Capítulo 11: Felicidad improvisada

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Hoy es jueves, 6 de diciembre. Es bastante tarde, casi que podría decirse que ya es viernes. Queda unos 5 días para que te marches a Canarias y no siento dolor, siento pena.

Pena porque todo haya acabado así. El otro día me puse a recordar y nos veo ahora y digo joder pues sí que da vueltas la vida. Ahora estamos bloqueados, aislados el uno del otro y lo grave es que no me apetece dar el paso de hablarte ni a ti ni a tus amigos, es como que no quiero volver a abrir la herida que tanto me está costando cerrar. A parte, ¿qué hago? Te desbloqueo, ¿y qué? ¿Te hablo? ¿y de qué? Si nuestra conversación eran los besos y decirnos cosas bonitas.

Además no creo que este aún preparado para verte con nadie, ¿qué sentido tiene que te desbloqueé? ¿Acaso vamos a ser amigos y disimular el pasado? No.

Te juro que te tengo cariño y si te tuviera delante, me gustaría besarte, acariciarte la cara, soltar unas lágrimas, verme reflejado en tus ojos y decirte: "¡Cuídate!". Como si nada hubiera cambiado entre tú y yo desde la última vez que me trajiste a casa.

Te juro que quiero despedirme, pero no puedo, vivo mejor sin saber nada ni de ti ni de tus amigos ni de todo lo que pasó y no es que intente borrarte simplemente necesito algo que me ayude a dar el último empujón a la puerta que un día te abrí.

La verdad es que ya he aceptado y ya no me como tanto la cabeza como hace más de un mes y de echo estoy conociendo a otro chico pero temo que sea simplemente un sustituto para superar esto, ya que si comparo, tú sigues ganando. Y sí, sé que tú y yo jamás volveremos a intercambiar besos, si acaso un saludo o un apretón de manos si algún día te encuentro por ahí por casualidad.

Tampoco quiero obsesionarme con tener a alguien aunque tenga ganas de que alguna relación alguna vez triunfe. Cada vez intento fijarme más en el interior pero tampoco crea que tenga que dejar de fijarme en el físico y la verdad que ahí también ganas. Todavía veo tus fotos y no te puedo negar que sonrió. De pensarlo, se me saltan las lágrimas.

No puedo pretender que alguien ahora ocupe tú lugar pero sin embargo lo necesito y es que como vi en una de tus fotos: "Por corto que sea el camino, quien pisa fuerte deja huella".

Me encantaría contarte que hay cosas que me van bien, que otras me van mal y que estés ahí tanto para celebrarlo como para apoyarme. Te prometo que a veces he pensado que deberías estar allí en ese momento. Todo hubiera sido distinto.

Jamás pensé que todavía me entrarían ganas de decirte te quiero, pero justo ahora te lo hubiera dicho.

Y así me encuentro, improvisando, intentando ser feliz con lo que tengo, temiendo encontrarme contigo y que la estabilidad que he conseguido, se derrumbe. O si no es a ti, a algún amigo tuyo que me diga algo que no quiero escuchar.

Espero que ya tengas claro que te vas a llevar, que bañador escogerás cuando tengas calor y que abrigo te dará calor cuando el frió cale. Que eches mil sueños por cumplir, ilusión y ganas de luchar por ti. Ahora sí, cuídate mocoso 😘❤️.

Historias De Un Confundido ConfusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora