The Welcome

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Sin saber que más decir, nos levantamos y comenzamos a caminar; negándome a alejarme de él, le retuve su mano y entrelacé nuestros dedos. A los pocos metros encontramos a un señor sentado vendiendo unos brazaletes de lazos de piel negra entrelazados y con letras echas de piedras de colores. Cuando me di cuenta había tomado en mis manos uno que tenía colgada la letra "B" en un rojo oscuro. Tomé la muñeca de Blaine y se la puse.

-¿Qué haces?- me preguntó alarmado.- No Kurt, no lo hagas...

-Quiero hacerlo, Blaine. Y no podrás hacer nada para detenerme.- dije con una sonrisa de suficiencia.

- No lo entiendes, Kurt. Si Dave me ve con esto...

- No tiene por qué hacerte nada. Es tu pareja pero no debe tener ningún tipo de derecho sobre ti, al contrario, debería protegerte y ayudarte a crecer.- la mirada del chico junto a mí estaba por cruzar el pánico. Podía sentir lo aterrado y confundido que estaba. Eso encendió algo en mi.

La ira.

No soportaba ver a alguien en una situación como ésta y mucho menos a Blaine. No conocía a Dave y no me interesaba en absoluto si tenía un pasado difícil o sólo era un idiota; para este punto en mi organismo no tenía lugar para más que odio hacia él.

Blaine miraba el brazalete sin decir nada, pero después de un par de minutos pareció relajarse.

- Muy en el fondo sé que tienes razón, pero simplemente creo que no estoy listo para procesarlo.- alzó su mirada para encontrar la mía y sonrió.- Me quedaré con el brazalete, es muy lindo y realmente significa mucho para mí que me lo hayas dado .

Su rostro pareció sonrojarse un poco y su cabello vibró por el viento. Mi mente se quedó en blanco por un instante.

- Deberíamos irnos.- susurré.

Tomé su mano de nuevo y caminamos hasta el sitio de taxis, sorprendentemente no tardamos mucho en tomar uno y dirigirnos a nuestro edificio.

Entramos y subimos en silencio las escaleras. Mientras más nos acercabamos a nuestro piso él comenzó a moverse más lentamente y con un cuidado que me sorprendió. Nos paramos frente a su puerta y cuando abrió parecía querer bloquearme la vista, puse mi mano en su rostro y durante un segundo deseé ser lo suficientemente valiente para besar sus labios. En lugar de eso rocé su frente con un beso suave, y él pareció agradecerlo.

-Adiós.- murmuró.

-Nos vemos pronto, Blaine.

Después de eso entró y cerró con cuidado su puerta y yo recordé que tenía correo que recoger. Bajé corriendo las escaleras y llegué con tres pasos más a los lockers. Vi de reojo como entraba alguien pero no le tomé mucha importancia. Seguía intentando abrir mi correo. Escuché como ese alguien se acercaba. Pero mi llave parecía decidida a atascarse.

No sé qué fue lo que me dolío más, el golpe de rebote en la cabeza contra la pared o el firme brazo contra mi cuello. Pero de lo que fui consiente en seguida fue de cierto aroma a alcohol. Después sentí una voz grutal contra mi oído.

-Así que éste es nuestro nuevo vecinito. Debo decirlo. Eres un muñequito de porcelana.- la voz rayaba en lo maniático.- Me pregunto si eres igual frágil.- Y familiar. Fue ahí donde caí en cuenta.

-Dave.- escupí contra su rechoncho rostro.

-Así es, muñeco.

David Karofsky era enorme, por lo menos una cabeza más alto que yo y con unos brazos equivalentes a mis piernas. Vestido de traje parecía más un chiste.

-¿Qué demonios quieres?- logré decir a pesar de la presión que seguía ejerciendo en mi pecho.

-Que te alejes de mi Blaine.

Against my dark sideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora