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La música se podía escuchar cada vez más alta, llegaba a ver una gigantesca casa, muy moderna, de tonalidades blancas, negras y grises, luces de varios colores salían de las ventanas de  aquel lugar en el que nos íbamos a adentrar y  cierta insegu...

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La música se podía escuchar cada vez más alta, llegaba a ver una gigantesca casa, muy moderna, de tonalidades blancas, negras y grises, luces de varios colores salían de las ventanas de  aquel lugar en el que nos íbamos a adentrar y cierta inseguridad en mi empezó a crecer.

A unos pocos pasos de la casa, veo como Michael y yo, ya  estamos exhaustos y  con algunas gotas de sudor sobre la frente, miro en dirección a Nanno y se ve totalmente bien. ¿Cómo no está cansada?, llevamos varios minutos caminando, es increíble lo rara que es, no solo por su forma de ser.

-Llegamos, ¿recuerdan bien lo que tienen que hacer?- nos pregunta.

-Si- contestamos Michael y yo al mismo tiempo.

Nanno sonríe y abre la puerta.

Al abrirse se puede ver y sentir el ambiente del sitio, varios adolecentes demasiado juntos bailando con sus cuerpos sudados, respiraciones agitadas y hormonas descontroladas, otros simplemente estan comiendo, hablando o mirando morbosamente a alguien que se encuentra en la pista de baile.

 Esa era la abrumante imagen que me estaba dando esta fiesta.

El olor del licor es demasiado fuerte y casi repugnante, obligándome a colocar una expresión de asco, y digo obligándome porque quiero parecer que pertenezco a este tipo de cosas.

Camínanos entre una multitud hasta llegar a la cocina en donde se encuentran unas cinco personas, entre esas Alan que sostenía un vaso entre sus dedos, lo saludo con una sonrisa y el me devuelve el saludo de la misma forma pero tímidamente.

-Es el- escucho decir a Nanno.

Miro a la misma dirección que ella y veo un chico de cabello negro y largo, ojos del mismo color y con unos lunares sobre su pálido rostro. El está hablando tranquilamente con sus amigos, que no paran de reír por las cosas que dice, no daba una imagen de ser alguien perverso o peligroso, parece alguien amigable y dulce, pero como dicen, las apariencias engañan.

-¿Tengo que hablar con él?- pregunta Michael.

-Sí, él es líder, se llama Daiki, ve y conócelo- le da un pequeño empujón alentándolo a comenzar una conversación.

Michael va hacia él y nosotras caminamos detrás para poder escuchar algo de lo que lleguen a hablar. Intentando disimular Nanno y yo fingimos servirnos unos cuantos tragos.

-¡Hey!, que cool tu cabello- halaga Michael comenzando por fin con el plan.

-¡Oh!, gracias, ¿enserio te gusta?, muchos me dicen que parezco un homosexual por tenerlo largo- dice con una sonrisa.

-Pff, que idiotas, es increíble hermano.

-Ven, el sí sabe apreciar mi belleza- dice Daiki, haciendo reír a los que se encuentran a su alrededor.

𝐂𝐀𝐋𝐋 𝐌𝐄 𝐂𝐑𝐀𝐙𝐘! // 𝐍𝐚𝐧𝐧𝐨 𝐲 𝐭𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora