En 1977, en medio de sus arduas labores de exterminar demonios, Kishibe se encontró con un niño indefenso inmerso en un macabro baño de sangre, donde solía estar el hogar de una familia. Al ver la situación del pequeño, tomó la decisión de acogerlo...
Notas: Asique 30 capítulos eh? En otros casos tal vez daría un monólogo algo largo pero meh, ya me quedé sin palabras.
Solo diré que este capítulo está lleno de intimidad (no esa clase de intimidad), pero bueno la palabra "intimidad" es subjetiva, pero te aseguro que esto no pasa más allá de puros abrazos.
Por ahora.
Y adivinen que? Hay una pequeña escena de acción que se ampliará más en el siguiente capítulo.
Pero en su mayor parte, solo son escenas entre nuestros tortolos favoritos, Hiro y Makima.
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Había algo muy especial en todo lo que estaba pasando.
Había algo muy especial en ella, él siempre pensó que sabía lo que se sentían los verdaderos vínculos entre personas; pensó que ya lo había experimentado de primera mano en los primeros siete años de su vida cuando sus padres aún vivían, luego cuando se encariñó de alguna manera con dos cazadores de demonios que a simple vista se notaba que no eran normales, luego cuando hizo su primer amigo en la escuela primaria y que hasta el día de hoy aun se llevaban muy bien.
Pero esto se sentía bastante diferente, pero Hiro no podía explicar por qué, era como si su cuerpo hablara por él antes de que su mente formulara la acción en su cerebro, solo sabía que no quería soltarla de sus brazos, quería mantenerla allí tanto tiempo como ella lo deseara. Fue como si en ese momento él tuviera la enorme necesidad de protegerla de cualquier cosa que pudiera hacerle daño, se sintió como la única persona que podría cuidar de ella, pero la realidad era diferente, sabía muy bien que ella podía protegerse sola pero eso no le impediría estar allí para ella cada vez que lo necesitara.
Hiro no pudo explicar este extraño suceso, pero fue como si sus instintos protectores se hubieran intensificado cuando ella empezó a llorar en su hombro, desahogando todo el dolor y la frustración que había soportado por dos semanas. A pesar de eso, a él le dolió el corazón cuando sus sollozos solo parecieron intensificarse con cada disculpa que salía de sus labios e iba directamente a los oídos de Makima, como si ella hubiera esperado una eternidad por escuchar esta clase de palabras.
Hiro sabía que no era realmente su culpa que ella estuviera así, si era culpa de alguien entonces era del Demonio Pistola, aún así no pudo evitar sentirse culpable por no tener más determinación en haber hecho algo diferente cuando tuvo la oportunidad, tal vez debió presionar más a Kishibe y Quanxi para que lo dejaran visitar a Makima, en ese entonces él no sabía lo mal que se la estaba pasando, solo pensó que estaría preocupada por él, pero jamás imaginó que estaría tan angustiada hasta el punto de perder la cabeza y desesperarse tanto como para ir a su apartamento y hacerle una visita.
