Capitulo seis

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[Sin editar]

Jungkook

—Buenos días, Jungkook —saludó amablemente el doctor

—Buenos días.  —asentí con la cabeza

—¿Ansioso?

—Algo, ¿Dónde dormiré?

—Te acompañaré a tu habitación, sígueme.

Caminamos por los pasillos blancos, no tenían color, lo único vivo era el gran ventanal que había en el pasillo que separaba la entrada con las habitaciones. Este daba una hermosa vista al jardín, tenía una pequeña fuente en el centro.

Seguimos caminando y mié atención fue al muchacho que fumaba debajo del árbol, tenía en ceño fruncido, parecía que algo le molestaba.

Al parecer se dió cuenta de mi inexistente presencia, porque sus ojos marrones chocaron con los míos, una sonrisa salió de sus labios y mi sistema colapsó. Aparté la mirada avergonzado y seguí mi Camino detrás del doctor.

—¿Conoce a mis padres?

—¿Por qué lo dices?

—Porque me está guiando hacia mi cuarto y los doctores no hacen eso. —pude notar como chasqueaba la lengua dentro de su boca

—Tienes razón, soy amigo de la familia.

—Entiendo, Entoces usted no me tratará ¿Verdad?

—¿Por qué no?

—No puedo ser su paciente cuando ya tiene una idea de mí. —me encogí de hombros

No podía conocerme de cero cuando ya mis padres habían ayudado en eso, el había escuchado de mí.

—Sé lo que se puede ver en tu expediente  médico.

Asentí

—¿Mananá conoceré a mi doctor?

Suspiró derrotado

—Depende del horario. Aquí es. —abrió la puerta de la que iba ser mi habitación por estos tres meses

Era blanca con una simple cama y una mesita de noche, habían cortinas, pero estás eran cortas, un color crema que a mi parecer no servían de mucho.

—Gracias por guiarme hasta aquí.

—No es nada. Ponte cómodo y ve a conocer el lugar.

—Por casualidad ¿No hay una biblioteca?

—Sí, al otro lado del jardín.

¿Mismo jardín donde estaba ese chico?

—¿Estás bien?  —preguntó preocupado al ver mi rostro

—Sí, solo un poco cansado, el viaje que dejó un poco cansado. —asentí lentamente varias veces

También las pastillas me hacían sentir mal, solo quería dormir y lo hice.

Me tiré a la cama y prácticamente me desmayé sobre ellas, el hambre se esfumaba cuando el cansancio llenaba mi cuerpo.

Ojalá que no me despierten.

Los rayos del sol entraron por la ventana y me golpearon en los ojos. Si la espalda para evitar abrir mis ojos.

Pero tenía que despertarme para empezar mi día. Me levanté y me dirigí al baño para poder bañarme y despejar el sueño de mi sistema.

Una vez listo, sequé mi cabello con la toalla blanca, me tomé mi medicina y salí a la cafetería.

El suelo no sonaba, este era de cerámica blanca con puntos negros. Como un niño curioso comencé a mirar y tocar todo lo que me encontraba.

Llegué al pasillo que tenía de pared el gran ventanal, apoyé mi palma en el cristal y miré  el árbol donde antes estaba él.

Me separé y salí para encontrar la biblioteca. Era contradictorio ya que quería recuperarme, pero los libros habían sido mi refugio, mis únicos amigos, no podía dejarlos tan fácil, me había acostumbrado a su presencia en mi vida y no podía imaginarme una realidad sin ellos.

Entré a la biblioteca, era más grande de lo que pensé, claro, el hospital era enorme  y sería raro que su biblioteca no fuera del mismo tamaño o una que fuera de la mano.

Tomé una novela con los ojos cerrados  sin tomar  en cuenta el nombre, autor o trama, me gustaba hacerlo así porque cuando lo leyera iba ser una sorpresa.

Me senté en la mesa que me daba una bella vista al jardín. Coloqué toda mi atención en la lectura.

No sé cuánto tiempo paso, pero mi estómago pedía ingerir comida con urgencia y hace unos minutos sentía como mi nuca dolía por la posición en la que estaba—aunque siempre estaba cambiandola— era pauta para un dolor de cuello asegurado.

Estiré mis brazos junto con mi espalda y miré hacia la ventana, me sorprendió al ver la mirada del mismo chico de ayer puesta en mí mientras seguía manteniendo su sonrisa burlona, levantó su mano y movió sus dedos de forma de saludo.

No pude evitar hacer una mueca y me levanté informándolo, otra vez.

Regresé el libro a su lugar sin antes ver la página donde había quedado, me había gustado la historia, de verdad me había atrapado, estaba ansioso de que fuera mañana para seguir mi lectura. Tenía que comer y en la tarde tendría mis terapias.

Suspiré antes de salir del lugar. Pasé por el jardín rápidamente, intentando evitar todo contacto. No me sentía preparado para entablar una conversación con algún extraño.




Corto el capítulo, después de ¿casi un mes? De no subir nada de esta historia, no les prometo nada, pero estoy a un mes de salir de vacaciones así que; seré libre. No sé olviden de comentar si les gustó y votar, ya que eso me anima a seguir.
(Tengo otras historias por si les interesa)

Gracias por leer y disculpen si hay algún error.

Nos leemos luego...

Estela.

Misofonia VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora