El hecho de que exista una minoría privilegiada no recompensa ni excusa la situación de discriminación en la que vive el resto de sus compañeros.
-Simome de Beauvoir.
Hace algunos años atrás.
He aquí en aquél frío y solitario hospital, situado en el área de espera se encontraba un muy nervioso azabache con la mirada gacha. Razón, hoy era su exposición de rango.
Para la familia Zenin los rangos eran lo más importante. Todos Alfas y siendo Megumi el único descendiente de su grupo la presión en su espalda era doble.
En aquella sala se podía palpar la tensión a flor de piel, a tal grado de pasarle un cuchillo y cortarla visiblemente.
Aquél Ojiazul mordió fuertemente sus labios mientras movía su pierna con nerviosismo, este día era el más importante que tenía y no se podría dar el tupé de joderlo.
Tantos putos años siguiendo las malditas normas sólo para que un perro papel joda todo, la vida no sería tan culera con él (O eso creía).La familia Zenin Habló al final del pasillo una mujer no tan joven Vengan conmigo por favor.
Aquellos dos azabaches se miraron mutuamente algo preocupados, más sin reproche le siguieron.
Al entrar dentro de aquella habitación se pudo sentir como la inmensa oscuridad les abrazaba sin mezquindad.
Sin más se sentaron en aquella fría banca y esperaron a que la doctora se acomode en su lugar mirando seriamente a sus contrarios.
El silencio reinaba en aquél lugar. Por un momento se podía sentir la brisa del aire acondicionado, las pequeñas gotas de la fría llovizna del exterior, aquellas manecillas de ese reloj viejo marchando sin parar. Todo callado, todo tranquilo hasta que un desganado suspiro interrumpió tal ambiente.
La vista del pelinegro se posó en aquella mujer causante de su interrupción observando cómo acomodaba sus papeles.Bien.. Me resulta algo difícil expresar esto sabiendo los notables antecedentes de su familia, así que mejor vea por sí mismo.
Aquella mujer extendió aquél trozo de papel a las manos del más grande, aquél maldito trozo de mierda que podía salvar o perjudicar la vida del de cabellos alborotados.
El de la cicatriz en los labios la tomó lentamente mientras comenzó a abrirla un poco más rápido que su agarre pasado.Las manos del más chico sudaban y empezaban a temblar de poco a poco. Gota tras gota caía mientras miraba preocupado el rostro de su padre.
Ya abierta la carta a riñas se dispuso a leer.
No pudo ni terminar el último párrafo de lectura al verificar el rango de su hijo.
Aquél pedazo de papel cayó al frío piso mientras de aquellas manos sus venas brotaban cual volcán.
La mirada en el azabache mayor era un poema. Una mezcla entre pánico e incredulidad.
Maldición..
Fue lo único que pudo articular el más grande.
Negó repetidas veces con la cabeza para seguido tomar por el cuello de la camisa de aquella doctora y le acercó bruscamente.
A ver maldita, odio que me tomen el pelo con bromas de tan mal gusto.
Dime por qué coño me das esto.
Escupió sin más. Necesitaba que le diga que fue alguna broma de baja categoría o un mal resultado.Señor... Esta es la clínica más reconocida en la nación. No diga blasfemias sobre los resultados y calmese por favor.
Su hijo es..Un omega... Se escuchó a lo más dentro de la habitación. Ambos miraron hacia el lugar proveniente chocando con la vista de un pequeño joven azabache con los ojos levemente rojos con pequeñas lágrimas amenazando por escapar.
Con una mano arrugo el papel de los resultados mientras con otra se tallaba lentamente sus párpados.
Yo.. No sirvo.
Sólo tenía que hacer algo en esta vida y la cagué. Maldita sociedad hipócrita.
Gritó sacando todo el dolor contenido en su interior.
Su padre miró preocupado a su hijo y decidió soltar a aquella mujer para sí ir y abrazar a su hijo.Todo estará bien, hijo.
Papá está contigo..Después de ello ya no pudo recordar más de su pasado.
Sólo la fría calle, los maltratos de su propia familia y extraños, sus muchas cicatrices y moretones en su débil cuerpo, indagar por los basureros del vecindario buscando algo que comer. El pelear con adultos más grandes por un techo dónde dormir esa noche.
Solo quería cerrar los ojos y no volverlos a abrir jamás..Y así pasaron los años, donde su única compañía era la oscuridad, y así sería siempre según lo que él creía.. Hasta ese fatídico día.
Puees, hasta aquí por hoy.
Se hizo más que antes.
La vdd no me gusta pero ahí vamos gente.
Díganme qué les pareció.
Sin más me despido, nos vemos.-Hydra.
ESTÁS LEYENDO
Eres mío || Sukufushi
RandomEl fuerte olor a cigarrillo acaparaba el lugar, los gritos sin cesar de aquellas personas no dejaban escuchar, aquellos grilletes en mis manos comenzaban a lastimar mis débiles muñecas ensangrentadas. Con la poca energía que me quedaba alcé la mirad...