Capítulo 3: Un nuevo hogar y ella...

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Kishibe miró por la venta de su dormitorio a los edificios y casas que eran bañados por la luz del sol de la mañana.

No había dormido mucho en la noche, principalmente porque el sofá no era lo suficientemente cómodo para dormir, y porque en estos momentos su cama estaba siendo usada por un intruso que él mismo trajo.

Dejó de ver a la urbe que poco a poco iba despertando para darle toda su atención al pequeño individuo que también parecía estar despertando de su largo sueño.

Los ojos del pequeño se movieron con dificultad mientras los mantenía cerrados, dando señales de que estaba a punto de despertarse. Y tal cual, los ojos del niño que Kishibe rescató se abrieron.

Al momento de despertarse, el niño sintió una extraña sensación de calma como si todo lo que vivió fue todo un sueño. Como si todo nunca hubiera pasado y su cerebro le jugó una broma en su reino de los sueños.

¿Qué pasó? ¿De verdad había pasado todo lo de ayer?

Su mente tan solo por unos segundos lo convenció de que en realidad todo lo que pasó fue una pesadilla y que su madre entraría por la puerta para decirle que el desayuno está listo. Se lo hubiera creido de no ser porque esta no era su habitación...

Levantó hasta la mitad su cuerpo quedando sentado en la cama, sus ojos vagaron por la habitación observando vagamente lo que había en él.

Estaba la cama por supuesto, muy cómoda y grande, lo suficientemente grande para que dos personas durmieran en ella; alguien pequeño como él se veía un poco insignificante acostado en ella. En frente estaba un televisor, a la izquierda estaba una pequeña mesa de trabajo con muchos papeles regados y a la izquierda había un armario grande, lo suficientemente grande para que fuera ocupado para dos personas, pero si solo lo usaba una persona no podía imaginar la montaña de ropa que tendría.

'Dónde estoy' pensó un poco adormilado mientras sus ojos seguían mirando hacía todos lados, como si algún objeto de la habitación le diera las respuestas que quería. Vagamente miró el reloj que estaba en la mesa junto con los papeles pero pudo apreciar que eran las 6:30 AM.

"Buenos días" escuchó una voz dura a la par suya, rápidamente se puso rigido, giró su cabeza para ver el rostro impacible y calmado de Kishibe quien lo miraba fijamente y con un rostro en blanco. Él estaba sentado en una silla a la par de la venta, aún tenía ese mismo traje con el que lo vió antes, camiseta blanca con sujetadores en los hombros y unas cosas extrañas que tenía atrás pero ahora parecía no tener.

"B-buenos días" le respondió aún muy nervioso, este hombre aún no le agradaba. En primer lugar se puso tenso al pensar que este hombre lo había estado viendo dormido por quién sabe cuanto tiempo, y en segundo no sabía porque seguía a su lado.

"¿Dormiste bien?" Preguntó Kishibe, el niño algo reacio asintió sin saber como responder a eso, se sentía muy incómodo hablar de eso con una persona que apenas conoces y que suele dar miedo.

"Que bien" continuó Kishibe aparentemente sin incomodidad "Yo no puedo decir lo mismo, después de todo es de mala educación traer a un invitado a tu casa y no darle una cama para dormir"

El niño luego se dio cuenta en donde estaba dormido, sus mejillas empezaron a mancharse de un rojo de vergüenza.

"¡L-lo lamento!" Dijo en un tono apresurado y ocultó su rostro en las mantas para tratar de ocultar su verguenza.

Kishibe solo negó con la cabeza "Eso no importa" se levantó de su silla mientras la silla chillaba por el movimiento, caminó hasta la puerta y tomó la perilla con su mano, pero antes de salir volvió su mirada de nuevo al niño "Cuando te sientas listo puedes tomar una ducha, el baño está a la izquierda de esta puerta, después lava tu ropa y baja a las escaleras. Hay algunas cosas de las que debemos hablar"

Uno Sobre TodosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora