直接冲突 : CAPÍTULO 11

134 25 3
                                    

TEN

Regresó tarde al departamento, más o menos después de las ocho de la noche. 

Se había duchado en la academia y estaba más que listo para picotear alguna fruta e irse a dormir nada más terminar.

La vivienda estaba sumida en un silencio que se sentía inquebrantable y también, se hallaba ordenada gracias al servicio. 

Antes de prender las luces grandes, Ten notó una brillante que se filtraba por debajo de la puerta del dormitorio de Dejun y que se expandía débilmente por unos cortos centímetros de parqué.

Ya no testeaba mucho su suerte cuando se trataba de toparse con su compañero de piso, realmente podía pasar cualquier cosa y por momentos, no sabía que esperarse.

Decidió reemplazar sus pensamientos por otros más agradables, como por ejemplo, el tema de conversación que había compartido con Lili cuando viajaba en el transporte esa noche.

Instantes después, ya se había despojado del calzado incómodo y del bolso de ropa, dejando descansar a este último en uno de los taburetes de la cocina.

Con la fruta en sus manos, se sentó en uno de los libres y comió en absoluto silencio.

Más tarde, cuando estuvo a punto de terminar la manzana que había cortado, escuchó como Dejun abrió la puerta de su cuarto.

Las miradas de ambos muchachos chocaron entre sí. Ten se sintió, para su sorpresa, desconcertado y de nuevo, se odió un poco por su empatía. No le agradaba ver a Dejun así, dejado y cansado, como si la noche anterior no hubiese pegado un ojo.

Evitó preguntarle si se encontraba bien y se levantó dispuesto a lavar el plato usado, sin embargo, cuando su roomie se dirigió a la heladera y pasó cerca de suyo, percibió algo inusual.

¿Por qué huele como yo?

Su jabón. 

Ese jabón con olor a rosas pertenecía a una de las marcas favoritas de Lili y lo compraba porque lo había conocido por ella. Había traído el producto exclusivamente desde Tailandia porque pensó que tal vez no lo encontraría en Taiwán. 

No, no puede ser.

De repente, su mente lo transportó a la situación del día anterior en el parque y miró fijo al cuerpo de Dejun, el cual ahora, le daba la espalda dado a que buscaba algo en la heladera.

La expresión del más grande se oscureció un poco y concretó a la mitad las acciones que tenía planeadas: se acercó al lavaplatos y colocó el plato dentro del mismo, mas no abrió la canilla y en vez de eso, se acercó con lentitud a Dejun.

Su compañero de piso ya había finalizado con su búsqueda y se sentó en uno de los taburetes. Traía una de sus manos ocupadas con el teléfono y la otra con la cuchara enterrada en un puddin de chocolate.

DEJUN

La única razón que tenía para comer el puddin allí, era porque se había dado cuenta de que Ten se iría pronto y podría estar más tranquilo.

No obstante, por alguna razón estaba tardándose en irse a la habitación que le correspondía.

Se concentró en su teléfono y en ese postre que tanto le gustaba en un intento de huir de él.

A la vez que degustaba el puddin, esperaba ansioso que la pantalla de carga del juego en su celular se esfumase.

No pudo concretar lo planeado, porque sintió que algo, más bien alguien, se acercó por detrás suyo.

—Dejun, hueles a rosas. —el tono de voz de su compañero de piso no era habitual, sonaba serio a un nivel preocupante y entonces se dio cuenta del error que había cometido.

No había usado intencionalmente el jabón de Ten -eso era lo que su parte mentirosa le decía- simplemente había tenido un tonto accidente en la ducha e iba a explicárselo.

Pero por dentro solo podía culparse a sí mismo, debería de haberse mantenido alejado, debería de haberse dado otra ducha antes de toparse con Ten y no debería haberse confiado en que no se daría cuenta.

Pero, ¿cómo iba a saber que Ten poseía tan buen sentido del olfato?

Se quedó mudo. 

Podía sentir el calor del otro muchacho, ya que se había inclinado hacia él y traía el mentón ligeramente recargado sobre uno de sus hombros.

—Hueles muy bien, es igual al aroma que tiene mi jabón, el cual dejé dentro de tu ducha. —Ten giró descaradamente su rostro hacia su dirección y Dejun continuó congelado.

Qué mierda. 

Qué mierda, qué mierda.

—Ahora que podemos compartir cosas...—quiso cerrar los ojos cuando sintió que dos brazos pasaban alrededor de su cintura. Momentos más tarde vio como una de las delicadas manos de Ten, hundió la cuchara en el pote— me toca a mí.

Los sentimientos encontrados hacían presencia en él de nuevo. 

Está demasiado cerca, siento que mi corazón va a salirse de mi pecho.

La mirada opuesta se clavó en su ser y él no podía reaccionar.
Tenía miedo de hacerlo y de arrepentirse luego, pero sabía que se estaba dejando humillar.

La mano de Ten condujo la cuchara hacia sus propios labios y abrió su boca, amenazando con llevar el utensilio hacia el interior de los mismos.

straight conflict ‹ xiaoten;tenxiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora