One-Shots || GATO

🍑 First Lesson 🍑

🌈Clasificación: +18.

🌈 Cronología:

•Cato: dieciséis años.

•Gary: dieciocho años.

🌈 Temática: Gato/Lil'CatoGary.

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

"¿Tú quieres que yo te enseñe a qué?", le preguntó.

Cato -el Ventrexianito hijo del inseparable amigo de su papá- se encontraba sentado en la orilla de la cama, jugando con sus dedos. Sus orejitas estaban caídas al igual que su rostro, el cual estaba tan rojo y lleno de sudor que al principio de todo aquello (aka al momento en el que el menor le había preguntado si podía ir a visitarlo, y luego cuando se presentó en su puerta con una bolsa llena de dropnoides diciéndole que necesitaba un favor suyo con un "asunto pendiente") Gary pensó que tenía fiebre, y aunque este hecho sí que era cierto resultó ser de ese tipo de fiebre.

"S-sí...", susurró el felino después de unos cuantos minutos en silencio. Estaba apenado, avergonzado, y por cómo movía las orejas, y un olor dulzón inundaba la habitación, podría decirse que excitado. "Digo, sé que suena estúpido pero... Y escuché que quieres intentarlo con un Ventrexiano. A-así que... Ahm...", balbuceó lo demás. El rubio lo interrumpió con inmediatez, al mismo tiempo en que giraba el seguro de la puerta.

"¿Eres virgen en serio?"

Ush. Bueno en realidad sí, en realidad no. Había estado experimentando con dildos de diversos tamaños antes, pero ¡¿un hombre?! ¡¿Un miembro clavándose profundo en su interior?! Jamás, en ningún momento. El hecho de que el gato lo hubiese escogido era, por mucho y muy poco, una cuestión bastante extraña, o sólo había sido producto de los celos al escucharle haber tenido con-aquél, con-aquella, con-los-dos esa clase de intimidad sexual. Aparte, sí había escuchado por allí de la boca de alguien que el rubio de bellos ojos azules quería experimentar un poco y andaba buscando algún Ventrexiano que le ayudase. El problema, según le comentó ese alguien, era que la mayoría de los de su especie eran agresivos, y casi ninguno decidía cruzar su especie con otra para nada.

Sin embargo, esa pregunta le hizo temblar y encogerse, y decidió empezar desde cero a ver en qué acababa aquello:

"S-sí...", masculló.

"Y quieres que te diga por cuál agujero es", se acercaba con lentitud, con una ceja alzada; Pequeño Cato seguía con la cabeza baja cuando Gary empezó a acariciarle las orejas. "¿Seguro quieres eso?"

El felino se cubrió la boca con ambas patas, sintiendo el corazón latir contra su pecho como si de un martillo se tratase, esperando que así eso pudiese acallar sus ronroneos. El rubio estaba tan cerca; quería tocarlo...

"Sí", asintió, seguido de un suspiro que bien no pudo distinguir si era por excitación o por cansancio. O ambas cosas. "Eso quiero. Y bueno, a cambio tienes los dropnoides y a... mí... Así que, ehm... ¿qué dices?"

Cruzaron miradas. Luego de un rato, Gary le sonrió con cariño y se apartó para admirarlo.

"Bien", le palmeó el Mohawk, tal como lo haría con un gato doméstico, y le lanzó una mirada pícara. "Bien..."

Se acercó entonces para besarlo, tomándolo por la barbilla. Apoyándose con sus rodillas a ambos lados de su cuerpo en la cama lo recostó con cuidado sobre el colchón y comenzó a acariciarle desde las caderas hacia el abdomen, metiendo sus manos debajo de su polera para empezar a acariciar y pellizcar sus pezones, robándole uno que otro jadeo. Delineó el contorno de sus labios con su lengua para que le diera acceso y el menor aceptó sin rechistar, bajo el encanto de sus manos que parecían darle descargas eléctricas cada que pasaba sus dedos por sus botones. Cuando sintió que los pulmones del Ventrexiano luchaban desesperadamente por obtener un poco de aire se separó, a pesar de que luego fue, bufando, el propio Cato quién posicionó sus brazos en su nuca para empujarlo hacia él. Ante esto, Gary lo tomó por las muñecas y lo aprisionó en la cama, inclinándose para moderle los labios de una manera tan erótica y sensual que a Pequeño Cato se le salió un intenso gemido; ¡con un mordisco! Imagínate tú, ¡imagínate tú!