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直接冲突 : CAPÍTULO 5

DEJUN

DOCE AÑOS ATRAS

—¿Sabías que Ann y Yuying son novias? Estaba pensando, ¿por qué nosotros no somos novios también?—preguntó su mejor amigo, haciendo sonreír al otro pequeño casi al instante.

—¿Por qué no? ¡Seamos novios, Kunhang! —el castaño tomó la mano de su compañero de clases y comenzó a corretear junto a él por el parque de juegos. 

El lugar estaba lleno de niños y niñas que vestían cómodos uniformes de gimnasia y todos parecían estar divirtiéndose mucho. 

Los dos pequeños jugaron como lo hacían normalmente, solo que ahora había un detalle en especial, eran novios. 

Más tarde ese día, Dejun iba de regreso a su casa con la gran noticia. No podía esperar para contársela a sus padres, en especial a su madre, porque sabía que está solía prestarle un poco más de atención cuando de dialogar se trataba. 

No obstante, el pequeño admiraba más a su progenitor, porque a pesar de que no pasaban tanto tiempo juntos, lo veía como esa persona que quería ser una vez que creciera. Tenía otro tipo de apego al hombre.

—¿Cómo te fue, corazón? —preguntó su madre cuando el niño descendió de la camioneta que lo dejaba en la puerta de su casa. La mujer lo tomó de la mano y lo condujo hacia la entrada.

—¡Ha sido un día genial, mami! —exclamó felizmente y sonrió— Hoy dieron pudding de chocolate en la escuela y...ah, ¡tengo novio! —ella elevó sus cejas y lo miró sorprendida, sin embargo, segundos después, le sonrió.

—¿Quién es tu novio?

—Kunhang. —dijo orgulloso.

—Ya veo, pues, me alegra mucho, chiquito. No se lo digas a papá, ¿bueno? 

—¿Por qué?

—Porque tu papá...tu papá es complicado, Dejun. Probablemente no le guste la idea, pero que a él no le guste no quiere decir que esté mal, ¿entiendes?

En realidad no lograba entender mucho a lo que su madre se refería, sin embargo y a pesar de que le ponía triste el saber que lo mejor era permanecer en silencio, lo haría...

Pero no pudo evitar preguntarse: ¿Ella de en serio tenía razón o él estaba haciendo algo mal?

(...)

MÁS TARDE ESE DÍA

—Más vale que esa comida esté exquisita, Qian, porque no puedo quitarme esa imagen de la cabeza. 

Dejun estaba sentado en la silla ubicada en una de las puntas de la mesa de la cocina, su padre ocupaba la de la otra punta y su madre cocinaba algo en la sartén que desprendía un delicioso olor a cebolla.

El pequeño lucía muy ocupado coloreando el libro de dibujos que el hombre le había traído ese mismo día.

—¿De qué hablas? ¿De lo de hoy? —oyó que su madre preguntó. El castaño no tenía ni idea de lo que hablaban.

—Sí. De entrada están enfermos, es asqueroso. Besándose a las escondidas en el baño de hombres de mi —le dio énfasis a la palabra ''mi''— empresa. 

¿Por qué papá dice que están enfermos? ¿Habrán pescado un resfriado?

—Yifan...no creo que Dejun deba escuchar esta conversación. Además, sólo fue un beso y probablemente pensaron que nadie los vería.

—Obviamente que pensaron que nadie los vería. Y no te preocupes por Dejun, es mejor que sepa ahora lo que su padre opina, así después no nos viene con cosas raras, ¿verdad? —lo llamó.