Capítulo 8: Viejos miedos y sueños rotos

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Descargo de responsabilidades: Chainsaw Man no me pertenece, le pertenece a Tatsuki Fujimoto. Todos los personajes a excepción de mis OC y algunos escenarios pertenecen a él.

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Habían pasado 3 años desde aquel accidente en 1977 en la residencia Takahashi, donde Aiko y su esposo Hideki Takahashi murieron por el ataque de un demonio que se metió en su casa sin que ellos lo supieran. La pareja murió por el ataque pero su hijo Hiro Takahashi fue el único sobreviviente de ese suceso ya que un cazador de demonios llegó antes de que fuera demasiado tarde.

El niño quedó sin padres y sin un hogar pero el mismo cazador que lo salvó decidió quedarse con él. El niño vivió por mucho tiempo con miedo a los demonios aún cuando soñaba ser en el futuro cazador de demonios, algo que contrastaba mucho con su temor. Aún así nunca dejó de tener ese sueño como meta.

El pequeño Hiro estaba ansioso por empezar su entrenamiento, quería cazar demonios por una simple pero noble razón. Él quería acabar con la maldad y tristeza que crean los demonios, él sabía lo que era perder a sus padres por culpa de un demonio y no quería que más niños o personas sufrieran el mismo destino. Esa era su gran motivación y la única cosa que apartaba su miedo a los demonios, si quería lograr sus metas necesitaba entrenarse lo más que podía, quería que Kishibe lo entrenara, así el mundo lograría ser más seguro y varias tragedias se evitarían, varios niños se quedarían con sus padres y no sufrirían lo mismo que él.

Estaba determinado a lograrlo, nada lo detendría, nada.

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Japón Tokio, 1980.

La puerta del departamento se abrió como siempre pasaba a esta hora de la tarde, entraron dos personas, un niño de cabello azabache de ojos azules con un uniforme escolar que consistía en una camisa blanca con un pantalón corto que llegaba a sus rodilla y zapatos negros de vestir. Atrás de él y cerrando la puerta estaba un hombre de aspecto cansado con treinta y tantos años de edad y con una mirada seria, vestía un traje de vestir con un enorme saco que llegaba un poco más abajo de su espalda y en su pecho se notaba un sujetador que servían para sostener en su espalda dos catanas, sin embargo lo único que portaba ahora era un arma y dos cuchillos.

Kishibe y Hiro venían de traer de la escuela a este último, Hiro terminaba sus estudios a  la 1 PM y Kishibe tenía que hacer tiempo libre para traer al niño de la escuela en donde todos sospechaban que era un pedófilo o un secuestrador de niños, todo por su aspecto.

De todos modos, la vida de ambos ya se había ajustado lo suficiente para sentirse cómodos el uno con el otro, tanto así que ya estaban acostumbrados a hacer las mismas cosas de todos los días, desayunar en silencio o hablar de vez en cuando sobre algún asunto. Kishibe seguía siendo frío con Hiro pero ahora ya no era tan distante como lo fue durante los primeros meses, ahora él le hablaba más de lo que hubiera hecho antes, a veces hablaban de como le había ido a Hiro en la escuela, y Hiro le preguntaba cómo iba él en el trabajo, Kishibe le contaba algunas cosas pero no entraba en detalles para no perturbar al niño, después de todo solo tiene 10 años y ya ha tenido suficientes traumas.

Hiro ya se sentía más cómodo viviendo con Kishibe, ahora él veía al cansado y frío cazador como un guardián que en el fondo parecía preocuparse por él, bueno esa era la visión que tenía de él, no sabía que pensaba Kishibe en realidad. De todos modos, Hiro también empezó a admirar las habilidades y disciplinas en las que se especializaba Kishibe, todas tenían que ver con ser cazador de demonios pero a Hiro le fascinó como Kishibe se desempeñaba tan naturalmente en todo. Quanxi le contó una vez que Kishibe era considerado el cazador de demonios más fuerte de Japón, o del mundo, eso explicaba muchas cosas. Hiro se sintió incrédulo y fascinado al mismo tiempo, sabía que Kishibe era fuerte pero no pensaba que sería tan fuerte.

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