Capítulo 12: Los niños son una molestia parte 2.

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Notas: Este capítulo es algo corto.

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La vida estaba llena de tropiezos, fracasos, incongruencias, rupturas, cuestionamientos, pero sobre todo, crueldad. En la vida habían varias cosas por las que una persona tenía que pasar para llegar a cumplir sus metas: ya sea siendo un estudiante de secundaria, un universitario, un policía, un abogado, un cazador, incluso la niñera de una niña demoníaca.

No había excepción para nadie en este mundo, todos sufrirían al final, no de la misma forma pero siempre habrá una excusa para gritar a los 4 vientos lo miserables que se sienten. Además de la crueldad o las miserias, también estaban los retos de tener sobre tu espalda el gran peso de la responsabilidad que muchos te han confiado.

Eso te llena de una ansiedad difícil de describir con palabras, pero siempre persistía el miedo al fracaso, porque si algo salía mal entonces decepcionarias a las personas que depositaron en ti su confianza. En este caso no importaba tanto la confianza de los demás, importaba más el caos que se podría desatar si algo salía mal.

Lamentablemente algo había salido mal.

Por esa razón Yuna estaba caminando en círculos en su oficina, mordiéndose la uña de su pulgar por la preocupación, el sonido de sus tacones era lo que más sonaba en el cuarto además del pequeño sonido del aire acondicionado, aún así para cualquiera que estuviera allí el sonido de sus tacones hubiera sido considerado molesto. Makima podría estar de acuerdo con eso, aunque eso ahora era el menor de sus problemas.

Yuna no decía nada pero parecía que había un gran debate en su mente y a veces miraba de reojo a la niña de ojos amarillos que estaba sentada en una silla mirándola con curiosidad.

Lo habían descubierto, no solo una persona sino ahora dos, Kishibe y el niño que vino con él. Esto no debería estar pasando, no debía haber pasado. Le había dado órdenes claras a Makima de esconderse, pero luego ella aparece en el ascensor tomada de la mano con un niño que en ningún momento supo que entró.

Ahora alguien más sabía de la existencia de Makima, podría ser solo un insignificante niño pero aún era un testigo, las acciones que hubieran tomado contra él no hubieran sido nada amigables. Aunque le impresionó el hecho de que Makima no le haya hecho nada, se sorprendió también al ver que el niño seguía con vida a pesar de que estaba a la par de uno de los demonios más peligrosos que se tienen registro.

Por supuesto era probable que el niño no supiera eso último, lo cual demostraba el porqué no le tenía miedo a Makima. Fue allí cuando Yuna sintió algo de calma en su interior, quizás el niño solo pensó que Makima era una niña común y corriente de su edad, claro todo esto también dependía mucho de lo que sea que la niña le haya contado, eso era lo que la tenía más preocupada.

"¿Puedes explicarme que fue lo que hiciste?" Yuna le exigió una pregunta mientras se detenía y miraba a Makima.

Ella se encogió de hombros descaradamente, fue más bien una excusa porque no sabía por dónde empezar "Si soy sincera, sigo sin creer si todo eso pasó en realidad"

Makima aún podía sentir la calidez de ese abrazo que compartió con Hiro, sus brazos rodeandola y frotando su espalda se sentía tan reconfortante y la hacía desear más. Tal vez incluso un poco de su olor se quedó en su suéter, lo comprobaría más tarde.

Yuna se frotó las sienes, ya era muy molesto tener que explicarle todo lo anterior a Kishibe y ahora tenía que lidiar con un problema de niños, aunque esto iba más allá de dar una simple reprimenda, la situación era mucho más seria y no entendía como es que Makima para este punto aún no podía verlo.

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