One-Shots || GATO

👑 Kidnnaping Juliet 👑

🌈 Clasificación: +12.

🌈 Cronología:

•Cato: catorce años.

•Gary: dieciséis años.

🌈 Temática: Lil'CatoGary.

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“Romeo, Romeo. ¿Por qué eres tú, Romeo? ¿Por qué no niegas del nombre de tu padre, y del de tu madre... y del nombre del perro de tu tío?”

“¡Esa no es la línea, Pequeño Cato!”

“¡Ay! ¡Esto es ridículo!”

Lo vió cruzar los brazos sobre el pecho, encogiéndose en su lugar. En su cabeza brillaba en vivos colores una corona de flores de plástico con un hermoso velo transparente que caía en cascada hasta su nuca. Él, desde su lugar en los asientos más recónditos y ocultos del auditorio, sostuvo una carcajada en su garganta mientras seguía observando la situación, sin perderse ni un instante de las jocosas expresiones faciales que el pequeño Ventrexiano hacía cada cierto lapso de tiempo: fruncir la nariz, entornar los ojos, gruñir abriendo mucho las fauces, juntar las cejas...

El escenario, repleto de reflectores que apuntaban al círculo de intérpretes, y sobre todo, al felino, se encontraba adornado con una utilería bastante sobrepasada a su parecer, ya que era sólo una obra de teatro para una escuela cuya puerta de entrada seguían sin poder pintar. Una torre, árboles,

Nadie sabía el por qué, pero lo cierto es que Tribore sí que se había esforzado demasiado para llevar a cabo esa actividad extracurricular a un nivel extremista que daba pena ver cómo algunos se negaban a cumplir con su papel actoral. Como, por ejemplo, Pequeño Cato, a quien el alienígena le pinchó el chaleco gris del uniforme con un alfiler y un pedazo de cartulina en forma de rosa deforme para darle la denominación de la protagonista de la tragedia Shakespeareana.

“¿Por qué tengo que ser yo Julieta?”, preguntaba por enésima vez el chico. Sus talones bien juntos y los labios curvados hacia arriba, pero no existía rastro alguno de felicidad. Tras su espalda, los otros compañeros que hacían de Escala, Paris, Mercutio y Benvolio respectivamente lo observaban desde cierta distancia, dedicándose a susurrar y a reírse por su afeminada actitud ante los recientes acontecimientos.

Gary se inclinó hacia adelante mientras apoyaba los codos en sus rodillas con intenciones de poder escuchar la respuesta del profesor. Tribore parecía querer arrojar su largo guión casero por la ventana del baño y correr desnudo por la plaza mostrándole a todo mundo sus tres brújulas monetarias. Pero en vez de hacer eso sólo se llevó el puño a la frente, cerrando los ojos -los seis- mientras intentaba calmar los nervios.

“Ya te dije por qué”, fue lo primero que dijo. “La idea de este año es inclusión social. Además, ¡siempre usas faldas! Eres perfecto para el papel. Fin de la discusión”

“¡Yo no quiero usar vestido!”

“Te recuerdo que necesitas puntos extras”, mencionó, ahora mirándolo desde su lugar en la primera fila de asientos de color vinotinto. Su ceño se frunció al notar que Pequeño Cato abría la boca replicar otra vez, por lo cual se dedicó a señalarlo con su enguantado dedo índice para demostrarle quién llevaba las riendas del asunto: “¡así que si no quieres pasar todas tus Santas vacaciones limpiando los baños del segundo piso vas a ponerte el estúpido vestido, vas a sonreírle al público, vas a verte linda y vas a decir las líneas como son!”

“¡Pero...!”, bufó.

“¡Sin peros! ¡Agh! Siempre he pensado que es mejor trabajar con palomas que con niños”