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Jane.

Jamás me había visto a mí misma involucrada en una situación parecida a esta.

Cuando llegue a casa no pude dormir, incluso estando abrazada por Alfred, el cual si logro dormir, estaba confundida por el suceso en la madrugada, el ver a todos ellos.

Tenía miedo.

Sabía que entre ellos estaba el asesino, Freya no podía ser, ella era mi amiga, sabía que no era capaz de matar a nadie, Alfred tampoco podía ser, era un buen chico, no tenía ningún motivo para asesinarla, Arthur estaba enamorado de ella, lo había notado ayer, Evan tampoco lo era, pues era su mejor amigo, y no tendría ningún sentido.

Por más que tratara de justificarlos: más me hacía ideas de que fue uno de ellos.

Podría ser la persona a un lado de mí.

Me giré para ver un punto fijo en el techo de mi habitación, pensé ¿Y si lo hice yo de forma inconsciente?

No pude haberlo hecho, quería a Madeline, no tengo motivo, ni impulsos para hacer ese tipo de locuras.

–Buenos días.– susurró con la voz ronca Alfred a mí lado.

Yo lo observé, esos ojos azules, su cabello canela, su mandíbula marcada, Alfred era guapo, era mi tipo de chico, al igual que Evan, era mi primer amor, y lucía como un chico de ensueño (lastima que él no lo notara) pase mi mano por su mejilla fría.

–¿Estás bien?– él sonó preocupado al verme, yo negué.

–¿Sucedió algo?– se levantó para verme mejor.

–¿Cómo qué si sucedió algo? Mataron a Madeline.– le recordé, él suspiró, se volvió a acostar.

Alfred solía ser muy antipático ante cualquier tipo de situación, tampoco solía hablar u opinar, por eso el día que hablamos por primera vez, me sorprendió: no era la clase de persona extrovertida que te hablaría.

Sin embargo, sabía como socializar, y sobre todo, como enamorar, lo digo con experiencia.

No me parecía extraña su actitud ante la muerte de Madeline, su hermano falleció hace un año y obtuvo la misma reacción: y amaba a su hermano, a Madeline apenas la conocía.

–Como tú, no me acerco a esos chicos, Arthur, Freya y Evan, son un poco inestables, pueden mencionar sobre eso en cualquier momento.– aclara mientras yo asiento.

Él se levanta para buscar su mochila, y de allí sacar una muda de ropa para irse al baño.

–No ir al colegio, sería raro: la policía sospechará de cualquier estudiante que falte, espero que Evan entienda eso.– él va explicando mientras se ducha, yo lo escucho atentamente.

Tomé mi teléfono de la mesa de noche a mí lado, en el teléfono busque el número de Evan y le escribí.

“No faltes hoy, tenemos examen de Biología”

Espero que el haya entendido.

Alfred ya había salido de la ducha, se estaba vistiendo en el cuarto de baño, mientras yo esperaba que Evan contestara.

El teléfono vibró, él había contestado.

"Si, me acompañas a buscar un libro en la biblioteca?"

Alfred entra en la habitación, escucho como gruñe.

–¿Qué pasó?– cuestioné al verlo, se quedó mirando su mano, llevaba un polo y unos pantalones, lo hacían lucir bien.

–Me golpeé el dedo cuando salí de la ducha.– contestó de mala gana, me levanté para ir a el armario y buscar una muda de ropa, entre a mí baño, me di una corta ducha debido al tiempo, sentí el agua recorrer en mi cuerpo, hundiendome en una tristeza al recordar los hechos de anoche, ella realmente ya no estaba con nosotros, todo parecía tan surreal que llegaba a dar miedo.

MadelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora