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Cuauh.

—Patrona, ¿Le sucede algo?—aparte de todo lo que le ha sucedido—la noto algo distraída, además parece decaída—

—¿Tan obvia soy?…—Dayana

Me miró con tristeza.

—Jonathan…él me ayudo cuando me secuestraron…creí que había cambiado y yo de estúpida le creí…le perdone su deuda conmigo, estuvo viviendo en mi casa con mi esposo y mis hij…y mi hija…él…simplemente no esperaba que fuera capaz de hacerme esto…—Dayana

Mi patrona se cubrió el rostro con una mano y su manga, aún así su rostro se veía y era notorio como lloraba y su nariz se tornaba roja.

—Y Carlos…era mi mejor amigo…mi cuñado…y estuvo el día de mi boda…conoció a mi padre…jugo con mi hija…y él…él…él planeó mi secuestro…es que yo no voy a poder con ésto, mi mejor amigo, casi mi hermano, con el que comí en la misma mesa, miles de veces…me traicionó…es que no me lo creo…por qué…por qué, por qué, por qué por qué!…

Ya no dijo más y sólo se escuchaba su llanto, mierda, ese mismo llanto otra vez, me duele verla así pero…que puedo hacer yo por ella…

Tome la mano que tenía en el escritorio y la apreté suavemente.

—No debe llorar patrona…creo que decir que entiendo su dolor no es válido por qué no lo he vivido pero usted es muy fuerte y podrá salir adelante, además aún tiene a sus hermanos, a su padre e incluso a Alexander…—Cuauh

—¿Alexander?, ¡¿Alexander?!, ¡Él fue quién causó mi aborto!, ¡Si no fuera por su culpa mi bebé seguiría vivo!, ¡Perdí todo lo que tenía y además perdí a lo único que me quedaba referente a Miguel!—Dayana

—Patrona…eso no es cierto…y aunque no lo quiera aún tiene a Alexander…es el hermano de Miguel…—

—Sal de aquí, Cuauhtémoc—Dayana

—Patrona…—Cuauh

No debe estar sola…

—¡Sal de aquí!, ¡Déjame sola!—Dayana

—Pero no es bueno sufrir solo…—

—¡No me importa!, ¡Lárgate!, ¡Fuera!—Dayana

Me miraba furiosa pero aún llorando.

—Bien…la dejaré sola, pero…aún así, tiene que saberlo, Alexander no tiene la culpa de nada, usted paso por mucho estrés y eso daño a su bebé, además Alexander es como su hijo, de forma conciente, o inconscientemente usted es una madre para él, ¿Cree que él no sufre con su rechazo?, terminará matando a ese niño si usted sigue así…y no solo perderá a su hijo, también perderá lo único que le queda de Miguel, con su permiso—Cuauh

Salí sin mirarla y solo me pare a un lado de la puerta. Tiene que entenderlo y tenerlo muy en claro, su tristeza y enojó la está segando.

[…]

—La patrona lleva rato adentro, y ni siquiera hace ruido…—Cuauh

—¿Estará bien?—Uriel

—No lo sé…¿Entramos?—Cuauh

—No estoy seguro…¿Y si se enoj...

—¡A un lado!—???

Un tipo se paró enfrente de nosotros, parecía que había corrido pero aún así nos trato de quitar. Uriel y yo estábamos parados frente a la puerta.

—¡Quitense!—

—¿Quién es usted?—Cuauh

—¡Joder!, ¡Sólo quitense!, ¡Quiero entrar y verla!—

𝒀 𝑼𝑵𝑶 𝑵𝑼𝑬𝑽𝑶 𝑬𝑴𝑷𝑰𝑬𝒁𝑨. ¿𝑪𝑰𝑬𝑹𝑻𝑶?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora