Cascarón vacío

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Toda "mala" persona posee bondad en su corazón, sólo hace falta en qué lugar tocar para poder hacer latir este sin parar

-Vikento

El sonido de tacones golpeando el piso no paraba de cesar, aquella mujer de la cual provenían tales ruidos se dirigía rápidamente hacia cierta habitación ubicada al final del pasillo de tal lugar. Al llegar paró un momento al escuchar ciertos lamentos justo del otro lado de la puerta, suspiró cansada mientras tomaba el picaporte de esta y abría encontrándose con un hombre de cabellos dorados apoyándose en la única camilla del lugar.
-Señor Sukuna... Ya le hemos dicho que no presione la camilla, puede lastimar al paciente y más en su estado tan vulnerable-
Comunicó con poca paciencia la mujer frente suyo, el cual el de ojos rubí sólo gruñó en forma de desagrado

-L... Lo siento, dígame por favor el análisis de mi pequeño-
Suplico con tristeza aquél hombre

-Lamento informarle que lo que ha sufrido es realmente grave, no sabemos con exactitud lo que pudo pasar pero el paciente está inducido a un coma por paro cardíaco. No sabemos cuándo o si podría despertar... Lo siento.
Puede estar unos cinco minutos con el paciente, vendré nuevamente cuando se termine su tiempo -
Dicho así aquella mujer de bata blanca dejó la habitación dejando a un anonadado joven boquiabierto en ella.

-No... No puede ser cierto, ¡DIME QUE NO ES CIERTO, MALDICIÓN!-
Ryōmen empezó a llorar sin pudor alguno, no aguantaba aquél dolor instalado en su pecho el cual no le dejaba respirar.
-Megumi.. Mi omega...-
Pronunció mientras con lágrimas en los ojos miraba la camilla donde se encontraba su débil cuerpo.
-Yo... Prometo que te cuidare hasta que despiertes y después de ello, prometo que cuando despiertes seré una mejor persona... Juro cambiar pero por favor lucha, resiste y vuelve a mi lado pronto. Yo... Te estaré esperando, mi amor...-
Balbuceaba entre lágrimas y mocos mientras tomaba la fría mano del Omega

-Lucha por tí, lucharé por tí, por mí y lo nuestro. Seré alguien digno de tí, pero por favor despierta para que puedas ver ello. Mientras tanto que resistes, yo empezaré a dar unos cambios... ¿Sí, mi pedacito de cielo?-
Sukuna entre llanto dejó lucir una pequeña sonrisa, no era la más brillante, pero sí la más genuina que podía ofrecer y era solamente para su pequeño Omega.








...


Este quiebre es corto, pero sentimental.
Sigan al siguiente episodio por favor, que sí es algo sustentable.

Eres mío || SukufushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora