𝐂𝐀𝐋𝐋 𝐌𝐄 𝐂𝐑𝐀𝐙𝐘! // 𝐍𝐚𝐧𝐧𝐨 𝐲 𝐭𝐮

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-¡Despierta!- escucho un fuerte grito por parte de Michael.

Abro los ojos, visualizando una luz muy sutil que ingresa por la ventana, mi vista se dirige hacia el rostro de Michael, que me mira con enojo, también tiene su mandíbula apretada y el ceño fruncido.

-¿Ahora que hice?- le pregunto, quitando algunas lagañas que tengo cerca de los ojos.

-¡Primero!, me dejaste tirado toda la noche en ese espantoso sofá, y ¡segundo! vamos a llegar tarde.

Tomo mi celular para ver la hora.

8:00 am.

Salto de cama y busco mi uniforme desesperadamente, entre tanto Michael me seguía reclamando por dejarlo solo en el sofá, lo ignoro y entro al baño para cambiarme.

Bajo para tomar el desayuno, pero Michael me dice que no hay tiempo y me agarra de la mano para salir hacia el colegio. En el camino le pregunto por Nanno, él contesta que ella fue la que lo despertó y que tuvieron una corta charla, antes de que se fuera.

Le pregunte sobre que era la charla, pero no me quiso decir, me da un mal sabor de boca que no me  quiera contar, el nunca hace eso,siempre es demasiado abierto y hablador, nunca se había callado ante una pregunta. 

La clase de física, fue interesante gracias a que la profesora explicaba de una forma divertida y entretenida esa materia, en cambio el maestro de historia era aburrido, una sola palabra salía de su boca y yo ya estaba a punto de dormirme. El timbre suena, avisando que ya era hora del recreo, todos salimos del salón y vamos hacia el comedor escolar.

Me encuentro a Nanno, ella me hace una señal pidiéndome que me siente a su lado, hago lo pedido y veo como Michael nos ignora y camina hacia Yuri. De algún modo eso me llega a lastimar, siempre comíamos juntos.

-No te preocupes, solo será por hoy – habla Nanno tomándome de la mano.

Sale un fuerte suspiro por parte mia y le sonrio a la de flequillo.

Nos la pasamos todo el recreo juntas, caminando entre la hermosa vegetación del colegio, escuchaba constantemente los cumplidos que salían dulcemente de los labios de Nanno. Solo me reía nerviosamente sin saber que contestar, ella sabe muy bien cómo me siento ante esos halagos y mi reacción tímida la motiva aún más para decirme tales cosas.

Despues de un rato el timbre suena por segunda vez en el dia, esta vez para avisar que ya es hora de volver a clases, me despido de Nanno y voy hacia mi salón, me encuentro a Michael mientras andaba por los pasillos. Me comenta que después de haber estado con Yuri, fue donde Evie, trataba de contarme sobre de lo que había conversado con ella, pero se desvía del tema y termina hablando de lo bonita que es Evie.

Lo veo con ternura, se mira muy feliz hablando sobre ella, sus ojos tienen ese típico brillo que tienes cuando hablas de algo o alguien que te gusta. 

El maestro de lenguaje llega, dejando caer unos pesados libros encima del escritorio, Michael se calla al igual que todos los alumnos, para colocar atención a la clase.

El timbre suena por tercera vez, guardo mis libros y junto con Michael vamos hacia el punto de encuentro. Llegamos y no vemos a nadie, ni una sola alma se hace presente en el vacío paraje.

-Pero...

-¡Ustedes imbéciles!- escucho la voz de Yuri, su figura aparece entre los árboles y camina hacia a nosotros-¡cómo se les ocurre dejar que Nanno escribiera las invitaciones!- dirige su puño a la cara de Michael, pero se detiene en seco y lo baja.

-¿Nanno escribió las invitaciones?-pregunta el de ojos verdes, atemorizado por la actitud de Yuri.

Trago saliva, sé muy bien que todo esto es mi culpa y la de coleta  al escuchar la confusión de Michael, me mira y rapidamente se da cuenta por mi cara que la culpable de todo esto, soy yo.

-Así que la culpa es solo tuya- me mira con seriedad.

-Yo...

- ¿Sabes la fecha que coloco ella?- me pregunta y yo niego- la fecha quedo para dentro de dos malditos días, ¡tenemos que esperar dos días!- suelta un grito para sacar su ira acumulada- ¡les deje muy claro que ella ahora es nuestra rival, no se puede confiar y es lo primero que hacen- toma su cabello y lo jala, arruinando su impecable peinado.

-Perdón- murmuro y agacho la cabeza apenada

-¡No quiero escuchar unas estúpidas disculpas!, ahora tengo que esperar dos días, ¡dos días!, no puedo esperar tanto, ¡dos días!, dos días, dos días, dos días...- se aleja de nosotros repitiendo esa frase una y otra vez.

-¿Qué le pasa?

-No tengo ni idea, pero creo que es mejor irnos antes de que vuelva – lo tomo del brazo y nos vamos del lugar.

¡Maldita sea Nanno!, porque no le coloque más atención a la fecha de las invitaciones, me deje llevar por ella y ahora Yuri de seguro estará pensando en cómo matarme.

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