By: Kurt H.
Las únicas pertenencias que tenía en mi nuevo apartamento eran unas pocas cajas apiladas en la sala. Era un lugar amueblado y de mi antiguo matrimonio no había traído mucho. Unas cuantas mudas de ropa que no habían sido regalos de mi esposo, algunas pinturas que no había vendido y mi inseparable cámara de instantaneas, pero me sentía bien.
Wes se había encargado de sacarle una suma generosa a Seb, aunque yo le había dicho que renunciaba a todo, él se había negado a dejar ir a mi ex-marido sin algo que en realidad le doliera. Un monto de casi seis cifras le había dado el gusto a Wesley. Pero eso no quitaba la sensación de ardor por el separamiento.
Lo que más dolió después de que Sebastián supiera que me había ido, fue el hecho de que llamó a su abogado para comenzar el papeleo. No luchó por mí. Probablemente ni si quiera le importó. Tal vez jamás lo hizo.
En ese momento alguien comenzó a tocar insistentemente la puerta. Me levanté y corrí hacia allí, abriéndola de golpe.
Me encontré con un señor en uniforme azul, una simpática gorra y una plaquita de plástico en su pecho donde se leía "Figgins".
-¿Es usted el señor Kurt E. Smythe?- hice un gesto al apellido.
-Ya no más, soy Hummel de nuevo.-el cartero me vio con el ceño fruncido y susurró algo que no escuché bien, pero sonó como "tan joven y ya divorciado"-¿en qué lo puedo ayudar?
- Vengo para confirmar su nueva dirección, Sr. Hummel. ¿Me podría regalar una firma aquí?- señaló una linea punteda y yo tomé el boligrafo que me ofrecía para poner mi firma. Cuando se lo entregué me dio una breve sonrisa antes de darme un par sobres y retirarse.
Cerré la puerta lentamente mientras los revisaba, uno era del banco para, al igual que el servicio de correo verificar mi dirección; y el otro era una carta, pero no reconocía la letra y cuando me fijé en el remitente me di cuenta de que tampoco lo conocía. Revisé la dirección y me di cuenta de que se trataba de un número diferente al mío, el perteneciente al departamento de a lado, y al parecer iba dirigida a alguien con inicales B. A.
Puse el papel blanco encima de la barra de la cocina y fui a mi recámara para ponerme una camisa y un pantalón de mezclilla e ir a entregar el sobre. De repente me entusiasmé por conocer a mis vecinos, y estaba esperando que fueran por lo menos agradables.
Tomé la carta de donde la había dejado, junto con las llaves de la puerta. Salí de mi departamento y en cuánto lo hice logré ver enfrente mío una puerta verde, que tenía pegado el número 412 de metal. Di unos pasos y antes de tocar un par de veces con mis nudillos, respiré profundamente, esperando una respuesta rápida. Que no llegó. Después de casi un minuto decidí tocar de nuevo, decidiendo que si no abrían era porque probablemente no había nadie en casa y entonces me iría.
Cuando estaba a punto de dar media vuelta y regresar, escuché el sonido de la puerta abriendose. Volteé sin saber realmente qué pensar y se me encogió el corazón con lo que vi.
Detrás de la puerta se distinguía una pequeña figura, no mucho más baja que yo, pero definitivamente más delgada, cubierta por una sudadera que parecía pesarle a sus hombros.
El cabello de ese chico era negro y rizado y caía libre en su frente, descuidado, casi tan largo que podría haber ocultado sus ojos. Agradecí al cielo que no lo hiciera.
Porque esos ojos. Esos preciosos orbes color miel con vetas verdes aceituna me miraban con algo cercano a la admiración. Y agradecí al cielo otra vez.
Cuando la boca del muchacho se abrió para decir algo me fijé inconscientemente en sus labios, que aunque pudieran haber pasado por suaves y carnosos, estaban divididos por una cicatriz reciente cerca de las comisuras. Di un paso hacia adelante sin saber por qué cuando vi el resto de los golpes en su cara y el dio uno hacia atrás, y con miedo echó un vistazo por encima de su hombro.
-¿Necesitas algo?- me dijo y su voz, débil y baja, no dejó de parecerme hermosa, algo sedosa y aterciopelada a la vez.
-M-me llegó este sobre, está dirigido a este número de apartamento- le tendí la carta, la vio con anhelo y sonrió. La tomó con dedos temblorosos y mumuró un simple "gracias", antes de dar un salto cuando un grito salió de adentro.
-¡Blaine! ¿Por qué demonios tardas tanto? ¿Quién era?- el chico, Blaine, comenzó temblar un poco y se veía tan asustado que tuve el impulso de abrazarlo y consolarlo. ¿De qué? Aún no lo sabía.
-Nada, Dave. Ya voy- su mirada me volvió a enfocar y pude palpar el miedo en él- Adiós.-dijo con la voz aun más baja.
Dio un pequeño paso hacia atrás y parecía que le costaba el mundo cerrar esa puerta.
-Nos vemos pronto- susurré por respuesta.
No podía decirlo con precisión, pero pude ver como esos ojos color miel durante un segundo brillaban con algo nuevo para ellos.
Mis piernas me llevaron de vuelta a casa automáticamente, porque me cabeza no dejaba de intentar repetir en mis recuerdos esa mirada asustada. Que en tan solo tres minutos había volteado mi mundo otra vez.
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Buenas tardes, estrellitas. La Tierra les dice "¡Hola!"
\(♡w♡)/
Espero que esta historia les guste n.n La escribo con todo el corazón n.n
Nos leemos pronto :3

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Against my dark side
Фанфик¿Cómo se supone que sobrevivas cuando todos parecen estar en tu contra? Cuando la persona que piensas amar actua como si te odiara y la persona que dice amarte te engaña, la vida se puede volver un infierno. Necesitas algo que te regrese la vida, al...