R de Reencuentro.

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Los tenues rayos de luz de una luna creciente iluminaba el bosque con su esplendor nocturno, mientras una brisa fría removia las hojas y hacía las copas de los árboles danzar. El silencio de la noche era apenas interrumpido con los sonidos de los animales nocturnos y el correr del río. Los ruidos de la naturaleza y las aguas frías chocando contras las piedras se alazaban sobre el sonido de los gemidos y placenteros jadeos que de los labios del matrimonio surgía.

Goku recorrió el cuerpo de su esposa con lentitud, disfrutando del calor que emanaba su piel y las fascinantes sensaciones que era capaz de provocar en ella. Mientras le besaba el cuello, mantenía un lento va y ven, disfrutando de la placentera humedad del sexo de su esposa mientras envolvía a su miembro en una exquisita estrechez que lo estaba volviendo loco.

Despacio recorrió con la mano izquierda su espalda, en un toque suave que la hizo estremecer, hasta llegar a su trasero y apretarlo, mientras que con la otra mano ascendió hasta perderse entre las oscuras hebras de su cabello. Besó con deseo la piel de su cuello, bajando por las claviculas hasta llegar a sus grandes y preciosos pechos, aspiró profundo miestras besaba su piel, deleitendose con el aroma dulce, picante y salado de su mujer que tanto le gustaba.

Milk arqueó la espalda con un gemido cuando su esposo empezó a lamer sus senos y susccionarlos con ahínco.

Habían sido siete años, siete largos años en los que estuvieron alejados, sin la posibilidad de siquiera poder compartir un beso. Y ahora, después de tanto, después de que el desconcierto, las lágrimas y la nostálgica sensación de verse nuevamente juntos, el fuego que ardía en el interior se abrió paso para consumir sus almas en la pasión que a pesar del tiempo, nunca a dejado de quemar en sus cuerpos.

Ansiosos por volver a estar juntos, ninguno tuvo incomodidad o recato por hacer el amor al aire libre, sobre el pasto y las flores silvestres junto al río, lo más alejados posibles de su casa donde sus dos hijos dormían con tranquilidad.

No se contuvieron, uniéndose en un beso ardiente mientras la ropa desaparecía de sus cuerpos, sus pieles que quemaban por el reencuentro, ansiosos de volver a sentirse como uno.

Milk enterró los dedos en la mata de pelo de su esposo, mientras un ahogado gemido surgía de sus labios, con las rodillas en el suelo mientras montaba a su marido, aceleró un poco más el ritmo, sintiendo el miembro de su esposo llenandola una vez más, sintiendo el maravilloso placer junto a la incomodidad que la abstinencia de siete años había generado. Y aunque había dolido casi como si fuera la primera vez, la alegría de estar nuevamente con su amor de toda la vida fue tal, que la hizo ver las estrellas.

Goku, ansioso por más, comenzó a sentir la desesperación por liberar el fuego interno que quería explotar, y deseaba verlo surgir nuevamente en su esposa, deseaba verla gemir al borde del orgasmo, con el sudor en su frente, las mejillas sonrojadas y los ojos apretados mientras todo su cuerpo se estremeció en el placer. Atrapó sus delgados labios entre los suyos y una vez más los devoró con hambre.

Se dio la vuelta colocandola a ella en el suelo, quedando él enzima suyo, cambiando súbitamente el ritmo y embistiendola con fuerza y rapidez, con los gemidos muriendo ahogados entre la unión de sus labios.

Y allí, entre la oscuridad del bosque y los ruidos de la noche, con la luna brillante y las estrellas sentellantes, los esposos tuvieron ese anelhado reencuentro que sus cuerpos deseaban desde el instante en que volvieron a encontrarse.

Gochi de la A a la Z. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora