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[Dayana]

—¡A la derecha!, ¡No!, ¡A la izquierda!—Dayana

Me levanté para mirar hacía el frente y ver la carretera.

—¡Agachese patrona!—

Uriel me tomo de la cabeza y me volvió a agachar.

—¡Pero quiero ver!—Dayana

—¡No!, ¿Qué tal y entre los disparos le dan a usted?, Ya llevamos un herido, no quiera morirse usted también—Uriel

—¡¿Me voy a morir?!—Cuauh

Cuauh me veía casi apunto de llorar, no creo que esté mundo sea para él o aún está muy tierno.

—¡No!, Claro que no Cuauh, es un decir, solo tenemos que agacharnos, y tú—mire muy mal a Uriel—vienes manejando, no despegues tu vista o manos del volante y la carretera por que si nos alcanzan no te matan ellos, te mato yo—Dayana

—¡Si patrona!—Uriel

¡¿Cómo mierda pasó ésto?!

[30 minutos antes]

—Uriel, ten cuidado con esos güeyes—no sabía de ningún retén cerca, algo esta mal—¿Ustedes sabían de un retén aquí?—Dayana

—No, patrona—Juan

Miré fijamente a los güeyes del ejército, traen el típico uniforme y sus tenis Nike y Jordan del tianguis, arma larga, gorras de colores...

—¡No te pares!, ¡Síguete!—Dayana

—Pero patrona, vamos a parecer sospechosos—Juan

—¡Esos güeyes no son del ejército!, ¡Arrancate!—Dayana

Muy tarde. Varios de los tipos de pararon al frente de la camioneta y nos apuntaron con las armas. En cualquier caso eso no es legal.

—¡Habrán la ventana!—??

Uno de los tipos nos tocó la ventana.

—¡No!, ¡Quitense del camino!—Uriel

El tipo le hizo una seña a su acompañante y éste se nos acercó.

—Habrá la ventana jefe, licencia y papeles—

—¡No!, ¡Llevó prisa!—Uriel

—¡Habrá la ventana le digo!—??

—¡No se puede!—Uriel

—Uriel, cuando te diga YA, arrancás—

Baje un poco el vidrio, lo suficiente cómo para mostrar mis ojos.

—¿Qué necesita?—Dayana

—Sus papeles y para dónde se dirigen—

—Hijoles mano, déjame ver si traigo papeles—Dayana

Fingi que buscaba algo y dejé que me mirará.

—¡Ya lo encontré!—

Baje toda la ventana y le eché mi licuado de fresa que me compre en el camino.

—¡YA!—

Uriel arrancó y atropelló a los que estaban al frente de nosotros.

Me asomé a la ventana y le grité al "comandante".

—¡No sé preocupe mi jefe, la fresa es buena para el cutis!—Dayana

Cerré la ventana y me senté para abrocharme el cinturón.

𝒀 𝑼𝑵𝑶 𝑵𝑼𝑬𝑽𝑶 𝑬𝑴𝑷𝑰𝑬𝒁𝑨. ¿𝑪𝑰𝑬𝑹𝑻𝑶?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora