Capítulo 1

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Te pasas la vida atorado en el laberinto, pensando en cómo vas a escapar
de ahí algún día y que fabuloso será.
Imaginar ese futuro te mantiene con vida,
con ilusión, pero nunca te escapas.

-Anónimo-

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Siento que me asfixio, rápidamente. Me voy quedando poco a poco sin aire, que cada vez va disminuyendo a gran velocidad.

Estoy encerada en un cuarto oscuro, que cada vez da la sensación que se va haciendo cada vez más diminuto, consumiéndome con él. A la vez estoy tirada en el suelo, con las manos una encima de la otra oprimiendo el lado izquierdo de mi pecho, mi corazón late rápidamente y a la vez me provoca una punzada, un dolor espantoso que no podía describir jamás. Siento los pasos de ellos resonar por los pasillos, gritando mi nombre una y otra vez sin cesar.

Sé que en cualquier momento me van a encontrar y que todos juntos acabaran conmigo.

Siento que me voy ahogando lentamente, quiero salir a la superficie, pero no puedo, no tengo esas fuerzas para salir y afrontar lo que me destruye. Estoy preparada para dar ese último suspiro y por fin irme, pero escucho el clic de la puerta abrirse lentamente y en ese preciso momento se una sola cosa.

Me encontraron.

La desesperación aumenta, el corazón me empieza a latir rápidamente sin dar tregua. El miedo me consume. Los veo entrar lentamente en el cuarto y de un momento para otro se abalanzan sobre mí. Y en ese preciso momento lanzo mi último grito desgarrado. Y todo completamente todo, se vuelve oscuridad total.

Despierto exaltada, siento como mi cuerpo esta atrapado, empiezo a mover mis piernas para todos lados tratando de escapar de aquello, hasta que me doy cuenta que ya no tengo nada que me impida tener mis piernas atrapadas y al instante también siento mi cuerpo liberado.

En ese preciso instante me doy cuenta que estoy en mi habitación, todo está completamente oscuro. El tic tac del reloj de la mesita de noche resuena por toda la habitación. Rápidamente con una desesperación que me llevará al límite busco desesperada el botón de la lámpara de la mesita de noche.

La habitación se alumbra casi por completo volviendo al paronama de la realidad. Las sabanas se encuentran tiradas por el piso. Me siento sobe la cama, con el corazón bombeando sin para, el sudor se hace presente por mi cuerpo. Respire agitada sin poder calmarme, llevo mi mano derecha hacia mi corazón y al instante siento como bombea.

Siento como una gota caer sobre mi muslo y a la vez desplazarse lentamente por todo mi muslo hasta caer en las sabanas y ahí me doy cuenta como mi rostro está completamente húmedo, una lágrima sale y vuelve a caer como la anterior, y así sucesivamente empezaron a caer las demás.

—Respira —tomó aire por la boca  y lo vuelvo a soltar, tratando de tranquilizarme— respira, todo estará bien, solo fue una pesadilla —me convenzo.

Miro rápidamente todo a mi alrededor y en ese instante me doy cuenta de que todo era un sueño, una maldita pesadilla. Uno de los mismos sueños que vengo teniendo ya hace aproximadamente un mes, todos distintos con la única diferencia que en todos terminan del mismo modo o, mejor dicho, en el mismo lugar, ese cuarto. Casi todas las noches se vuelve a repetir una y otra vez.

Enciendo el velador y espero que mis ojos se acostumbren poco a poco a la luz. Cuando decido ponerme de pie, siento como mis piernas tiemblan al tocar el suelo frio. Camino lentamente al baño que tengo en la habitación.

Simplemente Aída.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora