Finalmente, llega la calma

2.3K 176 38
                                    

"Vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello, que arrepentirse de no haber hecho nada".

-Giovanni Boccaccio.

. . .


Los  hercúleos rayos solares impugnando contra la facia del azabache conjunto a las gotas salinas desbordantes de sus orbes cerúleos decantando a cada lado de sus pómulos eran una sensación realmente regocijante palpante desde lo más profundo de su ser al haber cruzado aquella brecha que tanto tiempo le había costado pasar gracias a la ayuda de su madre.

De un momento a otro he aquí postrado sobre una vieja camilla de hospital se encontraba el cuerpo inerte del conocido como Fushiguro siendo abrazado como nunca soltado por la gran figura tatuada del varón de  hebras borgoña. Lágrima tras lágrima era tocada sobre el moflete del inconsciente omega quién no tenía ni idea de cuánto había sido causa de sufrimiento a su pareja puesto cada día sin falta Sukuna se encargaba de velar por la comodidad, salubridad, estancia y calidad del adormilado azabache quien poco a poco sintió como ambos párpados comenzaron a reaccionar abriendo tenuemente ambos ojos encontrándose con la nada esperada escena a su espectar.

- ¿Sukuna...?-
Farfullo a lo bajo, casi inaudible tratando de regular su apresurada respiración al hablar.
-Hah... ¿Qué es esto? ¿Dónde estamos?-
Mentiría si dijera que no se encontraba desorientado, por más que examinaba el lugar no lograba dar en el blanco.

El tétrico silencio fue dado como respuesta cual manta sobre la fría habitación de la instalación, los orbes bermellón observaron de manera incrédula al hospitalizado hombre en sus brazos, no lo podía creer, ¿Había despertado?
-¡M-Megumi...!-
Dicho así envolvió con mayor fuerza la débil anatomía impropia entre sus brazos aferrándose como si no hubiera un mañana pues para él todo era incierto. No pudo contener por mayor tiempo sus lágrimas cuales prófugas comenzando a salir sin contención alguna de sus ojos cual preso en fuga.
-No tienes idea de cuánto yo...- cuánto yo te extrañé, melocotón. C-creí que ibas a morir y yo solo... ¡Solo no lo pude aceptar!  Agh.-
Y así aquel gran y temible hombre cual respetado como ninguno rompió en llanto frente a nadie más ni menos que el amor de su vida, su destinado quien solo asintió lentamente asimilando cada uno de sus vocablos a la par repartía paulatinas palmaditas sobre su espalda.

-Lo sé... Lo sé. Deja de atormentarte demasiado, Ryomen. También estaba asustado si te soy sincero. Y hah- lamento... Lamento todo lo que hice en el pasado. Me dejé llevar por mi trabajo dejando en segundo plano mis verdaderos sentimientos sin darme cuenta que aquel objetivo en mi corazón había cambiado. Ahora solamente deseo estar a tu lado como siempre debió ser.-
Trató de espetar de manera calmada como apenada a pesar de sus dificultades oratorias, bajó su mirar avergonzado, no se atrevía a verle a los ojos.
De pronto, la gran mano impropia tomó entre sus falanges distales índice y pulgar el mentón impropio haciéndole verle con fijeza, Megumi no pudo evitar retener aquel prominente merlot inundando sus mofletes sin pudor alguno.

-Fushiguro Megumi... Eres la criatura más fascinante que he conocido. Desde el primer instante en que te conocí una sensación regocijante acaparó mi pecho sin medición alguna volviéndose tu ser mi razón de vida y felicidad.
Antes solía ser un prado marchito sin color alguno, gris y lastimero... Pero desde que llegaste a mi vida convertiste aquella sequía en un preciado prado lleno de diversas flores. Cada una más bella y colorida que otra dándole guía y sentido a mi vida. Oh, amor mío... Te amo.-
Sin más unió ambos cerezos en un dulce ósculo cual fue correspondido con la misma delicadeza y amor empleado siendo las cuatro paredes del lugar el único testigo del amor desbordante de cada alma hacia la otra, su destinada.

Jadeo tras jadeo tratando de obtener oxígeno fue efectuado por el más joven entre ambos apretando entre sus manos el ropaje contrario, entreabrió sus labios mínimamente con la finalidad de inhalar todo el aire posible siendo obstruido por el músculo lingual impropio cuál arremetió sin duda alguna su cavidad bucal palpando cada mínimo espacio a llegar. Desde paladar duro, blando, molares, superiores e inferiores, músculo viscoso y por último, dejando una corta lamida en sus labios separándose jocoso del menor observando orgulloso el lío que había hecho a su alrededor.

-Delicioso... Como era de esperarse, mi pareja es exquisita.-
Comentó con cada palabra bañada en sorna mientras lamía sus propios labios con emoción.-

-Estúpido... Ya vámonos a casa, este lugar no me gusta y- ¡Ah! ¿Qué sucedió con Naobito? ¿Y los demás?-
El miedo en cada una de sus palabras conjunto al aroma impregnado en el ambiente se hizo notar cosa que Sukuna no tardó en captar.

- Relájate, mi pequeño Megumi... Naobito ya pasó a mejor vida, en cuanto a los demás... Toji sabrá cómo encargarse exactamente de la ratita de campo con su manera de accionar. Algo me dice que se divertirá con su nuevo juguetito cual él mismo había roto hace mucho, mucho tiempo...-
La mirada anonadada del azabache era digna de enmarcar, no comprendía lo que había escuchado. ¿Lo había hecho bien?

-¿...Dijiste... Toji?-
"¿Papá...?"

. . .

Buenos días, tardes o noches. Soy yo, vengo después de casi dos años a actualizar.
Sigan pendientes esta semana que está en borrador casi lista para mandar el especial, será coito y la historia de Toji, no desesperen.
¿Cómo se encuentran? ¿Todo bien? Ah, ¿Les gustó? Siento que se nota mi cambio de escritura en todo un año. ¡Me despido por hoy!

Eres mío || SukufushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora