Apariencias Que Engañan

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- Imposible... Yo te maté.- Fisk dijo incrédulo.

- Eso pensaste.- Dijo él. El escuchar su voz me lo confirmó. Estaba vivo.

-¡Parzival, llévate a Soren!- Le ordenó

- V-voy.- Con agilidad él me cargo y empezó a alejarse de ellos dos. Yo en ese momento sentí como si un peso fuera tomado de encima mio. Poco a poco cerré mis ojos debido al cansancio que sentía. Pero tenia la seguridad de saber que Daniel se encargaría de todo. Sentí que esta vez hice mi parte.

Mire un rato más a Soren y sonreí. Lucho contra Fisk mientras yo vagaba por ese limbo... Merece su descanso. Me vire a ver a Fisk, él me seguia viendo incredulo.

-¿No es que esto no te afectaba Fisk?- Le dije con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Callate!- Gritó con un tono desesperado y me trató de golpear con su espada. Pero lo logré esquivar. Me di cuenta de que mi regreso del más allá lo tenía muy confuso y exaltado.

- Vamos, atacame bien. ¿O no puedes?- Dije tratando de incitar que ataque como loco, eso me daría un punto débil en él.

-¡Ahhhh!- Exclamó y entró en frenesí. Tal como esperaba empezó a dar golpes y cortes con su espada a una velocidad y presteza increíbles. Tuve que retroceder.

-¡Dejame en paz!- Fisk gritó como alguien agonizando. Mire un poco sorprendido. De repente paro y movió sus labios tratando de decir algo. De ahí pareció que recuperó su cordura, si es que tenía. Cargó contra mi listo para impalarme con su espada. Desvíe su ataque con mi espada. Pero inmediatamente trató de atacarme por la espalda, giré y chocamos nuestras espadas generando chispas. Retrocedimos y preparamos nuestras espadas de nuevo. Cargamos con la punta de nuestras espadas listas para clavárselo a lo que tengamos al frente. Empezó un intercambio de veloces cortes y estocadas que esquivamos ágilmente. Hasta que apareció lo que busqué, un punto débil. En su estocada deslice mi espada e hizo que la clavara en el suelo, aprovechando esto. Salté y le di un rodillazo en la cara que lo tiró al suelo. Ahí lo sometí en el suelo y levanté mi espada, este era su fin.

Pero maldigo mi costumbre de ver a cada persona que voy a matar a los ojos. Pare en seco un momento antes de que mi hoja lo matara. ¿Qué podía hacer? No era capaz de matar.

- No puedo hacer esto.- Dije mirándolo a su cara. Me quité de encima de él y fui camino a Soren y los demás.

-¡¿Qué?! ¿Acaso te irás así y le perdonaras la vida al hombre que te dejó huérfano? ¿Ah?- Gritó, pero no me vire a verlo. Solo seguí caminando.

-¡Vamos Daniel, no vas a irte caminando! ¡Termina lo que empezaste!- No, no lo escuche y continúe caminado.

-¡MATAME MALDICIÓN!- Estaba sorprendido por como me lo pedía, no tenía sentido pero aun así no me iba a virar a cumplir su petición. Solo seguí caminando.

-¡TE DIJE QUE ME MATES!- En ese momento sentí como el aura de Fisk se movió. Se había levantado, agarro la espada que estaba clavada al suelo y cargo contra mi lo más rápido que pudo, logré virarme a tiempo pero a esa velocidad no podía esquivar o desviarlo. Maldito seas Fisk. ¿Por qué me obligas a hacer esto? ¿Por qué quieres que te mate con tanta desesperación?
No me quedaba de otra. Solo contraatacar. Desenvaine mi espada y la apunté al frente, deje que esta desviara ligeramente su espada. A la velocidad a la que fue no le fue positive parar. La espada lo atravesó como si fuera mantequilla. La sangre empezó a caer. Fisk iba morir. Cayó de rodillas al suelo apoyándose de mi.

-¡¿Por qué?!- Pregunté entre lágrimas, no de tristeza o de ira sino de desesperación. Necesitaba saber el porqué.

- Porque si tú no me matabas yo sería el que te iba a matar...- Lo que dijo era cierto. Mis manos no son capaces de quitarle la vida a alguien.

2 Contra El MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora