Capítulo 2: Y llegaron los cuernos ...

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Sí hay algo por lo que se caracterice mis relaciones son por los famosos cuernos, todos desde el primero hasta el último han decidido ponerme la cornamenta, pero ¡oye, que yo también los puse una vez!

Toda mi vida taurina empezó cuanto tenía 16 años recién cumplidos, había encontrado un chico que me quería o al menos eso quiero creer. Rubio, de ojos claros, flequillo (con lo que me gustaban a mí los flequillos en esa época), cara angelical y voz masculina, en definitiva, el chico que siempre había querido encontrar, aunque tengo que decir que la primera vez que lo vi no me gusto nada, la verdad. Pero todo no era color de rosa, aunque para mí si lo fuera, tenía novia, aun así digamos que empezamos una relación a escondidas. La relación marchaba estupendamente, sólo faltaba que dejara a la novia, ¡qué la tenía hasta en la sopa! ¡Hasta el día de San Valentín se me presentó mi por aquél entonces novio con su querida novia!, a la que supuesto saludé porque soy muy educado, ¡oye, que yo me tiraba a su novio pero que si tengo que hacer el papel de mi vida para mostrarme simpático con ella para que no sospeche, yo lo hago, para algo he estudiado artes escénicas!

Todo siguió igual hasta que por una pelea y una mal consejo de amiga, nuestra relación se tambaleó y dio lugar a lo que acabaría pasando finalmente. Mi ex vino a solucionar las cosas o al menos eso creía porque lo que hizo fue todo lo contrario, no sólo me empezó a echar cosas en cara sino que se emborrachó y se puso a revolcarse por el césped con mi mejor amigo. Mi mejor amigo en su estado de embriaguez había llamado a un chico que estaba detrás de él y del que pasó a los minutos y me tocó ir a recogerlo, fui muy tonto porque le presenté a mi novio.

El día 16 de Marzo, hacía tres meses con él y ese mismo día lo dejamos, al parecer lo que yo creía que era una amistad entre mi novio y el amigo que le presenté resultó ser el inicio de un nuevo amor del que yo estaba excluido. Como buen inmaduro que era y con lo que me gusta un drama, decidí contarle todo absolutamente todo a su novia, tanto lo que había pasado como lo que estaba pasando en la vida de su novio, ya que sabía que mi ex le tenía mucho cariño y eso le iba a hacer daño, ¡cariño, dónde las dan las toman! En cierta manera le ayudé ya que hice que lo dejara por fin con su novia, ¡necesitaba un empujón y yo se lo di, no soy tan malo!

Pasados dos años, me volví a enamorar de un chico, era alto, delgado, no tan masculino como el primero pero lo suficiente, ojos verdes y guapo o al menos yo lo veo así (ahora es modelo). Tras pasar un fin de semana con él y emocionarnos en nuestra despedida, ya que él era de un pueblo de Córdoba y debía coger un autobús de vuelta, a los dos días me dijo que quería dejarlo porque no teníamos los mismos gustos, ¡mentía! A través de un ex rollo mío me enteré que había empezado a salir con otro chico y que le iba muy bien.

Pasados unos meses cortaron y volvió a hablarme para decirme que no había dejado de pensar en mí y yo como un tonto enamorado, lo creí y volvimos a salir pero yo ya no sentía un sentimiento tan fuerte hacía él, como el de la primera vez. Pasados 10 días nos peleamos y a los 13 lo dejamos, lo que él no sabía es que yo estaba también jugando mis cartas.

Cuando volví con él estaba conociendo a otro chaval súper, híper, mega mono que me recordaba a mi primer novio y por supuesto no iba a dejarlo escapar, así que digamos que me hice un horario: por la tarde quedaba con mi novio y por la noche quedaba con este chico, ¡poner los cuernos es agotador!

Cuando yo y mi novio decidimos dejarlo yo seguí hablando con él y duramos unos días más, pero claro el Karma es muy justo y el chico decidió que fuéramos solo amigos. ¿Todo lo que hacemos, es una copia de lo que sufriremos?

Historias De Un Confundido ConfusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora