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Todo lo que los rodeaba se volvía un eterno caos. Yeosang había dejado un par de días al más alto desde aquel día desafortunado en el que lograron encontrarse con uno de los mejores amigos de YunHo.

No quería causar problemas entre los amigos, no buscaba alejarse de aquella forma del mayor, solo buscaba un minuto en el que se sintiera en paz y cómodo con su sexualidad.

Sus ojos se abrieron, encontrándose con la liza pared blanca que se encontraba sobre lo demás, su cuerpo se movió ligeramente hasta poder tomar asiento en la cama, el estar separados por un tiempo no significaba una ruptura; ya que el más alto aún seguía buscando la forma de quedarse a solas con Yeosang.

Dejó que sus piernas se deslizaran de la cama y tomó fuerzas para poder quedarse parado pensando sobre aquel domingo en el que estaba viviendo. Ansiaba ver y tocar al más alto, al diablo la gente y la sociedad homofóbica.

Su mano sacó del closet una chaqueta de cuero negra y un par de pantalones de los cuales solamente se quedó con el color negro. Siguió sus actividades hasta que se encontró con un agradable aroma del desayuno que preparaba su madre, antes de ir a la iglesia. Una dulce y confusa de su mamá miró el atuendo de Kang, quién solo junto sus manos ansioso.

- ¿A dónde vas pequeño? Tenemos que ir a orar, lo sabes. Vuelve arriba y cámbiate con ese traje gris, te hace lucir atractivo y un buen chico. - Las arrugas que tenía a un lado de sus ojos se volvieron a marcar cuando sus dientes se hicieron presentes al momento que sonreía.

- De hecho, ocurrió algo con mi compañero y pensaba en tomarme este día de oraciones e ir a su casa para cuidar de él.

- ¿A su casa? No, en absoluto, creo que tiene familia que cuiden de él. No quiero que faltes este día, escuche que buscaran personas para cantar en el coro y también tengo fe de que puedan elegirte a ti. - Su cuerpo siguió moviéndose cuando evitó chocar con una silla y poder colocar uno de los tazones de arroz. - ¿Sigues ahí? Ve a cambiarte. Nos iremos cuando acabemos de desayunar.

Hacia más frio de lo normal, aquel traje de color gris no había funcionado para que su cuerpo recibiera el calor que conservaba. Sus brazos estaban pegados a sus costados mientras que los bellos de su piel comenzaban a levantarse ligeramente, una caricia cálida de su madre en su mejilla hizo contraste con la frialdad que tenía.

- Luces muy frágil, ven, vayamos adentro -. Tras sentir las cálidas manos de su madre contra las suyas, comenzaron a caminar en busca de un asiento vacío dentro de aquella capilla. Su mirada comenzó a vagar en cada una de las personas que se encontraban en el público, todas señoras entre 30 a 60 años de edad, él había sido el único joven que acudía a ese tipo de cosas hasta que su mirada y atención fueron robadas por un apuesto chico, lo conocía, conocía a ese atractivo sujeto, quién lucía como un ángel con aquel traje. Su peinado, todo en él, era simplemente perfecto, podía sentir como su corazón había comenzado a latir de forma más rápida, aquel chico no era cualquier hombre con su misma edad, si no era; Jeong Yunho, su mentira más perfecta, su perdición y su mayor pecado en el lugar más sagrado para su madre. - ¿Has escuchado como cantaba esa pequeña en el coro? Su voz es demasiado angelical, Yeosang ¿Me estás escuchando?

En el momento perfecto que todo a su alrededor había guardado silencio y solo podían escucharse las teclas del piano que acompañaban las voces "angelicales" del coro, logró encontrar la mirada perdida de Yunho, quién solo mantuvo una sonrisa, una encantadora y dulce sonrisa. Sus labios se arquearon ligeramente cuando aquel aspecto lindo, simplemente desvío la mirada al sentir como el rubor subía a sus mejillas, hasta llegar a sus orejas.

- Kang Yeosang. - su mirada se volvió a encontrar el rostro enfadado de su madre quién solo mantenía el ceño fruncido. - ¿En qué rayos estás pensando? Estás en una capilla sagrada, deja de distraerte. Toma tu pañuelo y junta tus manos entonces pide un deseo.

Al acatar las indicaciones de su madre, sus ojos se cerraron sujetando aquel pañuelo. La primer imagen que vino fue aquel chico, alto, robusto, encantador, con personalidad de un pequeño cachorro. Su caballero deseado, él era el único deseo que podía pedir. Nada más podía estar a su alcance, no necesitaba que algo o alguien más estuviese a su alcance. Necesitaba envolver su cuerpo en los brazos de Yunho, eso ya no era un deseo, aquello era una necesidad.

Sus ojos se abrieron al sentir como su madre se levantaba en busca del encargado del coro para poder hacer que su pequeño entrará en aquel círculo de voces "angelicales". Un jalón después de varios minutos, llamó su atención; Yunho, quién estaba malditamente atractivo con aquel traje negro, tomó su mano para llevarlo lejos de la mirada de su madre.

- No, no. Espera no puedo alejarme de ahí, mamá odiara verme en otro sitio. - A pesar que su boca seguía en constante movimiento, el alto y su cuerpo no permitieron que se detuviera hasta llegar a un lugar completamente seguro. Aquella rutina de plantar su espalda en la pared volvió a nacer y su aire se fue por completo. - Perdón

- No me permitiste verte en unos días, ¿solo puedes decirme perdón? tuve que venir aquí por ti, escuchar a esos extraños cantar, incluso caer rendido en ver tus ojos cerrarse mientras pedías un deseo. Fue demasiado encantador - su mano pasó por la mejilla del más bajo quien sólo mantenía una mirada completamente perdida en el más alto - ¿Yeosang?

Los zapatos del mencionado cambiaron de forma, a una completamente distorsionada cuando sus puntas se elevaron para tomar al más alto de su corbata y atraerlo a él para poder desquitar y hacer realidad su deseo de tenerlo.

Ninguna palabra permaneció en el aire cuando Jeong correspondió tomando al más bajo de la cintura, simplemente como ayuda a no perder el equilibrio. Sus manos cubrían a la perfección aquella cintura, sus curvas, y lo diminuto que era Yeosang era encantador. Ninguno de los dos quería alejarse, hasta que fue culpa de sus respiraciones que los obligó a separarse.

bitter sweet | YUNSANGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora