𝐀𝐫𝐜𝐚𝐧𝐞/𝐌𝐢𝐠𝐮𝐞𝐥 𝐃𝐢𝐚𝐳

𝑶𝒄𝒉𝒐

"Siempre recordaré a la primera persona que trajo el sol cuando mi cielo se oscureció"

Morgan y Sam habían quedado de juntarse en la casa de la chica LaRusso. A veces Sam pensaba en la razón por la cuál Morgan jamás la invitaba a su casa, no quería presionarla preguntándole la razón, tenía que respetar su espacio.

— Puse la canción que me dijiste,
Girl Of My Dreams y desde entonces no paro de escucharla ¡es perfecta! — dijo Sam sonriendo emocionada.

— Me alegro. — respondió Morgan sonriendo de manera apagada a su mejor amiga.

— ¿Qué te sucede? Miguel volvió a caminar, la relación con tu tio mejora cada vez más, se supone que tendrías que estar más feliz y al contrario. — cuestionó Sam sentándose a su lado.

Morgan dejó soltar un suspiro y dejó caer su cabeza en el hombro de Sam con expresión vacía.

— Es que... Extraño a mis viejos amigos. — respondió Morgan. — Se que fue bueno alejarme de los chicos de Cobra Kai pero no dejo de quererlos.

— Es difícil soltarlos. — respondió Sam. — ¿Y a Hawk? Ese chico fue muy malo contigo y con Demetri.

— No me menciones a Hawk. — respondió Morgan. — Será difícil soltarlos, pero lo voy a hacer.

— Sí, debes de hacerlo.

(...)

Johnny cada vez más le daba confianza a sus alumnos, los motivaba a seguir adelante y luchar con fuerza, también los alumnos tenían que concentrarse en la escuela pero sabían en el fondo que su prioridad era el karate.

Miguel y Morgan caminaban juntos por los pasillos de la escuela, Sam se les había unido a la charla felicitando a Miguel por volver a caminar y hablando de lo orgullosa que estaba.

— ¡¿Yasmine?! — cuestionó Sam sorprendida al ver la chica a la que besaba con pasión Demetri.

— Hola... Umm... Solo estábamos... — balbuceo Demetri nervioso.

— Estudiando. — respondió Yasmine.

— Si.

— ¿Ustedes dos son...? — preguntó Morgan de manera pícara.

— ¿Que? No. — respondió Yasmine. Después comenzó a hacer ruidos de desagrado mientras miraba a Demetri. — No, no saldría con este monstruo.

Yasmine volvió a mirar a Demetri una vez más y después se marchó completamente avergonzada.

— Como digas, Cruella. ¿Por qué no vas y matas a algunos dalmatas? — se defendió el pálido. — ¡Ay! Estoy cien por ciento enamorado.

Morgan, Miguel y Sam comenzaron a reír sorprendidos.

— Se supone que eso sólo sucedía en las fantasías de Demetri. — dijo Morgan riendo. — No puedo creer que eso pasara.

— Si, supongo que... El amor lo conquista todo. — respondió Miguel mirando con cariño a la chica que estaba a su lado, a Morgan.

— Supongo que sí. — replicó la castaña.

— ¿Chicos? Tenemos que ir a clases. — interrumpió Sam.

(...)

— Bien, Bert. Recuérdeme no hacerte enojar. — felicito Johnny. — Idiota, tú sigues.

— ¿Mi apodo debe seguir del dojo anterior?

— ¿Quieres ser "Aliento de Gorila"? — cuestionó Johnny.