🌟 Sweet Little Buddy 🌟

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🌈 Clasificación: +18. [ADVERTENCIA: ESTE ONE-SHOT ABORDA REFERENCIAS A TEMAS COMO EL FETICHISMO Y LA PEDOFILIA. SE RECOMIENDA DISCRECIÓN...]

🌈 Cronología:

•Cato: catorce años.

•Gary: treinta y dos años.

🌈 Temática: Gato/Lil'CatoGary.

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

Eso estaba mal, en todas las dimensiones en las que se viera el asqueroso contexto de la situación. Sin embargo, tal como Billy Paul lo diría en su Me and Mrs. Jones, él no podía evitarlo. O bueno, tal vez sí podía, pero no lo quería.

No era cariño lo que sentía, hace años que lo había entendido. Aunque ahora lo tenía claro, ya que el niño (que había conocido cuando a penas aprendía a escribir su nombre) ya estaba grande. Y la ventaja era que lo había visto crecer, como cuando esperas a que un grano de maíz explote en el microondas como una roseta, por lo que el inocente Ventrexianito todavía pensaba que podía sentarse entre sus piernas, tomarlo de la mano, abrazarlo por la espalda o incluso dormir junto a él, considerándolo más un pariente cercano que un loco demente al que le atraía un menor de edad.

Para seguirle el juego y que nadie sospechase, a veces lo trataba con aburrimiento, diciéndole que estaba cansado cuando Pequeño Cato -que era bastante hiperactivo- quería jugar un rato. Pero, para compensárselo, los fines de semana lo sacaba y le compraba lo que quisiera, y mientras cumpliese ese patrón, suponía que sus padres no se darían cuenta hasta que vieran con sospresa cómo su único hijo se entregaba por completo a alguien muchos años mayor que él. Bueno, o por lo menos la mamá del niño, porque tenía la impresión de que Avocato -un gran y musculoso felino de pelaje oscuro- lo miraba con desconfianza cada que se le acercaba al minino, emitiendo a cada rato señales de peligro inminente.

Ese día, llegó a la casa de la familia Cato con una consola para el menor. El pequeño chilló en su lugar cuando vió el regalo, saltándole encima y enredando sus piernas en sus caderas. Gary no perdió tiempo y lo abrazó por la cintura, como si de un bebé se tratara, sólo para pegarlo más hacia sí y sentir su aroma a galletas y leche penetrando con fuerza su nariz.

Avocato no estuvo de acuerdo en la idea de su mujer, la dama de aspecto gatuno que era el vivo reflejo de Pequeño Cato, quien sugirió que fueran al cuarto del chico un rato. Después de unos momentos discutiendo, al final accedió, con la condición de que fuera sólo por unos cinco ó cuatro minutos.

¡Já! Como si en cinco ó cuatro minutos una persona no pudiese venir-

Gary tomó la precaución de cerrar la puerta bien, y girar la cerradura disimuladamente. Lo sentó en su regazo, con su barbilla apoyada en su hombro. Pequeño Cato, emocionado, hacía expresiones chistosas mientras apretaba los botones, exclamando su nombre a veces cuando notaba que iba perdiendo. Lo miró en silencio, admirando cada parte de su rostro, y más allá, hacia sus piernas desnudas y su falda color café, hasta que de pronto pensó en que quizás... Bueno...

“Oye, niño. ¿Somos amigos, cierto?”

“Sí, ¿por qué la pregunta?”

El rubio sonrió, el niño no lo miraba. Con cuidado, lo movió de su lugar y lo sentó sobre su estómago para que quedasen frente a frente. Los sonidos de explosiones de fondo, del juego de Caza Monstruos Intergaláctico que el menor había empezado, se coló como un intruso en aquella escena bastante significativa.

Sus manos fueron a parar en sus caderas, acariciando con suavidad. Flexionó la rodilla para acercarlo más, por lo que el felino tuvo que apoyar sus patas en las almohadas, a ambos lados de su cabeza para poder guardar distancias, nervioso.

One-Shots || GATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora