Central Park (Parte I)

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El teléfono sonó en la cocina y me apresuré a tomarlo. El identificador de llamadas no marcaba a nadie conocido y eso hizo saltar mi corazón. Contesté.
-¿Hola?
-Con el señor Kurt Hummel, por favor.- dijo una voz femenina.
-Él habla.
- Oh, de acuerdo. Mi nombre es Megan Masters, le hablo de la galería "Angels & Demons".- mis manos empezaron a sudar,- Hemos revisado su currículum y portafolio y nos ha parecido más que excelente. Nos gustaría mucho que trabajara para nosotros, sin embargo, la decisión la tiene el señor Sheppard, pues estaría prácticamente trabajando para él,- Meg hizo una pausa, midiendo sus palabras,- ¿podría venir el día de hoy a nuestras oficinas para una entrevista con el señor Mark?- mi voz era firme aunque mis piernas no tanto cuando me obligué a contestar.
- Por supuesto. Estoy tan feliz de haber recibido su llamada, la estaba esprando con ansias.- dije honestamente, trabajar para Sheppard y Pellegrino era uno de mis más grandes sueños. Ambos eran unos maestros en pintura y fotografía, respectivamente y ellos habían inspirado mi tesis de la universidad.- ¿A qué hora paso?
- A las once estaría perfecto, no es necesario que traiga algo, será rápido.
- De acuerdo, entonces. Gracias de nuevo por la oportunidad.
- Nos vemos pronto.- dijo Megan antes de colgar.

Esto es bueno. Esto es excelente.

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Dejé las puertas de la galería detrás de mí conforme iba caminando, con una sonrisa en el rostro.
¡Me habían contratado!
Al parecer de alguna forma mi tesis universitaria había llegado a las manos del señor Sheppard desde que la habían apropado, y estuvo impresionado desde ese entonces. Cuando nos conocimos fue agradable y gracioso, algo que definitivamente no esperaba, hizo de la entrevista una charla entre viejos amigos.
Empezaba este lunes.

Las calles de la ciudad estaban tranquilas y con el ánimo que me cargaba decidí dar un paseo por uno de mis lugares favoritos.

Central Park.

Llegué ahí y busqué una banca para sentarme. La gente pasaba con flores, globos y helados; los niños corrían sin imaginar nada malo en el mundo y yo podía saborear la tranquilidad del momento.
Fue en ese instante en el que sentí una mano fuerte tomar mi brazo. Giré el rostro con brusquedad y una sensación sorprendente de calidez me embargó todo el cuerpo.
Ese chico frente a mí me envolvió en un abrazo casi estrangulador, que se sentía familiar.

-¿Qué demonios haces en Nueva York sin haberme dicho nada, Hummel?- gritó en mi oído. La alegría era abrumadora, apenas y pude arreglarmelas para contestarle.

-¡Yo tampoco sabía que estabas aquí, Puckerman!

Puck se separó de mí con una enorme sonrisa y verlo tan feliz no hizo más que conmoverme. Las lágrimas que no había dejado salir por Seb, estaban fácilmente deslizándose por él.

-Oye, hombre, sé que soy horrendo pero no es para que tanto.

-Cállate, Puckerman.- dije dejando escapar unas risitas. El rostro pensativo de Noah me llamó la atención.- ¿Estás bien?

-Si. Si, es sólo que... no te había visto llorar desde... Finn.

El recuerdo de la muerte de mi hermanastro nos golpeó a ambos.

Mi padre se había casado con Carole cuando ambos teníamos cinco años, y desde el principio fue mucho más que un hermanastro, fue mi hermano, mi cómplice y mi mejor amigo. Cuando entramos a la secundaria conocimos a Puckerman, intentó robarnos nuestros zapatos. Después de una semana se había convertido en nuestro tercero.

Cuando el accidente pasó, cuando ese idiota chocó a Finn a los veinte años, Puckerman se unió al ejército; no supe de él hasta mi boda y luego nada de nuevo.

Volver a verlo justo ahora no se me hacía coincidencia, tal vez era la manera de la vida de decirme que todo iba a estar bien.

Rodeé la cintura de Noah con cariño, poniendo especial interés en la forma en la que él me envolvía con sus brazos.

-Siempre te encuentro cuando más te necesito.- susurré contra su pecho.

-Lo mismo, Kurt. Me pasa lo mismo contigo.

Las palabras salieron de mi boca poco a poco, le conté todo lo que había pasado desde la última vez que lo había visto hasta ésta maniática semana sin romper nuestro abrazo.

Y él escuchó, como siempre.

Cuando acabé Puck me guió a la banca y me sonrió.

-No sabes lo aliviado que me siento de que ya no estés con ese idiota.- se recargó y sonrió incluso más.- Nunca te lo dije, Kurt, pero tengo un sexto sentido.- giró su rostro empapado de sol y me guiñó un ojo.- Smythe nunca me gustó.

-Lo pudiste decir antes, Puckerman.- dije intentando relajarme.

-Lo amabas, no quería arruinar eso. Eras feliz con él a tu alrededor, y nosotros éramos felices viéndote así.- la voz de Puck se había profundizado y su rostro estaba serio.- No lo sé, Hummel, ahora hay algo en ti que se siente más auténtico. Y algo me dice que tiene que ver con ese chico Blaine Anderson.

Mi rostro se sintió más caliente de repente y mi cabeza proyectó automáticamente esos malditos ojos avellana y esa tonta mueca que hizo la última vez que lo vi.

"Deberías saberlo, vecino, no quiero nuevos amigos."

Ughhh.

-Yo tampoco sé, Puck. Supongo que no le caí muy bien.

-Pues yo creo que no deberías suponer, nene. Si supones que no le agradas y no haces nada, lo único que haces es negarte a ti mismo y a él una oportunidad. Nene, tienes que pensar con las entrañas.

-Dios, Puck, ¿quién demonios eres ahora? Pareciera que te han cambiado el cerebro.- su rostro se oscureció un poco pero mantuvo su postura. Algo no andaba bien.

- Han pasado muchas cosas, Kurtie. Ya no soy lo que era.- Sus ojos de repente mostraron un cansancio que no estaba ahí hace dos minutos y pareció que había envejecido cincuenta años por la forma en que sus hombros cayeron. Lo que me dijo a continuación me dejó sin palabras.- Me casé hace cinco años, Kurt. Con la psicóloga más hermosa del universo, la más dulce e indulgente... La conocí en su consultorio y seis meses después estábamos frente al registro civil. Solo nosotros dos.- su voz fue bajando hasta que era solo un susurro.- Se llamaba Quinn. Falleció hace dos meses.

Noah acariciaba con nostalgia el anillo dorado en su dedo, sonriendo al mismo tiempo que las lágrimas bajaban por su rostro.
Alargué mi brazo para poder tocarlo y él se giró a verme con una sonrisa más joven en la cara.

- Estoy bien,- dijo- ahora que te encuentro mi vida por fin se está nivelando un poco.

- Siempre estaré aquí para ti, Noah.

Puck tomó la mano que aun tenía en su hombro entre las suyas asintiendo y tomó su celular, me pidió que me marcara para tener mi número.
Después de eso se levantó de la baca y se fue hacia la derecha, acción que me permitió ver algo que me llamó la atención. A alguien.

Blaine.

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¡¡PERDÓN!! Perdón, perdón, perdón por el retraso.
Me metí a trabajar y ahora a penas tengo tiempo de comer xc
Ya pronto llegará el siguiente capítulo :3

P.D. Me gustaría mucho que alguien comentara :) Para saber si les está gustando o sino qué es lo que no les gusta :)

Against my dark sideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora