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—¡Yo vi morir a mi esposo, no me vengas con ésto!—Dayana

—Dayana, por Dios, deja de gritar—Josh

Me tapó la boca.

—Encontraré una forma de mostrárselo pero por favor espere, no haga nada que pueda poner en peligro al patrón—Josh

Mis ojos picaban y dolían inmensamente. Cuauh y mi padre ayer y ahora...

—Josh, si estás jugando juro que te mataré de la peor forma posible—Dayana

—Espereme mañana a esta misma hora, le traeré alguna prueba, le demostraré que sigue vivo.—Josh

—Bien, bien, ahora vete, quiero estar sola—Dayana

Mía ojos, aaah.

—Bien, cuídese patrona, no dejé que ése bastardo le haga algo—Josh

Josh se fue sin decirme nada más y yo simplemente me recosté en la cama.

—Fuaaaa...Mi esposo sigue vivo. No, Miguel sigue vivo. Tengo que encontrar la forma de sacarlo antes de dos semanas o todo se arruinará—Dayana

—Si te vas…Miguel morirá—

Por eso me dijo eso. Maldito asqueroso.

[...]

—¡¿Tú crees que todo este tiempo era para que durmieras?!—

Abrí un los ojos por los gritos pero me despertó el que me agarraran del brazo. Jonathan, imbécil.

—¿No era así?—Dayana

—¡Claro que no!. ¡Tenías que arreglarte para mi!—Jonathan

—¿Arreglarme para ti?. Ja, sigue soñando, b-a-s-u-r-a—Dayana

—Joder, Dayana, yo no quiero lastimarte—Jonathan

Me soltó después de darme una bofetada. Lo miré furiosa.

—No claro que no. Sólo mataste al hombre que más ame, ¿te parece poco?—Dayana

—Dios, Dayana, ya superalo.—Jonathan

—¡¿Superarlo?! ¡¿Superar el como mataste a mi padre y retuviste a Cuauhtémoc?! ¡¿Quién mierda te crees para retener a los hombres que amo?!—Dayana

—Mate a tu padre, ¡¿Quién es el otro bastardo al que amas?!—Jonathan

—¡¿Acaso no sabes lo que haces?!—Dayana

—No, pero no es necesario. Sé de que hablas.—Jonathan

—No hablo de Miguel...—Dayana

—Si, yo tampoco...¡Es él, el gato que trato de protegerte y que me dijo como debía tratarte!—Jonathan

Lo sabe, me limite a mirarlo.

—No sabes cuanto disfrute vaciar mi arma en su feo cuerpo.—Jonathan

Me miró de forma siniestra.

—¿Q-qué?, ¡¿De qué carajos hablas?! ¡¿Cuauhtémoc esta vivo, cierto?!—Dayana

—¡Se metió entre nosotros!—Jonathan

—¡Dime que hiciste, Jonathan!—Dayana

—¡Por tú maldita necedad es que ése bastardo murió!—Jonathan

—¡Dijiste que lo atenderian!, ¡¿En dónde está?! ¡¿Qué carajos le hiciste?! ¡Habla!—Dayana

Jonathan simplemente me miró con flojera.

𝒀 𝑼𝑵𝑶 𝑵𝑼𝑬𝑽𝑶 𝑬𝑴𝑷𝑰𝑬𝒁𝑨. ¿𝑪𝑰𝑬𝑹𝑻𝑶?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora