

¿Que tal el rubio pendejo? Sí, sí. Podría ser. El desgraciado que no dudó en correr mientras su padre se sacrificaba. Sí, sí.

One-Shots || GATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora