01

287 13 1
                                    


No había primavera sin flores, no había otoño sin hojas secas, y no había navidad con un clima por debajo de lo que podía soportar Kang Yeosang.

Su mirada se mantuvo fija en el blanco techo de su habitación, mientras que su nuca era cargada por el respaldo de la silla en la que se encontraba sentado, un par de minutos fueron suficientes para poder distraer su mente de todo lo que le rodeaba. La melodía que salía del reproductor de música volvía el ambiente tan tranquilo, que incluso podía sentir los latidos de su corazón como un pequeño zumbido.

Sus ojos color café miel se mantenían vivos, abiertos como dos grandes platos, mientras que sus labios seguían el ritmo de la canción que recientemente había empezado. Un suspiro acompañado de un berrinche salió de sus labios cuando la música se apagó de forma brusca.

Su cabeza y todo volvió a la normalidad en cuanto se paró y miró la batería baja de su celular. El día había resultado ser lo bastante agotador para dejarlo atónito de la realidad, sus ojos se cerraron en cuanto tocaron la cama. Aquella nube llena de sueños.

Un par de labios rozaron su cuello, y un par de manos contrarias tomaron su cintura con vigor, una extraña y hermosa sensación de adrenalina dentro de su estómago. Aquel golpe de adrenalina llamado "mariposas en el estómago" provocó la hermosa y deslumbrante sonrisa en el rostro del chico bajo

Aquel aroma pertenecía a una persona en especial, un ser tan poderoso dentro de su pequeño ser. Tan autoritario y tan adorable

Encantador, aquella palabra sonaba una y otra vez dentro de sus sueños, hasta que el ruido de un reloj, de dos relojes, arruinaron el momento e hizo que su cuerpo reaccionará al instante, dejando ir a esa persona de los sueños a un mejor lugar.

El cielo era común. El reflejo del sol que ayudaba a reflejar nuevos colores en su entorno hicieron que su entusiasmo no bajara de su lugar. Nuevamente la melodiosa canción que había escuchado la noche anterior antes de caer rendido a su cama, hizo que se volviera a sentir con una gran tranquilidad ¿sería lo mismo escucharla en sus sueños?

¿La adrenalina que sentía en sus sueños y la que sentía en persona eran iguales? Aquellas mariposas, eran un misterio al igual que sus sentimientos

El autobús se detuvo en cuanto llegó a la parada para bajar e ir directo a la escuela, la música no había dejado de sonar dentro de sus audífonos, y su tranquilidad no estaba absorta de lo que sucedía a su alrededor.

Sus sueños habían sido los mismos desde que había conocido al dueño de los golpes de adrenalina dentro y fuera de sus sueños. Su corazón se mantenían tranquilo, hasta que comenzó a caminar por los pasillos un poco solitarios, era común ver a Kang caminar por los pasillos de toda la escuela en busca de su chico alto.

Normalmente las personas llegaban veinte o treinta minutos antes, en cambio el llegaba 50 minutos antes, tenía el propósito más claro que cualquier persona que entraba a la escuela a esas horas.

Su mirada seguía siendo vaga por los alrededores hasta que un jalón de su mochila hizo que caminara hacia atrás confiando ciegamente en la persona que lo había atraído.

La puerta de uno de los salones que aún seguía con las sillas sobre los pupitres se cerró una vez la espalda de Yeosang se encontraba en una de las cuatro paredes que encerraban a ambos chicos, una tierna y linda sonrisa llena de vida alegraron los ojos de Kang al ver a Jeong; las líneas de su rostro eran tan delicadas como sus manos y sus labios.

La mejor mentira y su perfecta perdición.

- Escuché que los monitores de los salones suelen llegar temprano, ahora veo que es verdad - una sonrisa por parte de Yeosang hizo que YunHo dejará escapar una risita burlona al escucharlo. Su pequeño y más joven amante era perfecto en cada encuentro, la perfección había sido la idea en la mente de Jeong YunHo, no había más dueño de aquella idea más que Yeosang

- Eres un pequeño bobo, lo sabes - su mano acaricio el cabello que se encontraba peinado del más bajo, su mirada se volvía demasiado coqueta y su tranquilidad volvía a su alrededor.

La tentación, y la necesidad por sentir sus labios abultados contra los suyos se había vuelto tan grande que tras cerrar sus ojos tomó a Yeosang y beso sus labios con suavidad, de una forma tan vehemente.

La dulzura de sus labios combinados con el sabor de su boca fueron robados unos minutos por parte del más alto. El rojo escarlata de sus mejillas fueron invadiendo poco a poco sus orejas, y el golpe de adrenalina en ambos chicos era inevitable. Sus corazones se mantenían tan unidos pero tan alejados a la vez.

Las manos torpes de Yeosang se posaron en la cintura del alto, quién seguía sin dejar respirar al más bajo, aquel fin de semana había resultado ser tan largo que la necesidad de estar entrelazados uno al otro era grande.

YunHo no tenía intenciones de lastimar a Yeosang, ninguna idea negativa había cruzado por su mente cuando conoció al chico de lindos ojos, sus días se mantenían vivos gracias al pequeño de quién estaría eternamente agradecido.

Los rojizos labios de Kang le dieron una diferente vista en cuánto YunHo se separó para tomar el aire que había perdido, sus miradas se volvieron a encontrar y una risita por parte del chico con ojos de café claro hicieron que el silencio del salón no volviera a aparecer.

- YunHo, deberías saber que espere por ti en tu ausencia - habló Yeosang, su espalda se estaba comenzando a enfriarse por la pared en la que estaba recargado y acorralado.

- ¿Esperarás por mi si te llegó a perder? Kang espera por mi si eso sucede, realmente no quiero perder la oportunidad de sentirte - sus manos tomaron las mejillas del más bajo quién seguía mirándolo atento hasta que sus labios labios se volvieron a encontrar en un suave beso pero que duró solo por unos segundos.

- No. ¿Por qué siempre piensas en eso? ¿Por qué no simplemente podemos seguir viéndonos en la escuela durante las mañanas y en tu casa por las tardes? no hay necesidad de que nuestros padres se enteren de esto - esta vez, el que tuvo la necesidad de alejarse, fue el menor, quién alejó las manos contrarias de sus mejillas y abrió la puerta. - Te veré en la tarde o en el almuerzo, si así lo prefieres.

Ninguno podía decidir sobre si aquello era lo correcto, o incorrecto. Aunque de algo estaban completamente seguros, lo incorrecto siempre era más tentador.

bitter sweet | YUNSANGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora