Hoy. Sí, hoy. Hace una semana exactamente desde que te vi por última vez y quién sabe si lo volveré a hacer. Te besé, sin saber que a partir de ese día, jamás mis labios lo volverían hacer. Hoy, 1 de Noviembre de 2018, hace una semana que te perdí.
Fui yo quien te dijo adiós, es cierto. Por tí, quizás hubiéramos seguido al menos un mes más y así me lo hiciste saber con una frase: "me encanta quedar contigo". Esa puta frase que me sacó una sonrisa mientras lloraba en mi habitación a solas.
Nuestro amor parecía incierto desde el principio, ¿pero quién calla lo que el corazón siente? Fue a penas un mes, lo que formé parte de tu vida (de la mía eres historia para siempre) pero fue suficiente para que mi corazón tranquilo empezara a latir.
No fueron tus ojos claros, tu físico, ni si quiera lo tontaína que me parecías, lo que me gustó y encantó de ti era como me sentía yo contigo.
Si has leído hasta aquí, habrás comprobado que nunca me trataron bien en el amor. Con él era diferente. Siempre me aceptó tal y cómo era, no puso ni un "pero" a mi persona, me dejaba ser libre, ser yo y no le costaba. Siempre me trató con sinceridad, aunque esta a veces doliera, pero lo agradeceré siempre.
Esta sinceridad te llevó a decirme: "tú ya sabes lo que hay, a mí me han hablado y yo he hablado". Me mató. Sentí esa sensación que se tiene que sentir cuando caes desde una altura inmensa. La barriga te aprieta y te empieza a entrar calor por el cuerpo. Y este fue el motivo de nuestra despedida.
"¿Cómo se puede decir adiós a alguien que te hace decir 'quédate, no te vayas'?". Pues eso me preguntaba mientras leía tus mensajes. Cada mensaje era a la vez una puñalada más y una falsa esperanza que me hacía, esperando un "quédate". Pero no fue así.
Dentro de un par de días hace ya una semana desde que nos dijeramos adiós. ¿Recuerdas? Ahora mismo estaría en tu cama, durmiendo o intercambiando caricias, si nada de esto hubiera pasado. Iba a ir a tu pueblo e iba a conocer a tu madre, pero eso ya no pasará.
Dime qué hago con todo lo que no hemos hecho juntos, los besos olvidados en mis labios esperando a ser demandados, las caricias en tu pelo... ¿Qué hago, los ofrezco al mejor postor? No, no me pidas eso, José. Prefiero guardarlo, aunque no lo creas aún guardo la esperanza de que algún día vengas a recogerlo. ¿Qué ingenuo, verdad? Con lo que te gustaba mi ingenuidad... Es esa esperanza, la que en este día en el que te echo de menos, me mantiene vivo. Me niego a pensar que me moriré y no besaré tus labios una vez más. Me niego. Siempre odié los "hasta nunca".
Tercera y última frase que me marcó: "A pesar de todo, te tengo cariño y te quiero" Y es con esta frase como prefiero recordarte. Sin problemas, sin comeduras de cabeza, cómo fue nuestra "relación". Esa frase nos define perfectamente a los dos.
En lo más fondo de mí alma sé que ya me has olvidado y que no me echas de menos como yo a ti, porque como tú me decías: "soy una hoja movida por el viento". Creo que en tu vida has tenido que renunciar a muchas cosas y que para tí olvidar es más fácil, pero si algún día lees esto (que no lo creo, porque te dará pereza jajajaja) que sepas que en este mismo momento alguien lloró por ti y qué tiene algo que decirte: Gracias, sé feliz, te quiero peque.
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Historias De Un Confundido Confuso
Non-FictionA través de este libro descubrirás la vida de un personaje llamado Alex, que no es otro que yo mismo. Podrás conocerme más y disfrutar de historias propias que seguro que no te dejan indiferente, todas ellas contadas en forma de diario y con un leng...