Capítulo tres

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[Sin editar]

[Capitulo tres]

Jungkook

—Hijo, vamos a tener una reunión, ¿Te parece? —mi mamá me entregó la taza con té

Asentí

Mi mamá estaba entusiasmada con la reunión con sus amigos, había estado hablando con mi papá toda la semana; compraba y cocinaba grandes comidas, para tener todo listo para la noche y tener una velada perfecta.

—No te límites por mí, mamá.

—Hijo, sabes que eres mi prioridad. —peinó mi cabello com sus dedos

— Lo sé, pero no quiero que límites tu felicidad y no puedo negarte un momento de paz.

—Mi niño, soy feliz contigo y no necesito nada más que mi familia. —besó mi mejilla y me abrazó posando su mentón en mi cabeza

—Hazlo, intentaré poder salir a saludar.

—No quiero que te incomoden.

Negué

—Te hace feliz —junte mis labios con la taza y bebí

—Te amo, mi niño.

Mamá se había privado de salidas y había sido excluida por el círculo social que tenía cuando empezó a trabajar, no salía de la casa para otra cosa que no involucrara nuestro hogar.

Había arrastrado a mi familia a mi oscuridad, los había condenado a una vida de soledad.

Terminamos de comer y yo lavé los platos y me dirigí a la biblioteca para poder descansar.

Tenía que poder controlarme y comportarme como una persona normal, convivir bien y no dañar a mamá.

Me senté en el sillón que daba a la ventana y tome cualquier libro sin leer su nombre.

Leer, era todo lo que podía hacer, solo era capaz de leer.

Los días cada vez eran más largos, cada vez el sol se demoraba más en esconderse.

Leí las palabras que estaban en las hojas de papel y poco a poco me fui sumergiendo en el mundo que retrataba mi mente.

—Hijo —sentí como me movían—hijo, son las ocho de la noche, a las nueve y quince van a llegar los invitados

—Me voy a preparar —me levanté

No me había dado cuenta que me había dormido y que había sido mucho. Mi mamá se quedó en su lugar mirándome

—No te preocupes por mi, mamá

—Soy tu mamá, es mi trabajo

—Lo sé, lo sé —sonreí sin mostrar mis dientes

Salí de la biblioteca estirándome, mi cuerpo estaba acostumbrado a dormir en el sillón, era todo lo que hacia en mi día a día. Dormía, leía, volvía a dormir, comía, leía y dormía.

Mí día a día era bastante aburrido, y era insoportable para una persona que está acostumbrada a salir, pero para mí no, había crecido dentro de estas cuatro paredes, la única interacción con personas eran las de mis padres, era un fantasma.

Entré a la ducha y dejé que el agua me recorriera y el vapor llenará la habitación. Lavé mi cabello y enjaboné mi cuerpo.

Opté por una camisa blanca junto a un delgado Jersey café, mis pantalones negros y mis zapatos del mismo color.

Misofonia VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora