Las personas siempre estarán
dispuestas a pensar lo pero de tí-Anónimo-
-------------------------------------------------------
Lo que había pasado anteriormente me tenía con los sentimientos a flor de piel. Tenía ganas de desahogarme como siempre lo hacía, pero ahora no podía, aún que quisiera.
Cada momento, cada minuto, cada segundo de lo sucedido se repetía una y otra vez en mi cabeza sin parar.
Esta no fue la primera vez que hicieron algo así, no. Era la segunda vez y dolía aún más que la primera. Pensé que después de que había sucedido la primera vez no lo volverían a hacer y no porque se hubiesen apiadado de mí, no, claro que, ellos no llegarían jamás a eso.
La verdadera razón fue porque cuando estaba desesperada, angustiada, asustada, aterrada, destroza, preocupada y a punto del colapso, la puerta se abrió y la persona que entró no fue justamente unos de ellos o cualquier otro queriendo ayudarme por primera vez. El que cruzó aquella puerta fue un profesor y no tuve la suficiente valentía de decirle que fueron ellos, que siempre fueron ellos.
Le mentí, como siempre lo hacía.
Todavía recordaba mis absurdas palabras cargadas de mentiras; La puerta se cerró profesor , no pude salir y entre en pánico...
Y lo que siguió fueron más y más mentiras que se alejaban de la realidad.
Pero está vez no fue un profesor quién me ayudó. Algo totalmente sorprendente e inesperado sucedió.
Todavía no podía comprenderlo, todo fue muy confuso que hasta ni siquiera le hable. En aquel estado no podía pronunciar ni una palabra. Simplemente la miré sin comprender nada.
—¿Que te parece si plantamos rosas? Creo que quedarán muy bien. Además darán un lindo paisaje junto a la demás flores ¿No te perece Aída?
La voz de la señora Rosa me sacó de mis pensamientos, volviendo a la realidad nuevamente. Ella me miraba con una sonrisa esperando una respuesta.
—Si... —dije en apenas en un susurro. Aún que la verdad no recordaba del todo lo que había mencionado.
—¿Está todo bien querida? Estás un poco distraída.
Negué de inmediato.
—Si. No es nada.
Únicamente me observó unos segundos antes de darme una pequeña sonrisa, volviendo a ver las flores que tenía en frente.
—Creo que las plantaré por... —su vista vago por algunas partes del jardín buscando un lugar en específico— Allí —señaló a pocos pasos de dónde nos encontrábamos—. Si ahí será perfecto ¿No creés?
—Si, me parece muy bien. El lugar será genial señora Rosa —pronuncié con asentimientos con la cabeza, mientras miraba el lugar que señalaba.
Había venido más temprano de lo acordado, cosa que a la señora Valeria no le molestó en absoluto. Le había parecido muy amable de mi parte por querer llegar más temprano y estar con la señora Rosa, aún que me recordó que no era necesario y que no querían que trabajé una hora de más, sin ser pagado y que me lo pagaría por esa hora. Aún que me negué por completo.
La verdad era que no quería estar sola después de lo que pasó. La señora Rosa era la mejor y pasar tiempo juntas me hacía sentir que todas las tarde no estaría más sola de ahora en adelante.
ESTÁS LEYENDO
Simplemente Aída.
RomanceMe hubiera encantado empezar a contarles lo fabulosa que es mi vida, la gran familia unida de la que soy parte, la hermosa y gran casa en la cual vivo, los encantadores padres que me tocaron, lo bien que me va en los estudios, los sobresaliente que...