Intuition. [Draco Malfoy]

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  𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 ONCE
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Al fin, vacaciones de invierno.

Después de un largo viaje en tren de charlas con los Weasley, llegamos a la estación. Miré hacia todos lados en busca de papá, no lo encontré. En efecto, estaba madre junto a Astoria y Daphne.

Suspiré y me despedí de Ginny con un gran abrazo, seguido de besos en la mejilla a la vez por los gemelos. Iba a extrañarlos a todos, como siempre que estoy en casa.

Mientras me acercaba a ellas, ya veía venir las grandes críticas por parte de mi madre.

—¿Que fue eso, Ara? —Tal como esperaba.

—¿Qué fue qué?

Mamá se limitó a rodar los ojos al igual que Astoria, mientras Daphne solo me miraba y reía por lo bajo conmigo.

—Todas tomen el brazalete. —Habló seria y todas cedimos.

Sin esperarlo ni por un segundo, mareadas, ya nos encontramos en la puerta al jardín delantero de la mansión

Mientras caminábamos por uno de los largos y verdes espacios, escuchaba a Astoria pidiéndole permiso a mamá sobre varias cuestiones. Cuando propuso invitar a los Nott intenté omitir una carcajada.

—Los verás donde los Malfoy, hija. —mamá le respondió a Astoria cortante. 

—¡Pero faltan siglos para aquello!

—Puedes invitar a Draco si quieres. —Propuso.

Astoria me miró de reojo y yo simplemente aparté mis ojos cafés de los suyos verdes.

—De hecho, madre, Draco me dijo que no quiere saber nada de mi. —Dijo Astoria entre dientes y sentí su mirada punsante sobre mí.

Mamá frenó antes de abrir la puerta de la mansión, ya habíamos llegado hasta allí.

—¿¡Qué!?

Y la perra de Astoria me sonrió.

—Pues claro. Después de que Arabella haya pasado una noche en su habitación no ha querido saber nada más de mí.

Palidecí por completo y sentí por tercera vez en el día, ganas de desaparecer.

—¿¡QUÉ!? —Soltó de nuevo mi madre.

—¡Mentira! Es decir no, no lo es. Pero ¡Si! Es que—

—A tu cuarto Arabella Greengrass. ¡Ahora! —Gritó.

—¡Madre, no me estás escuchando!

—¡AHORA, ARABELLA! —El rostro de mamá estaba rojo vivo y entendí que esta iba a ser otra batalla sin sentido gracias a Astoria. Genial.

Arrastré mis valijas hasta mi cuarto lo más rápido que pude. Una vez llegué, cerré la puerta con la mayor de mis fuerzas y me tiré sobre mi cama de acolchado blanco. Rodé sobre mi misma y empecé a  recordar por que extrañaba tanto mi casa cuando estaba en hogwarts: la belleza de mi habitación en comparación a las de allí.

Me dejé envolver por la maravillosa fragancia a rosas, característico aroma de mi cuarto ya que siempre pido que renueven los floreros cuando me encuentro presente. 

Y luego volví a la realidad, en donde van a reconocer como una zorra en mi familia y no es para nada cierto. En realidad, todo lo contrario. Quien estuvo de zorra con Draco no fui yo, fue Astoria. Pero aquello daba igual, ¿no?, si siempre la que se confunde y hace las cosas mal soy yo.

Y por sobre todas las cosas, lo que más me molestaba es que muy probablemente mamá hable con los Malfoy.

La relación entre los Malfoy y los Greengrass es complicada. Mamá se lleva bien con Lucius, igual que papá. Por lo que queda de Narcissa, ella no habla con ellos.

Oh, pero conmigo si que habla. Dentro de las mismas galas de navidad, casi siempre mantengo conversaciones con Narcissa en la mesa y en la parte del baile, criticando a todos por lo que llevan vestidos o por las ultimas noticias sobre separaciones e infidelidades. Siempre hay chismes cuando se trata de gente rica, lo aprendí con el tiempo. Y con la persona que más disfrutaba hablar de aquello era con la mismísima señora Black.

Hasta a veces pareciera quererme más que mi propia madre, pero no me parece raro. ¿El por qué? Porque yo la preferiría mil veces a ella como madre antes que la mía. He convivido con ella múltiples veces. Siempre que mamá y papá hacen viajes nos quedamos dónde ellos y con quien mejor me he llevado, por mucho, es Narcissa.

Alguien interrumpió mis pensamientos con un golpe repetido en la puerta.

—¿Puedo pasar, hija? —Habló su voz áspera pero acogedora.

—Claro que sí, papá. —Me senté en mi cama y lo vi acercarse a mi para abrazarme con una gran sonrisa. —Te extrañé.

—También yo.

Nos apartamos del abrazo y lo vi mejor, siempre feliz aunque con sus características ojeras gracias al trabajo.

—¿Cómo estuvo la primera mitad del año, Ara?

—Bien...creo. —Levanté los hombros. —Bastante agotador.

Papá respiró hondo y se armo un silencio incómodo por hasta que me decidí interrumpirlo.

—No, padre. No dormí con Malfoy. —Me tiré hacia atrás recostándome nuevamente sobre mi cama.

El soltó un largo suspiro y volvió a hablar. —¿Cual es el problema de tu hermana y tu madre? —Rió.

—No lo sé. —Sonreí. —He estado siendo más amiga de Draco... pero no ha pasado nada, lo juro.

—No tienes por qué jurar, Ara. Te creo. —Se levantó de la cama y plantó un beso sobre mi cabeza. —Tori debe de estar celosa, sabes que siempre le gustó Malfoy. La cena estará lista en poco tiempo, te llama Daph.

Asentí con la cabeza y finalmente se fue de la habitación. No dudé en agarrar mi teléfono y marcar el número de Daphne para que suba a mi habitación. En seguida, ella se encontraba aquí con dos gaseosas y un paquete de papas fritas.

Comencé a contarle lo que en realidad había pasado con Malfoy esa noche y luego lo que dijo papá.

—Además —Continué, después de darle un sorbo a mi gaseosa. —Papá dijo "ayññ siimpri li gisti Milfiy" Maldito idiota. ¡A Astoria no le gusta Draco, maldita sea! ¿Son ciegos o no ven que ella solo está caliente?

—Malfoy también. —Acotó Daph a lo que yo asentí y reí. —Lo quiere solo porque es popular... aunque sus centímetros de la segunda cabeza... —Daphne alzó las cejas repetidas veces.

—¡Iugh, Daphne! —La empujé ligeramente.

—¡No te hagas la santa, Arabella! Obviamente a ti también te gustaría por aquello que mencioné.

—No lo negaré. —Admití y ella me miro como si ya lo supiera, como si lo hubiera estado esperando. —Está más lindo que años anteriores.

—Que ni se te ocurra, Bella. —Daphne le dió un trago a su gaseosa. 

Me enogí de hombros. —Mañana iremos a por su mansión, se verá, querida hermana. 

—¿Y Astoria?

—Esta con Theodore o algo así.

Astoria abrió la puerta de repente mientras leía lo que creo que era mujercitas y nos llamó para bajar a cenar.

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