Fireproof

tres

Estaba vendado de los ojos y tenía las manos atadas sobre su espalda, una mordaza en su boca no le permitía tragar saliva, la habitación olía a metal oxidado y a podrido, su corazón latía con rapidez, sudaba frío y tenía ganas de vomitar y en lo único que pensaba era en Harry.

Harry Harry Harry Harry.

"¿Seguro que es él?" Una nueva voz intervino, Louis tembló.

"Estaba con Marie esa noche."

Marie, su madre. Eran los que se habían llevado a su madre.

"Debe ser su hijo." La misma voz burlona resonó en la habitación. "Con esto Tomlinson accederá a todo."

Alguien lo tomó por las mejillas y Louis chilló cuando la mordaza fue retirada.

"Tiene labios de puta." La habitación se llenó de carcajadas. "Como su madre."

Louis le escupió en la cara y sintió la bofetada quemarle la mejilla. Le quitaron la venda de los ojos con rudeza y Louis sonrió con cinismo.

Imbeciles, ahora sabía cómo lucían y le había facilitado el trabajo a Harry para encontrarlos, iba a matarlos tan fácil.

"Sonríes eh pequeña puta." El hombre frente a él era de aspecto grotesco y asqueroso y su olor repugnante lo hizo fruncir la nariz, era la clase de hombre que imaginas cuando te hablaban de cerdos. "Vas a lamentarlo." Sacó un cuchillo delgado y con la punta alzó su mentón. Louis no esquivó la mirada, retador.

"Hay problemas afuera jefe, creo que los han segui..."

Un estruendo en la puerta y seis finos disparos bastaron para que en la habitación sólo quedaran ellos; el cerdo idiota, Harry y Louis.

"Baja el arma." La voz de Harry era calmada mientras se acercaba.

"Le corto la garganta si te acercas."

"Hazlo." Harry sonrió de lado. "¿Estás esperando a tus hombres? Lo siento, no podrán venir."

Iba a responder cuando Harry le disparó en la pierna, el hombre flaqueó y cayó. Harry tomó el cuchillo y con la mirada seria cortó la cinta que ataba sus manos.

"¿Por qué nunca me puedes escuchar?" Refunfuñó mientras le acariciaba las muñecas enrojecidas.

"No tengo tu intuición." Murmuró mientras lo abrazaba aferrándose a él, lo olió y el olor de la habitación desapareció. Harry olía a limpio, a colonia, a trajes caros, a seguridad, a casa.

"Eres el peor saliendo a hurtadillas, se te cayeron las llaves tres veces." Harry se burló contra su cabello, Louis soltó una risa viendo al hombre tirado a sus pies intentando huir a rastras.

"Él sabe dónde está." Susurró.

"Lo sé, vamos a encontrarla." Harry le besó la frente y en un dos por tres tenía al hombre atado de sus extremidades, la misma venda que habían usado en él en sus ojos y una mordaza que había encontrado Louis.

Era un zapato.

Harry lo dejó, lo tiró sin cuidado alguno en los asientos traseros y condujo. Louis bostezó mirando el perfil de su guardaespaldas, alargó el brazo y le acarició la mandíbula fina.

"No estaba asustado porque sabía que irías por mí."

"Siempre."

Louis asintió con una sonrisa y se acurrucó en el asiento cerrando los ojos.

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