Es 14 de junio de 2021. El reloj marca las 20:30. Hace un calor exagerado en Córdoba y me encuentro echado en la cama con ganas de contarle mis pensamientos a alguien que me escuche.
¿Por dónde empezar? Bueno... no soy feliz. Ayer justo discutía con mi madre, una madre que no escucha, que no cede, que no reflexiona y que a veces carece de empatía. ¿Por qué digo esto? Pues bien, mi madre ha decidido que en abril mi vida y la de mi familia dará una vuelta de 180°: nos mudamos a Málaga. Todavía no es nada seguro pero está claro que ella luchará por ello. Ella dice que quiere que tengamos más campo laboral pero no piensa que yo tengo mi vida aquí. No me escucha, no me entiende. Bueno ella y el resto de las personas que viven conmigo. Son tres muros inquebrantables, que no obedecen a razones, bueno... solo a las suyas.
Yo no quiero marcharme, es más me niego pero sé que me voy a ver obligado a marcharme porque aquí a nadie le importa una mierda mi vida, no le dan valor a lo que siento y creen que soy un niñato inmaduro. En estos momentos desearía que estuvieran lejos de mí y no saber nada de ellos.
Mi madre es la cabecilla, la que come el coco al resto para que se haga lo que su coño quiere. Y los otros son dos personas sin personalidad que se dejan influenciar y convencer. ¿Qué coño pinto aquí? No lo sé, siempre estoy en el centro de la diana de todas las decisiones que toman, todo por h o por b me afecta a mi.
No me apetece una mudanza, una nueva ciudad, vivir en completa soledad porque no conozco a nadie, todo el día metido en casa escuchando como los subnormales de mis padres me dicen "tienes que hacer algo", "estás amargado", "el miedo te puede" y un largo etcétera. No quiero estar lejos de mis amigos. Por fin encontré una pandilla con la que me identifico y ¡pum! ahora la pierdo gracias a mi madre.
Estoy harto de que se me trate como el gilipollas, el que nunca tiene razón, el inmaduro, el niñato o el agresivo verbal. Siento que ellos ya no saben quien soy y la verdad es que cada vez se molestan menos por mi vida, prefieren ver la tele cuando les hablo. Me siento solo e incomprendido, abocado a vivir con tres personas tóxicas cerradas de mente que solo miran por su interés personal. Muchas veces deseo dormir y no despertar nunca más.
Estoy triste. El viernes es mi graduación y no tengo nada de ilusión de ir con ellos o de simplemente ir. Solo quiero hibernar y despertar y que no estén. No oir sus conversaciones absurdas, estúpidas y vacías.
Solo deseo que finalmente no nos vayamos a Málaga porque será una putada más que tengo que soportar y no sé si es demasiado grande para aguantarla. Quiero desaparecer, no tengo ilusión por nada, no soy feliz.
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Historias De Un Confundido Confuso
Non-FictionA través de este libro descubrirás la vida de un personaje llamado Alex, que no es otro que yo mismo. Podrás conocerme más y disfrutar de historias propias que seguro que no te dejan indiferente, todas ellas contadas en forma de diario y con un leng...