Un Lucario Muy Singular

153 6 12
                                    

Corrimos un buen rato detras mio, Victini y yo, y mi yo pasado iba detras de aquel Lucario. Después de un rato pude escucharme a mi mismo gritar.

-¡Por favor señor, espereme!- Grité tratando de alcanzar al Lucario. Entonces me alcanzamos, al frente nuestro un gran árbol y a sus pies yo y aquel Lucario.

-¡Ya te dije qu...!- Dijo fastidiado el Lucario virandose a verme. Pero al ver mi herida paro un momento a verla y luego a mis ojos, entonces suavizó su expresión. Abrió la puerta.

- Entra...- Dijo derrotado dándose cuenta de que no se podria deshacer de mi. Seguimos por detrás de manera ágil para que no nos cerraran la puerta en la cara, pero sin éxito eso ocurrió.

-¿Ahora qué?- Pregunté frustrado. Victini me miró y saltó de mi hombro en dirección a la puerta y la traspaso como si fuera una pantalla de humo. Impresionado por lo que hizo también trate de traspasar la puerta pero fue como todo objeto normal me golpee la cara...

-¡No puedo pasar!- Le dije a Victini. Quién inmediatamente me respondió del otro lado de la puerta.

- Piénsalo, debes imaginarte a ti mismo como un fantasma e intentalo de nuevo.- Indicó su voz. Tal como lo dijo me imaginé como un fantasma e intente de nuevo. Esta vez logré pasar por la puerta. Victini me esperaba al otro lado de la puerta para poder posarse de nuevo en mi hombro. Una vez hecho eso dirigí mi atención a mi y el Lucario. Estaba sentado en un tipo de banco tallado a mano con una mesa adelante mio y seguido por otro banco, y el Lucario estaba buscando en una maleta unas vendas y alcohol para mi. Ya cuando las encontró fue hasta mi y rocío un poco del alcohol en mi brazo. Victini y yo veíamos la memoria cual me daba una nostalgia sin igual, las memorias que adquirí estaban llenas de sentimiento. Aparte que tenia una nueva oportunidad de ver aquello, era bizarro verme a mi mismo 4 años atrás pero a la vez interesante. Mi reflexión tomo pausa cuando yo me puse hablar con el Lucario.

- Muchas gracias Señor.- Le agradecí.

- Llamame Lyze muchacho - Dijo mi viejo maestro. Él fue para mi como un segundo padre.

-¿Por qué puede hablar? Seño... digo Lyze.- Pregunté al Lucario. Se notaba en sus facciones del rostro que ya era un poco viejo.

- Mi maestro me había enseñado. ¿Y tus padres muchacho?- Preguntó extrañado de ver que andaba solo.

- Están muertos.- Le dije con un tono blanco de voz. El me vio frío por lo que le dije.

- Oh... perdona por preguntar.- Me dijo culpable por preguntar.

- No se preocupe...- Tenia pensado seguir hablando pero un rugido de mi estomago interrumpió mi hablar. Lyze comprensivo se paro en dirección a la cocina.

- Tranquilo. Por aqui he de tener algo para comer.- Dijo entrando a la cocina. Después de unos momentos vino con unos platos con lasaña. Y aunque fuera una memoria aun podía oler el delicioso aroma que el plato emanaba. Sin duda esa fue una de las razones por las cuales ese era mi plato favorito.

- Toma muchacho. Disfruta. Siempre preparo comida para algunos días pero ya que estas aquí. - Dijo Lyze dándome el plato y cubiertos, tambiénse sentó a comer en el otro banco.

- Buen provecho.- Dijo y se puso a comer. Yo sin tener que ver el plato agarre cuchillo y tenedor y empeze a comer sin piedad traté de comer todo en un solo bocado. Lyze viendo esto me dio un golpe en la cabeza. Y tosi un poco. Inmediatamente lo vi a la cara.

- Entiendo que tienes hambre pero siempre debes de disfrutar de tu comida.- Dijo reprimiendome.

- Perdón.- Dije agachando la cabeza. Lyze dio un suspiro.

2 Contra El MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora