𝑫𝒐𝒔

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"Lleva dentro de ella varías lunas rotas, una por cada noche solitaria que a tenido que soportar"

Ron Israel

Morgan estaba esperando en el hospital, ya no aguantaba mas, quería ver a Miguel y abrazarlo.

Finalmente, cuando pudo pasar a verlo, su felicidad fue demasiada. Jamás sé alegro tanto.

Quiso ponerse a llorar ahí mismo, pero no podía hacerlo. Necesitaba ser fuerte para Miguel, así que entró con una simple sonrisa.

- ¿Qué? Pensé que me extrañarías más. - dijo Morgan, fingiendo indignación. Logró sacar una pequeña sonrisa por parte de Miguel, entendía que estaba bastante débil. - Yo si te extrañe bastante, tonto.

- A-abrázame. - intento murmurar Miguel, pero estaba bastante débil. Morgan corrió hacía Miguel y con delicadeza abrazo a su novio, intentando no lastimarlo.

Una lagrima brotó de los ojos de Miguel. Se sentía de nuevo en casa.

- Jamás vuelvas a asustarme de esa manera, estúpido. - murmuró Black.
- ¡Hay muchas cosas por contarte! Dios, a sucedido de todo.

Miguel soltó una risa.

- Te escucho. - dijo el latino.

Morgan comenzó a hablar y decir todo lo que sucedió durante el tiempo que Miguel estuvo en coma, claro que omitió algunas cosas porque no quería que Miguel se preocupara. Aunque el latino no pudiera mostrarlo, estaba inmensamente feliz porque Morgan estuviera ahí.

Cuando despertó, fue la primera persona por la que preguntó. Quería verla más que a cualquier otra persona.

- Y así fue como enfrentamos a esas perras cara a cara. - finalizó la castaña.

- ¿Y el sensei? - cuestionó Miguel.

La expresión de felicidad de Morgan cambió a una completamente distinta.

- Él... No lo he visto desde ese día. - respondió la castaña, cabizbaja. Miguel también se deprimió un poco.

(...)

Al día siguiente Carmen y un doctor fueron a hacerle una pequeña revisión a Miguel. El doctor le preguntó sobre sus piernas, Miguel dijo que no sentía nada ahí y entonces, Morgan se puso nerviosa. No era buena señal.

- Acompáñame un momento. - le dijo el doctor a Carmen.

Soló miraron por la ventana, el médico le decía algo a Carmen y ella comenzó a llorar desconsoladamente. No era buena señal.

- Morgan ¿qué demonios sucede conmigo? - cuestionó Miguel, con los ojos rojos. Quería llorar evidentemente. - ¿Por qué no puedo sentir mis piernas?

- No lo sé, Miguel, no lo sé. - respondió Morgan, hundiendo su rostro en el pecho de Miguel. - No sé que es lo que va a suceder, pero si esto se va la mierda yo me voy a quedar aquí. Voy a estar aquí siempre.

Ambos pegaron sus frentes, mientras sus respiraciones chocaban.

(...)

Morgan salió de el hospital, fue a darse un baño rápido y después iba a volver. Necesitaba estar ahí en todo momento.

El teléfono de Morgan comenzó a sonar, era un número desconocido. Con el entrecejo fruncido y curiosidad contestó la llamada.

- ¿Hola? Oh, seguro eres James. Siento no haberte pasado mi número antes, pero es que he estado bastante ocupada. - respondió la castaña, asumiendo que era su tío James.

𝐀𝐫𝐜𝐚𝐧𝐞/𝐌𝐢𝐠𝐮𝐞𝐥 𝐃𝐢𝐚𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora